La exposición de la Caixa 'Iberos' muestra "el día a día" de un periodo "poco conocido de nuestra historia"

La exposición 'Iberos. Nuestra civilización antes de Roma', organizada por la Obra Social la Caixa, presenta "el día a día" en un poblado ibero, un periodo "poco conocido de nuestra historia", mediante reconstrucciones de viviendas o tumbas, figuras a tamaño natural o audiovisuales, como ha recalcado este miércoles el comisario de la muestra, Luis Batista.
Una de las impactantes reconstrucciones de la exposición 'Iberos'
Una de las impactantes reconstrucciones de la exposición 'Iberos'
EUROPA PRESS
Una de las impactantes reconstrucciones de la exposición 'Iberos'

La exposición 'Iberos. Nuestra civilización antes de Roma', organizada por la Obra Social la Caixa, presenta "el día a día" en un poblado ibero, un periodo "poco conocido de nuestra historia", mediante reconstrucciones de viviendas o tumbas, figuras a tamaño natural o audiovisuales, como ha recalcado este miércoles el comisario de la muestra, Luis Batista.

Batista ha inaugurado esta mañana la exposición, junto con la alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, y el director territorial de la Caixa en La Rioja, Aragón y Navarra, Raúl Marqueta. La muestra, instalada en una gran carpa en la Plaza del Ayuntamiento, podrá verse hasta el día 24 de abril.

Como ha señalado el comisario, la exposición presenta "reproducciones científicas de piezas singulares de esta cultura milenaria", además de mostrar "diversas escenografías que ambientan escenas de la vida cotidiana en un poblado ibérico".

Estas escenas se distribuyen a partir de los seis ámbitos que componen la muestra: el contexto histórico, la organización militar y las formas de gobierno, la vida cotidiana, la escritura y el comercio, el urbanismo y la arquitectura, y la religión y el mundo funerario.

Logroño será la última plaza donde se podrá ver esta exposición, creada por la Obra Social la Caixa hace ya diez años. Batista ha apuntado que "son muy conocidas las épocas del hombre de las cavernas o de los romanos, pero ésta no, entre otras cosas, porque, aunque los iberos conocían la escritura y se conserva, no sabemos descifrarla".

La cultura ibera predominó en una amplia zona, desde el sur de Francia, todo Levante español y buena parte de Andalucía, entre los siglos VI a I antes de Cristo. En el año 214 a.C, con la llegada de los romanos, "lo conquistaron todo bastante rápido, y quemaron muchos poblados", por lo que los vestigios tampoco arrojan mucha luz sobre esta milenaria cultura "que era de gente de aquí, pero muy influida por fenicios o otros".

Las partes de la exposición.

La primera parte de la muestra se refiere precisamente al 'Contexto histórico'. Tras acceder a la exposición a través de las dos torres que simulan la entrada a un poblado ibérico y que reproducen la muralla íbera de Castellet de Banyoles en la localidad de Tivissa (Tarragona), el visitante puede conocer a modo de introducción el contexto geográfico y cronológico en el que se desarrolló la cultura ibérica a partir de la proyección de un audiovisual.

Acto seguido, con 'La organización militar y las formas de gobierno', se ve que "el pueblo íbero no fue sustancialmente guerrero y no disponía de ejércitos bien formados, por ejemplo, solamente los aristócratas tenían caballos, pero, para luchar, se bajaban de la montura", lo que conlleva una explicación de la sociedad "que era fuertemente jerarquizada".

Así, se pueden observar los diferentes estratos de la sociedad ibérica a través de una serie de esculturas idealizadas de personajes tales como una sacerdotisa, un guerrero aristócrata, un comerciante, un artesano y, finalmente, una campesina.

Respecto a 'La vida cotidiana', se muestran las actividades que los íberos desarrollaban a lo largo del día y los utensilios que utilizaban en las labores más importantes, en concreto, la agricultura, la ganadería y la industria textil. Los cultivos más frecuentes entre la cultura íbera eran los cereales, el olivo y la vid.

En este sentido, los íberos utilizaron el molino rotatorio tanto para el molido de cereales como para producir aceite. Una reproducción de este último se puede contemplar en la exposición, al lado de diversas ánforas de boca plana para la conservación y el transporte de aceite, vino y cereales. Un telar de bastidor, reproducciones de herramientas y objetos de la vida rural son algunos de los elementos que se muestran en la exposición.

Esta muestra dedica una atención especial a la cerámica y la metalurgia. Por su abundancia y variedad, los restos y piezas de cerámica que han llegado hasta nuestros días son un importante instrumento con el que cuentan los arqueólogos para datar los yacimientos.

Otra de las partes se refiere a 'La escritura y el comercio'. Las inscripciones que se han encontrado en vasos, monedas, plomos, cerámica o piedra permiten conocer algunas palabras del íbero, una lengua preindoeuropea de un grupo muy antiguo del que no quedan vestigios en lenguas conocidas. El alfabeto ibérico estaba formado por unos signos que representaban letras y otros que representaban sílabas. Se conoce el sonido de la grafía ibérica pero no su sentido.

Un signo de la existencia de un comercio consolidado es la aparición de las monedas a partir del siglo III. Las primeras acuñaciones imitaban las monedas griegas y fenicias de las colonias de Marsella, Empúries y Roses. La distribución de los productos con los que se comerciaba a través de la geografía ibérica dio origen a la primera vía de comunicación que recorrió la costa mediterránea: la Vía Heraklea o Camino de Aníbal, que más tarde se convertiría en la Vía Augusta.

Urbanismo y religión.

Otro de los ámbitos de la muestra se centra en 'El urbanismo y la arquitectura'. En el mundo ibérico, el poblado, generalmente construido en zonas altas, es el centro de poder y de redistribución económica. En torno a él se construyen murallas y sofisticados sistemas defensivos. Las maquetas de los poblados de Puente Tablas en Jaén, Tejada Vieja en Huelva, y Puig Castellar en Barcelona son tres ejemplos de ordenación urbanística que se muestran en la exposición.

Un elemento expositivo de gran impacto en este ámbito es la reproducción a tamaño real de una vivienda ibérica, una casa de planta rectangular, construida con adobes y cubierta con techo plano. La exposición también presenta algunas maquetas de construcciones especializadas como palacios y templos, edificios que respondían a las necesidades sociales y religiosas de la vida colectiva.

Por último, se plantea 'La religión y el mundo funerario', ya que los íberos empezaron a crear espacios destinados a la deposición de los difuntos formando verdaderos cementerios.

Esta civilización incineraba a los difuntos sobre piras de leña junto con sus pertenencias más significativas. Los restos del difunto no consumidos por el fuego eran purificados mediante el rito del lavado y posteriormente introducidos, por norma general, en una urna de cerámica que se depositaba dentro de la tumba.

Un caso excepcional es la estatua de la Dama de Baza (Granada), en cuyo trono se excavó un orificio para introducir los huesos quemados. En la exposición se reproduce esta tumba: la escultura funeraria expuesta y el ajuar, colocado tal y como se encontró en su día.

Esta pieza demuestra tanto la complejidad del mundo funerario como la carga ideológica que contenía. En este ámbito, también se encuentra la reproducción a escala real de dos de las piezas más conocidas de la cultura ibérica: la Dama de Elche (Alicante) y la Bicha de Balazote (Albacete).

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