La ciudad homenajeará al capellán de la cárcel de Torrero que asistió a los fusilados en la Guerra Civil

El Ayuntamiento de Zaragoza rendirá un homenaje al capellán de la cárcel de Torrero, el navarro Gumersindo de Estella, que entre 1936 y 1942, asistió espiritualmente a cientos de fusilados en la tapia del cementerio y de quienes recogió sus testimonios.
El alcalde Belloch presenta el homenaje al sacerdote de los fusilados en Torrero
El alcalde Belloch presenta el homenaje al sacerdote de los fusilados en Torrero
EUROPA PRESS
El alcalde Belloch presenta el homenaje al sacerdote de los fusilados en Torrero

El Ayuntamiento de Zaragoza rendirá un homenaje al capellán de la cárcel de Torrero, el navarro Gumersindo de Estella, que entre 1936 y 1942, asistió espiritualmente a cientos de fusilados en la tapia del cementerio y de quienes recogió sus testimonios.

El homenaje a este padre capuchino se realizará en el Teatro Principal de Zaragoza, el 1 de abril al ser la fecha oficial del fin de la contienda y porque este año se cumple el 40 aniversario del fallecimiento de Martín Zubeldía Inda, el nombre original de este sacerdote.

Al acto está previsto que acudan el profesor de Historia de la Iglesia y fraile capuchino Tarsicio De Azcona; además del periodista que ha recopilado los diarios, Pablo Larrañeta; y el catedrático de Historia, Julián Casanova.

También, se le dedicará una plaza en la zona histórica del cementerio de Torrero, junto al monumento al pensador y polifacético Joaquín Costa.

"Será un homenaje específico a este hombre bueno" ha indicado el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, para destacar los tres años que Gumersindo de Estella dedicó a prestar asistencia espiritual a las personas que iban a ser fusiladas.

En sus diarios "cuenta de forma clara y directa, como buen navarro, las últimas palabras de las personas que iban a ser fusiladas" contra las tapias del cementerio, ha relatado Belloch para apuntar "se llegó a fusilar a más de 3.500 personas".

Valor "extraordinario"

Julián Casanova ha calificado de "extraordinario" el valor de las memorias que en forma de diario escribió Gumersindo de Estella porque "no se conoce otro documento de esta índole ni durante la Guerra Civil ni en la postguerra".

En la presentación de este homenaje, Casanova ha incidido en que este fraile capuchino "es de los pocos miembros de la Iglesia Católica que critica lo que está pasando" durante la Guerra Civil para destacar que disiente de la "Iglesia que apela a la violencia en nombre de Dios".

Gumersindo de Estella estaba en el Cenobio de Pamplona cuando en septiembre de 1936 llega a Zaragoza al convento de los Capuchinos, situado en Torrero, junto a la cárcel. "Entonces se dio cuenta de que el que asistía los presos era mayor y estaba enfermo y no podría prestar esa labor por lo que pidió asistir espiritualmente a los presos", trabajo que llevó a cabo hasta marzo de 1942.

Casanova ha subrayado que en los textos que dejó escritos "muestra un afán por absolver y dar la extremaunción a los que otros llamaban rojos".

Para este historiador, los diarios de Gumersindo de Estella "tienen elementos de disidencia" y ha abogado por explicar a las generaciones jóvenes que "los pasados traumáticos hay que verlos con libertad".

Al respecto, ha detallado que "hay quien reacciona como víctima, otros como verdugos y otros con dignidad porque hay que levantar alguna voz en contra aunque haya pasado mucho tiempo".

Tras dejar claro que el "pasado no se repite, pero nos da la rima" y ha conminado a estar atentos a la "fragilidad de la democracia para que los ecos del pasado sepamos modificarlos".

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