El profanador intentaba asegurarse, siguiendo un antiguo rito balcánico, de que el espíritu maligno no regresara a la vida, lo que ha llevado a algunos medios, como Ananova, a vincularlo a los cazadores de vampiros.
Curiosamente, el autor de los hechos, Miroslav Milosevic, tiene el mismo apellido que el ex dirigente yugoslavo, aunque no esté relacionado con él, y asegura que lo hizo para fastidiar a los admiradores que estaban preparándose para celebrar el primer aniversario de su muerte.
El Partido Socialista de Serbia, al que pertenecía Milosevic, condenó el acto de vandalismo, y pidió que se castigue a Miroslav por "profanar la tumba de un gran presidente y estadista".
El agresor no llegó a desenterrar el cuerpo, simplemente intentó atravesar la tumba con una estaca, dañándola ligeramente.
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