Condenado a 21 años de cárcel el acusado del crimen de La Higuera (Segovia)

Prisión para otros cinco por encubrimiento, falsedad documental y receptación
Un momento del juicio
Un momento del juicio
EUROPA PRESS
Un momento del juicio

La Audiencia Provincial ha condenado a 21 años de prisión a J.L.R, el acusado de acabar con la vida de Rosa María de Andrés, su vecina de La Higuera (Segovia), a cuya vivienda accedió para robar en septiembre de 2012.

El juez ha fijado una pena de 15 años por un delito de homicidio, cinco más por robo con violencia en casa habitada y uso de instrumento peligroso y otro por falsedad documental, según recoge la sentencia.

El hombre deberá además abonar una indemnización de 75.000 euros a los padres de la víctima y 20.000 más a cada uno de sus dos hermanos y no podrá residir en las localidades de Espirdo, término al que pertenece La Higuera, ni en Abades, donde reside la familia de la fallecida, durante un tiempo superior en cinco años al de duración de la pena de prisión.

El tribunal ha condenado asimismo a penas de cárcel de entre seis meses y dos años y medio a otras cinco personas por su vinculación con el homicidio y la venta y receptación de los bienes de la mujer, de 48 años.

Así, dicta dos años y medio y 21 meses, respectivamente, para la mujer A.G.G. y el hombre A.D.S.P, la pareja acusada de encubrimiento, que según fuentes judiciales ya se encuentra en libertad provisional. Además, condena a un año a A.G.B. por falsedad documental y receptación (seis meses por cada delito) y a seis meses a A.J.C. y F.J.P.B. por receptación. Los tres han quedado absueltos del delito de encubrimiento.

El juez Andrés Palomo considera probado que J.L.R. mató a Rosa María al ser sorprendido por ésta cuando entró en su chalé para robar algunos efectos de valor. Según la resolución, el inculpado aporreó a la mujer hasta la muerte e introdujo tras ello el cuerpo en el maletero del coche de la fallecida para trasladarlo hasta el municipio de Lastras del Pozo.

Allí, en un lugar recóndito del paraje conocido como 'El Sequedal', lo semienterró y lo abandonó, tras lo cual vendió los objetos robados con ayuda de la pareja encausada, que vivía ocasionalmente en el domicilio del homicida. Esta pareja facilitó además a J.L.R. el contacto de un cuarto procesado, A.J.C, dedicado a la compraventa de vehículos, para vender el turismo de la víctima.

Junto con éste, el autor del crimen acudió después a Tráfico para formalizar una primera transmisión del vehículo a A.G.B, un quinto acusado. Una sexta persona, F.J.P.G, figura como último comprador del coche, cuyo origen ilícito era conocido por todos ellos, según recoge la sentencia.

El robo,

La finalidad de la muerte

El juicio por el crimen comenzó en la Audiencia el pasado 10 de marzo y se prolongó hasta el día 13. Ante el tribunal declararon más de 40 personas por unos hechos que causaron gran conmoción en la provincia. El caso fue juzgado por un jurado profesional, ya que se consideró que la finalidad de la muerte fue el robo.

La desaparición de Rosa María tuvo lugar en septiembre, pero sus restos mortales no fueron encontrados hasta el 1 de noviembre, cuando los perros de un hombre que pastoreaba por la zona detectaron el cuerpo en el paraje de Lastras del Pozo.

Las detenciones de los implicados se produjeron en diciembre. Fue precisamente el hecho de que éstos vendieran los efectos de la mujer —joyas, un portátil y un vehículo Fiat Punto del que dependía la víctima para acudir a un curso de formación en El Espinar—, lo que facilitó a la Guardia Civil avanzar en el esclarecimiento de los hechos.

Las pruebas de ADN y huellas recabadas durante la investigación, no obstante, no revelaron vinculación directa de ninguno de los sospechosos con la muerte. La autopsia, además, no reveló la causa concreta del fallecimiento al hallarse los restos diseminados y alterados por la acción de los animales.

Se declaró inocente

El autor material del crimen intentó durante la vista oral implicar en los hechos a su propio hermano, llegando a asegurar que éste mantenía una relación sentimental con la fallecida. Según declaró, el día de la muerte oyó discutir a una pareja en el domicilio vecino. Después, al hallar a Rosa María sin vida en el garaje y temer que su hermano podría haber sido el autor del fallecimiento, optó por llevarse el cadáver para encubrirle.

La coartada fue desmontada por la familia del condenado y su expareja y rechazada a la vista de los registros de los teléfonos de la víctima y el hermano del sospechoso.

J.L.R, quien se contradijo en varias ocasiones durante su comparecencia ante el juez, se reconoció inocente del delito de homicidio en su alegato final y desvinculó de los hechos a la pareja acusada de encubrimiento.

La Fiscalía solicitó para él 22,5 años de prisión, mientras que la acusación particular elevó la pena a 27 años al añadir un delito de allanamiento de morada. Ambas partes reclamaron además indemnizaciones a los familiares de Rosa María de entre 300.000 y 600.000 euros.

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