Daniel Romero (34 años) es ingeniero informático. A pesar de su "enorme" carga trabajo, ha disfrutado al 100% del embarazo de su mujer y del nacimiento de su segundo hijo. Trabaja en una multinacional en Sevilla, pero tiene la oficina en casa.

En 2001 había 67.637 andaluces trabajando desde sus domicilios (asalariados y empleados por cuenta propia o autónomos). Representaban al 2,7% de los algo más de 2,5 millones de ocupados que había en la región. Esa cifra ha pasado a 285.075 personas (10,65% de la población ocupada), según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), de 2012. Es decir, se han multiplicado por cuatro en una década.

El sindicato UGT-A indica que la mayoría son autónomos. Y relaciona ese aumento (7,95 puntos porcentuales) con la crisis económica y el autoempleo, "la alternativa para muchos que han perdido su trabajo", agrega la misma fuente.

CC OO-A afirma que las cifras seguirán aumentando, pero muestra su preocupación por "la subida de los falsos autónomos, trabajadores obligados por sus empresas a ser autónomos y a trabajar en su propia casa" para conservar su empleo y "ahorrar costes". El teletrabajo es "una opción que no debe ser obligatoria, sino voluntaria", agrega.

CSIF cree que se ha fomentado poco este sector. Así, apunta que en estos momentos solo representa al 1% de los trabajadores de la Administración. Sin embargo, advierte: Una gran proporción de los teletrabajadores tienen "condiciones precarias".

CC OO-A y UGT-A mantienen que habría que analizar qué colectivos son "susceptibles de convertirse en teletrabajadores" tanto en la Administración como en empresas privadas para explotar aún más esta opción laboral. Y después, establecer un marco regulador para "mejorar sus condiciones laborales actuales". En este sentido, CSIF apunta que "no se sabe si estos trabajadores están dados de alta en la Seguridad Social o no", por ejemplo.