Las casas de subastas sorprenden de vez en cuando con la organización de exposiciones que, además de perseguir una buena recaudación en ventas, buscan una conexión artística en el lote de obras reunidas. Es el caso de This Side of Paradise (Este lado del paraíso), una exposición que organiza la galería en Londres de Sotheby's a través de S|2, la sección de arte contemporáneo de la empresa.

Con cuadros seleccionados por una coordinadora invitada, Jane Neal, la muestra, que estará en cartel hasta el 2 de mayo, reúne 35 obras de artistas contemporáneos europeos, casi todos del este y el centro del continente —el área en la que está especializada la curator—, que no han caído en las concurridas capillas del pop art o la abstracción postmoderna y prefieren la "brutal honestidad" de la figuración. La muestra, según los promotores, "reúne a algunos de los pintores contemporáneos más sugerentes y fascinantes de Europa".

La coordinadora aprecia entre los artistas seleccionados algunas de las características de la llamada generación perdida de la literatura estadounidense, aquella pandilla de escritores que dejaron atrás un país marcado por la Gran Depresión para experimentar la vida bohemia y relajada del viejo continente, en especial de París. La exposición toma el título de una de las obras de quien fue quizá el más brillante de aquellos escritores que hicieron del desarraigo un valor, Francis Scott Fitzgerald.

La generación perdida, rota por las dos guerras mundiales, "entró en la psique de la cultura europea y sigue acosando a los artistas en la actualidad", dicen los promotores de This Side of Paradise, que advierten en las obras de la exposición la influencia de algunos movimientos de principios del siglo XX, sobre todo del expresionismo, el fauvismo y el cubismo, que hacen de la muestra colectiva un homenaje a la pintura figurativa europea hoy brinda la oportunidad de reflexionar sobre "el impacto de las terrible pérdidas del siglo XX".

Neal asegura que la exposición "se sustenta en la tradición del artista como observador y comentarista", alguien que, como los escritores de la generación perdida, son "necesariamente unos extraños" con la visión privilegiada de quien no pertenece a la mayoría y mantiene las distancias. Al igual que Fitzgeral estaba intrigado por los "fantasmas" de su tiempo, los autores reunidos en Londres "también son perseguidos por la herencia histórica y cultural de los efectos de las guerras mundiales y la resonancia que el pasado tiene en la actualidad".

Entre las obras "devastadoras y hermosas" que pueden verse en la muestra, "embriagadora, imperfecta, extravagante y trágica", destacan las escenas amenazantes de Justin Mortimer, retratos de Tim Eitel que parecen proclamar la soledad como único estado posible, visiones tranquilas de las que emergen sentimientos tristes de Caroline Walker, paisajes de destrucción en los que brillan situaciones secundarias absurdas de Ged Quinn y obras descompuestas por una visión existencial lóbrega de Daniel Pitin.