Arte vivo

Cuento tradicional del Báltico
Los indígenas de muchas culturas pensaban que si alguien les hacía un retrato, les robaba el alma. ¿Habrá algo de verdad en esto?Un joven marinero encontró un buque fantasma a la deriva. Al subir a bordo, se topó con una serie de objetos inservibles... salvo el retrato de una misteriosa joven que parecía mirarle desde el fondo del alma. El marinero colgó el cuadro en su casa y desde entonces ya no se sintió tan solo, porque la joven, aparte de mirarle, hacía la comida y las labores del hogar cuando él estaba fuera. Entonces el marinero visitó a una bruja: «Si quieres que la joven se quede contigo, espera a que salga del cuadro, y entonces guarda el marco vacío, bajo llave, en el sótano».

El marinero siguió el consejo y a los pocos días se casó con la joven. En nueve meses tuvieron un hijo que también se hizo marino. Vivieron felices muchos años hasta que el marinero, ya viejo, murió. Esa noche, cuando la mujer preparaba la mortaja, encontró la llave del sótano, donde descubrió el marco y volvió al cuadro donde siempre había estado. Cuando el hijo regresó de una larga travesía, buscó a sus padres por todas partes, hasta en el sótano, donde encontró el retrato de su madre mucho más joven. Entonces entendió todo: colgó el retrato en su barco y de esa forma su madre volvió al mar.

Quizá los retratos no tengan un alma verdadera, pero sí que tienen algo que nos inquieta y seduce.

Próximo viernes: 58/En el camino del bosque de Hedal

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