Un estudio asegura que hay personas que no sienten placer al escuchar música

  • Esta condición se llama anhedonia específica de la música, es decir, incapacidad específica de experimentar placer por escuchar música.
  • Así lo explica un informe publicado en 'Current Biology'.
  • "La identificación de estos individuos puede ser muy importante para entender las bases neuronales de la música", explica uno de los autores.
Una mujer, escuchando música.
Una mujer, escuchando música.
GTRES ONLINE
Una mujer, escuchando música.

A menudo se dice que la música es un lenguaje universal, pero un nuevo informe publicado este jueves en Current Biology concluye que la música no le llega a todo el mundo. Según esta investigación, hay personas que son perfectamente capaces de experimentar el placer de otras maneras pero no con la música, una condición recién descrita como anhedonia específica de la música, es decir, incapacidad específica de experimentar placer por escuchar música.

"La identificación de estos individuos puede ser muy importante para entender las bases neuronales de la música, es decir, comprender cómo se traducen una serie de notas en emociones", explica uno de los autores del estudio, Josep Marco-Pallarés, de la Universidad de Barcelona.

Los investigadores habían encontrado previamente pistas sobre esta forma de anhedonia tras desarrollar un cuestionario para examinar las diferencias individuales en la recompensa musical. Esas evaluaciones determinaron que algunos individuos presentaban baja sensibilidad a la música pero sensibilidad media a otro tipo de actividad.

Hay varias explicaciones posibles para estas sensibilidades musicales bajas. Por ejemplo, parece que a algunas personas no les gusta la música porque tienen problemas para reconocerla, una condición llamada amusia, o, tal vez, simplemente algunos individuos respondieron a las preguntas de manera inexacta.

Sensibilidad a recompensas

En el estudio actual, el equipo de investigación decidió analizar más de cerca tres grupos de diez personas, formados cada uno por participantes con altos grados de placer en respuesta a la música, calificaciones medias de placer en respuesta a la música o baja sensibilidad a la recompensa musical. Los individuos en los tres grupos fueron seleccionados según su sensibilidad global a otro tipo de recompensas y su capacidad de percibir la música.

Los sujetos participaron en dos experimentos diferentes: una tarea musical, en la que tenían que calificar el grado de placer que experimentaban mientras escuchaban música agradable y una tarea de incentivo monetario, en la que los implicados debían responder con rapidez a un objetivo con el fin de ganar o perder dinero real. Se ha demostrado que ambas tareas implican circuitos neuronales relacionados con la recompensa y producen un torrente de dopamina.

Mientras tanto, los investigadores registraron cambios en la respuesta de conductancia en la piel y la frecuencia cardiaca como indicadores fisiológicos de las emociones. Los resultados fueron claros: algunas personas, por lo demás sanas y felices, no disfrutan de la música y no muestran respuestas autónomas a su sonido, a pesar de tener capacidades normales de percepción musical.

Esas personas respondieron a las recompensas monetarias, lo que demuestra que la baja sensibilidad a la música no está vinculada a alguna anormalidad global en la red de recompensa. Los hallazgos podrían conducir a entender mejor el sistema de recompensa, con implicaciones para patologías como la adicción y los trastornos afectivos, según los científicos.

"La idea de que las personas pueden ser sensibles a un tipo de recompensa y no a otro sugiere que es posible que haya diferentes maneras de acceder al sistema de recompensa y que, para cada persona, algunas maneras puedan ser más eficaces que otras", concluye Marco-Pallarés.

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