«La sabiduría es lo que queda al acabar de pagar la hipoteca»

Un hombre entra en el café. A medida que se acerca llama la atención su nariz ancha, un poco aplastada, casi más dibujada que real.
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Jorge París
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Pero los ojos pueden más, la mirada de niño. Es Forges (Fraguas, por su padre, en catalán, por su madre). Antonio Fraguas se sienta y ya no para de hablar. Ni de sonreír.
 
¡Qué antena! ¿Dónde pone los micrófonos para captar la realidad?
 
Perdón, pero servidor es de lo más normalito en todo; no soy ningún Rocco Antena, lo que pasa es que trabajo mucho en fijarme en lo que me rodea. He dicho fijarme, que es un verbo de poco uso hoy en esta globalización fané…
 
«¿Fijarse». ¿Cómo lucha contra la globalización?
 
Fijarse es reparar en lo que está pasando. La avalancha de imágenes que nos inducen a ver todos los días impide darse cuenta de las cosas. Si te fijas, te opones a la guerra de Irak, a la salvajada continua y al hambre.
 
¿Qué lenguaje hablan sus dibujos, que valen para la crítica social, la solidaridad o para apostillar in memóriam?
 
El nuestro, el de la gente, el de los seres humanos en general y el de los iberos de hoy en particular, porque mi lenguaje a veces no usa palabras.
 
O las inventa...
 
El lenguaje es un instrumento tan vivo que a veces hay que hacerle la respiración artificial, y no pasa nada, oiga.
 
Sus chistes tratan muchas veces cuestiones muy duras como la guerra, los malos tratos, el exilio … ¿Hay algo que no se pueda dibujar?
 
Supongo que ese momento maravilloso en que suena el móvil y sabes que es Nicole Kidman...
 
Por cierto, sus personajes favoritos son las mujeres… ¿Lo acusan de ir siempre con ellas?
 
Hay mucha envidia.
 
¿Han dejado el campo sus buenas mujeres de negro y sus Blasillos para convertirse en Pepitos Grillo de sus chistes?
 
Se confunde, joven. Muchas modernas llevan bajo su pelo de colores el pañolón negro de la contestación y la disidencia... Y los Blasillos, a los que controlo más, estamos por todas partes; siempre con el corazón pelado al uno y el tirachinas en el bolsillo.
 
¿Cómo conecta con los jóvenes?
 
Oyendo y viendo. En el mercado laboral, por ejemplo. Uno de los trucos de la globalización es decir que todo está muy mal y no hay nada que hacer para que la gente se divida, y yo intento demostrarles que todo eso es mentira. Los jóvenes nunca han estado mejor formados pero más desinformados.
 
¿Y su truco?
 
Tengo cuatro hijos. Me fijo y hablo con ellos, no en plan padre-compañero que así no te comes una rosca, sino con humildad…
«¿Y entonces este follón del gore qué es?», «¿y eso de friki?»…
En realidad, con otro nombre, pero hacen lo mismo que nosotros.
 
Es eso de que siempre se cuenta la misma historia…
 
Sí, y en nuestra cultura reproducimos lo que nos enseñaron los griegos… En mis chistes hay un coro, el chico, la chica, el padre, la madre, el bueno, el malo… Y luego está el punto de vista irónico, eso es un chiste. Si te dicen que se va a cerrar el tráfico en el centro de Madrid puedes pensar que se caminará mejor, pero también puedes decir «¡hombre, qué bien, así pueden hacer las zanjas y los túneles más tranquilos!».
 
¿Hay instituciones que no cambian nunca, como la Administración y el matrimonio?
 
Bueno; la Administración, no puede cambiar porque los fósiles carecen de constantes vitales evolutivas, pero el matrimonio sí cambia, a pesar del obispamen...
 
¿Y la clase política?
 
Depende. El rencor fosiliza a muchos, azuzados por audienzópatas dispuestos a todo por ganar audiencia. Se ha dicho que en las dictaduras la censura es del gobierno y en las democracias, de las empresas. Pero hay mucha más gente honesta que deshonesta en la política, lo que pasa es que los golfos, como en todo, cantan mucho, como decimos en el foro.
 
Ha comparado el humor de Aznar con el de Rouco Varela, ¿y el de Zapatero?
 
Con Carlos Amigo, cardenal arzobispo de Sevilla. Ambos sí tienen sentido del humor.
 
¿Los personajes más sabios?
 
Me remito a una frase de un chiste mío: «La sabiduría es eso que queda cuando acabas de pagar tu hipoteca».
 
¿Por qué tanto diván del psiquiatra si aquí no hay costumbre?
 
Nuestro diván de psiquiatra nacional se llama siesta y somos el único país que posee su patente.
 
Por cierto, la mujer que usted dibuja en el sofá, ¿cuándo terminará el libro?
 
Aquí entre nosotros: tengamos la fiesta en paz; mejor que le dure bastante.
 
¿Qué fue de Mariano y Concha?
 
Aún siguen por ahí; Mariano se jubiló anticipadamente de la Administración, vendieron el piso de la capital y viven en ‘Bienoduerm’, en un apartamento desde el que si se asoman por la ventana del baño se ve el mar. Pero paran poco, casi siempre están de aquí para allá con el Imserso...
 
¿El chiste más triste?
 
El que nunca pintaré.
 
Pues los ha habido tristes…
 
Sí, pero ése no estaré para pintarlo…
 
¿Y el que quisiera dibujar?
 
El de un espectro famélico que sale de cuadro, con un rótulo que lo señala en el que pone: «Hambre desapareciendo de la Tierra», mientras un niño del Tercer Mundo grita: «¡Adiós, hambre... Y como no soy rencoroso a pesar del hambre que me has hecho pasar, que te den morcilla!»
 
Le quedan pocos años para los 65, ¿suena a jubilación?
 
Se llega a una edad en que te asomas al espejo y no reconoces lo que ves. Yo veo a un tío mayor que no soy yo, me doy la vuelta y me marcho, porque tengo 11 años y me voy a por lagartijas.
 
«Canto todo el día»
 
¿Reza? Sí. ¿Canta en la ducha? Y todo el día. ¿Cuántos e-mails recibe y envía cada día? Recibo unos 500, mando unos 20. ¿Se sonroja si lo halagan? Sí. ¿Qué ruido le parece más insoportable? Un motorista medio sordo. ¿Qué libros tiene en la mesilla? Un montón, mucho ensayo. ¿Se hace alguna vez la cama? Sí, claro. ¿A qué pensador resucitaría? A cualquiera, en estos momentos todos son imprescindibles. ¿Qué olor le parece más insoportable? La fritanga. ¿En qué caprichos gasta más dinero? No soy muy caprichoso. ¿Sabe hacer algo con la mano izquierda? Sí. Si se desvela por la noche… Invento historias o chistes. ¿Come chicle? No. ¿Qué le hubiera gustado ser, aparte de lo que es? Estoy encantado de haberme conocido, de mi gente y con mi trabajo.
 
Adora a la familia
 
Una manía: no dormir nunca sin cerrar los ojos.
 
Adora: la familia, la mujer.
 
Teme: la incomprensión y la intolerancia.
 
Detesta: la incomprensión y la intolerancia.
 
Aspira: a la comprensión y la tolerancia.
 
Colecciona: leikas (11).
 
Un defecto: hablo demasiado y canto boleros mejor que los profesionales.
 
BIO
 
Antonio Fraguas de Pablo nació en Madrid el 17 de enero de 1942. Tiene ocho hermanos, cuatro hijos y dos nietos. Tuvo seis perros a la vez. Trabajó en televisión desde los 15 años hasta que dijo adiós a un director general llamado Adolfo Suárez. En los años setenta tenía fax y hoy no sale de casa sin su pendrive.
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