Acusada de atropellar a padre e hijo dice que quiso controlar el coche y niega exceso de velocidad

Afirma que se quedó "bloqueada" y asegura que no estaba utilizando el teléfono móvil en el momento del accidente

La mujer acusada del atropello mortal de un padre y uno de sus hijos en la barriada malagueña de Cerrado de Calderón, ocurrido el 28 de noviembre de 2011, ha declarado este jueves que toda su intención era frenar y controlar el coche, pero ha asegurado que se quedó "bloqueada" y que todo sucedió "muy rápido, en cuestión de segundos". "Ojalá hubiese podido hacer algo", ha precisado, negando exceso de velocidad.

El juicio se ha celebrado en el Juzgado de lo Penal número 1 de Málaga. La Fiscalía la acusa de dos delitos de homicidio por imprudencia grave y un delito de lesiones, ya que otro de los hijos del fallecido resultó herido; solicitando que se le imponga una pena de tres años y medio de cárcel, la retirada del carné durante seis años y el pago de 420.500 euros de indemnización.

La acusada, visiblemente afectada, ha señalado que conocía la zona porque iba casi a diario durante seis años a recoger a sus hijos a un colegio cercano y ha apuntado que suele haber vehículos aparcados en esa calle. Ha explicado que al girar una curva había un coche estacionado, intentó esquivarlo e hizo un giro, que provocó que se le reventara una rueda y perdiera el control del vehículo. "En ese momento se te pasan un montón de cosas por la cabeza", ha dicho.

Entonces, ha afirmado que no sabe qué ocurrió, que toda su intención era "hacerme con el coche y tocar el claxon", pero se quedó bloqueada y todo pasó muy rápido; que intentó tocar los pedales, pero no sabe a cuáles le dio; que el vehículo estaba como "dislocado" e intentó controlarlo, pero no lo consiguió, y que no vio a los peatones, sólo un bulto.

El fiscal y la acusación particular, que representa a la familia de las víctimas, han sostenido que iba a una velocidad excesiva y perdió el control al hacer una llamada. Realizó una maniobra hacia la izquierda, impactó la rueda contra un bordillo y, "sin que en ningún momento accionara los mecanismo de dirección y frenado", continuó la marcha subiéndose a la acera y atropellando al padre y dos de los tres hijos que estaban.

La mujer ha dicho en el juicio que la velocidad a la que iba "no era excesiva" y ha negado que estuviera hablando por teléfono a las 17.23 horas, momento en el que los investigadores han fijado que sucedió el siniestro, asegurando que sólo llamó a su marido, pero tras el accidente. Su defensa ha recordado que dio negativo en las pruebas de alcoholemia.

Los agentes de la Policía Local que investigaron el siniestro han asegurado que no había huellas de frenada y que el coche tenía el sistema de dirección y de frenado en buen estado. Además, han coincidido, al igual que otros testigos y los policías que llegaron primero al lugar, en que no vieron ningún coche aparcado en la curva que obstaculizara.

Aunque un policía ha indicado que la hora del accidente puede ser referencial, ha explicado que se hicieron gestiones para concretarla al máximo. Así, ha asegurado que la mujer no es capaz de controlar su coche ni la velocidad y que el golpe de los peatones —que andaban de espalda al vehículo y por la acera— en el turismo se produce entre 40 y 50 kilómetros por hora, cuando el límite de la vía era 30.

Después del atropello, el vehículo siguió su "incontrolado desplazamiento" hacia abajo de la calle, que está en pendiente, y colisionó con otro coche aparcado en el lateral derecho, según las acusaciones, señalando la investigación que la velocidad a la que impactó con dicho turismo fue como mínimo a 51,5 kilómetros por hora, tras lo que se paró.

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