La ópera cumple 400 años

La ópera está de aniversario. Cumple cuatro siglos de existencia contando amores, pasiones, traiciones o relatos mitológicos. A la preocupación de los teatros por llegar al público más joven se unen las arriesgadas producciones con montajes polémicos, que hacen que el género siga estando de actualidad. Entrevista a Miguel Muñiz, director general del teatro real:
"Tenemos que hacer que los jóvenes vengan a la ópera como van al cine"
Imagen de la última representación del Orfeo de Monteverdi, en el Liceu de Barcelona. (Liceu).)
Imagen de la última representación del Orfeo de Monteverdi, en el Liceu de Barcelona. (Liceu).)
LICEU
Imagen de la última representación del Orfeo de Monteverdi, en el Liceu de Barcelona. (Liceu).)

Amores, traiciones, pasiones, relatos mitológicos o hechos históricos. El drama cantado cumple 400 años.

El 24 de febrero de 1607, en el palacio de los duques de Mantua, Claudio Monteverdi estrenó la que hoy los expertos consideran como primera representación del género operístico.

Con Orfeo, Monteverdi trató de entretener a una corte ávida de nuevas manifestaciones artísticas que combinasen diálogos cantados y drama teatral con música.

La diferencia con otros géneros cercanos, como el oratorio, radicó en su carácter lúdico: la ópera está hecha para ser representada en los teatros y busca divertir al público.

Cuatro siglos de altibajos

Se calcula que se han escrito unos 30.000 títulos, de los que hoy en día sólo sobreviven en los teatros unos 300. De ellos, la mayoría corresponden a obras del siglo XIX, verdadera etapa de oro del género.

Es entonces cuando autores italianos como Rossini, Verdi, Puccini, Donizetti, Bellini componen sus óperas, de gran aceptación en los teatros europeos.

A los italianos, que por número y calidad se apropiaron del honor de ser 'el país de la ópera', se suman muchos otros autores de otros países, como los alemanes Mozart, Wagner o Strauss, o los franceses Bizet, Offenbach o Berlioz.

Netamente europea

La ópera es un género netamente europeo. Es en los grandes teatros de las capitales de Italia, Inglaterra, Alemania o Francia donde tiene inicialmente más aceptación.

En España la ópera no se desarrolla con fluidez debido a la influencia de la dinastía borbónica durante todo el siglo XVIII, tomando impulso la zarzuela, producto nacional que nunca sería exportado.

Aunque el germen y primeros siglos de esplendor se sitúa en Europa, en América la ópera tiene una gran aceptación.

Expertos como Miguel Muñiz, director del Teatro Real de Madrid, afirma además que países como Japón tienen un gran interés por este lenguaje universal.

Muñiz destaca China como un país a explotar para las próximas décadas, dado el auge que vive la música clásica en el dragón asiático.

¿Ópera=mayores acomodados?

Los teatros de la ópera solían estar reservados, hasta hace sólo unos años, a la clase pudiente y acomodada en cada país.

Era un foro al que se debía acudir elegantemente vestido a discutir temas económicos o políticos y en donde las mujeres de los hombres de negocios comentaban las últimas tendencias de moda al tiempo que presumían de joyas o vestidos.

El tópico se está rompiendo, cada vez más, en favor de los vaqueros y las playeras. Los teatros españoles buscan público joven para asegurar el futuro, ofreciendo descuentos y programando actuaciones especiales.

Según Muñiz, "es necesario evitar la sacralización de la ópera, que los jóvenes vengan al teatro como van al cine". Con todo, la media de edad sigue siendo elevada.

Montajes arriesgados

En ocasiones, montajes arriesgados provocan el deseo del público joven de ver óperas que, por otro lado, no varían un ápice la música o la letra.

Es el caso de Idomeneo, la ópera de Mozart que causó una fuerte polémica en Alemania por la aparición en escena de un profeta Mahoma decapitado.

Otras obras, como Un baile de máscaras, de Verdi, o Wozzeck, de Alban Berg estrenada en Madrid, logran un atractivo para la juventud al tiempo que escandalizan al público

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