La violencia, la guerra, la mentira y la envidia han ardido este domingo en el barrio segoviano de Zamarramala durante la celebración de la festividad de Santa Águeda, fiesta declarada de Interés Turístico Nacional en la que es tradición que las mujeres tomen el bastón de mando como única vez en el año.

La festividad, que se remonta a 1227, recuerda el papel decisivo que tuvieron las féminas en la reconquista del Alcázar, en la que hicieron gala de sus mejores atuendos para encandilar a las tropas sarracenas que ocupaban la fortaleza segoviana. Desde entonces, todos los años ellas se reivindican frente a la autoridad masculina.

El pelele, cuya quema pone fin al día grande junto con el reparto de la tajada, no se ha querido este año identificar con el hombre para evitar que la fiesta sea interpretada como un ataque al sexo masculino.

En su lugar, por deseo de las alcaldesas de esta edición, Áurea Tabanera y María Paz Ceballos, el muñeco ha simbolizado "lo peor del ser humano": la violencia, el acoso, el maltrato, la guerra, la mentira, la envidia, la traición, el odio, el rencor y la venganza.

El día grande de Santa Águeda ha congregado en este barrio incorporado segoviano a cientos de personas. El frío, la nieve caída antes de mediodía y la lluvia posterior han mermado la afluencia de visitantes pero no han sido óbice para cumplir con un ritual de ocho siglos.

Los actos han arrancado con la procesión de la imagen de la santa siciliana por las calles de Zamarramala, encabezada por las alcaldesas de este año. Los juegos de banderas y la escolta de alabardas, con el Alcázar como telón de fondo, han dado paso a los bailes de las aguederas y a la misa en honor a Santa Águeda, patrona de las mujeres casadas, en la Iglesia parroquial.

Los festejos han continuado después en la plaza de las Alcaldesas, donde el Concejo de Aguederas ha entregado el título de aguederas honorarias y perpetuas a la concejal de Tráfico y Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Segovia, María José de Andrés (PSOE); la edil 'popular' Azucena Suárez; la periodista de Radio Televisión Castilla y León Victoria Domínguez, y Marián Illana, de la Cámara de Comercio de Segovia.

En ese mismo escenario, el Concejo ha distinguido con el título honorífico de 'Ome Bueno e Leal' a la Asociación de Cocineros y Reposteros de Segovia y Provincia.

El matahombres,

Contra el 21% CULTURAL

El actor Luis Callejo (Segovia, 1970), conocido por su papel en 'El Barco', ha recogido después el alfiler que le acredita como 'Matahombres de Oro', distinción que se concede a personas o entidades que contribuyen a realizar aportaciones para las mujeres.

Callejo, cuyas palabras han suscitado las risas de los asistentes por sus alusiones al frío y al párroco que ha oficiado la misa, ha manifestado en declaraciones previas a los periodistas que hay múltiples motivos para utilizar el alfiler que le han entregado, como el 21 por ciento de IVA a la cultura, pues según ha dicho "está haciendo polvo a la profesión".

"No lo entiendo, aún así no nos van a parar", ha señalado el actor, quien esta noche, según ha recordado, estará también presente en la gala de los Goya puesto que es protagonista en uno de los filmes nominados a mejor cortometraje de ficción ('Lucas').

La presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Elsa González, encargada de pronunciar el pregón, ha subrayado por su parte el gran avance experimentado por las mujeres en el siglo XXI, aunque ha reconocido que aún tienen muchas asignaturas pendientes en todos los órdenes y sectores.

En el mundo de la comunicación, según ha dicho, las féminas ocupan un lugar secundario, pues son muchas las que hay en las redacciones pero menos del 20 por ciento, un porcentaje "marginal", aquellas que ostentan puestos de responsabilidad.

González ha advertido en declaraciones recogidas por Europa Press de que quienes dibujan la sociedad de hoy lo hacen con señas de identidad masculinas y que la información que se recibe es la que diseña el hombre desde ámbitos como la economía, la política o la cultura.

Mientras, ha resaltado, la mujer que accede a un puesto de dirección se incorpora a un mundo de hombres en el que todavía no hay marcadas unas señas de identidad femeninas.

"Espero que eso vaya cambiando poco a poco porque la mujer está especialmente dotada para el mundo de la comunicación, pero aún no ha podido aportar lo que realmente puede hacer", ha remarcado, al tiempo que ha mantenido que el futuro de la comunicación a medio plazo es "femenino" y que todos, incluidos los hombres, han de trabajar para lograrlo.