En tierras paranormales

La Capadocia, enclavada en el corazón de Turquía, encierra una naturaleza de formas misteriosas que impacta por su singularidad.
Espectáculo de formas y colores en los alrededores de Göreme.(Sara Plaza)
Espectáculo de formas y colores en los alrededores de Göreme.(Sara Plaza)
Espectáculo de formas y colores en los alrededores de Göreme.(Sara Plaza)
Parece un desierto, pero no lo es. En la Capadocia, que se ha convertido en el destino turístico turco por excelencia, hay vida y tierra fértil. El volcán Erciye decoró la zona esparciendo materiales piroplásticos, el viento y el agua se unieron para modelarlos y sus habitantes hicieron el resto. El resultado es un escenario de formas fantasmagóricas pintadas con tonos  pastel, casas de barro excavadas en las rocas, cuevas  prehistóricas y castillos esculpidos en la arena.Este singular espacio permite un sinfín de excursiones, y casi todas parten de Göreme, el pueblo más representativo, enclavado en medio del Parque Nacional del mismo nombre. La mayoría de los alojamientos son cuevas perforadas en las rocas, similares a las viviendas de la población, confortables y a buen precio.

Nada mejor que empezar el recorrido por su Museo al Aire Libre, que se encuentra a un kilómetro de la ciudad. Este espacio recoge una gran muestra de iglesias, capillas y monasterios bizantinos mágicamente enclavados en estructuras geológicas tan peculiares como las chimeneas de las hadas. Estas formaciones también se pueden contemplar en los alrededores de Göreme, y merecen al menos un par de días de caminata.

Si se quiere penetrar en las entrañas de la Capadocia, nada mejor que visitar una de las 36 ciudades subterráneas que existen en la zona, que datan del del siglo VII a. C. Entre ellas, destaca Kaymakli, que cuenta con un conjunto de galerías y túneles de 8 pisos de profundidad.

Por valles de colores

La Capadocia podría ser un gran estudio de cine compuesto por varios escenarios. Cada uno de ellos alberga diferentes formas geológicas de distintas tonalidades que coinciden con diferentes valles. Así, cuando los sedimentos adquieren formas onduladas y se tiñen de rosa, estamos en el Valle de la Rosa, y cuando adquieren tonos amarillentos, nos encontramos en el Valle de la Miel. Cuando predominan los conos volcánicos de formas sensuales (foto), estamos en el Valle del Amor. Todos ellos se encuentran en las inmediaciones de Göreme y, con ayuda de un guía, se pueden recorrer en varios días.

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