Al mexicano Gabriel Orozco (Jalapa-Veracruz, 1962) le obsesionan la magnitud, los ciclos, la repetición, la movilidad y la erosión. Parecen ideas de difícil encaje, pero cuadran unas con otras y tienen sentido al enfrentarse con las obras e instalaciones en un museo de este creador excesivo, quizá el artista contemporáneo de más éxito de su país. Sus piezas podrían ser los productos seriados de una civilización paralela a la nuestra, los fósiles de una cultura de la que somos parte aunque de una manera inexplicable desde la razón.

Natural Motion (Movimiento natural) es la primera gran antología retrospectiva de Orozco en la Europa nórdica. Se acaba de inagurar en la sede de Estocolmo del Moderna Museet, la pinacoteca pública sueca dedicada al arte moderno, y estará en cartel hasta el 4 de mayo. Entre las 45 grandes obras que expone Orozco está Dark Wave (Ola oscura), la réplica de 15 metros de largo del esqueleto de una ballena realizado con resina y carbonato de calcio.

La gran escultura, que fue mostrada por primera vez en 2006 en Londres y causó un enorme revuelo por el impacto que causa en el espectador ver cómo la réplica cuelga del techo y ocupa por completo un sala de gran tamaño de un museo, fue realizada por Orozco tras ver una ballena varada en la costa occidental española. El artista, interesado en lo ritual y las conexiones entre cultura y medio ambiente, cubrió los huesos artificiales del mamífero con un patrón geométrico complejo en grafito para, según declaró, "establecer un diálogo entre Malthus, el arte y la naturaleza" y, al mismo tiempo, crear un ready-made desproporcionado.

Convertido desde los años ochenta en uno de los artistas contemporáneos más famosos del mundo, Orozco es uno de esos creadores que pueden conmutar su estilo entre una amplia variedad de subgéneros y despertar casi siempre la sensación de que la obra es algo nuevo y único. El artista, además, alterna entre pintura, escultura, fotografía, creación de instalaciones temporales e improvisadas...

Enormemente versátiles en el enfoque, las obras de Orozco crean atmósferas acusadas de extrañeza con objetos casuales, pero a veces recurre a una estratégia contraria: la producción de objetos precisos y tan perfectamente elaborados como podrían estar los fabricados en cadena por cualquier industria. El artista suele explicar que su objetivo no está en el impacto de la obra sobre el espectador, sino sobre la vida del espectador: "No me importa lo que el público ve en el museo. Me importa cómo ven la realidad cuando se van del museo y se enfretan de nuevo a la realidad".

Otra pieza destacada de la exposición de Estocolmo es La Cornaline DS (2013), una nueva y muy reciente versión de una obra creada originalmente en 1993 que recrea un automóvil Citroën DS cortado en tres secciones y reconstruido para para crear un cuerpo dinámico más comprimido. En Natural Motion  hay una gran abundancia de fotografías, como la serie  Until You Find Another Yellow Schwalbe (Hasta que encuentres otra Schwalbe amarilla, 1995), cuarenta imágenes de motos aparcadas que Orozco hizo cuando vivía en Berlín y se desplazaba por la ciudad en su motocicleta amarilla, ejemplo de una de las tácticas preferidas por el artista: el serialismo, la repetición de un procedimiento una y otra vez.

"Esta exposición es el resumen de una obra completa", dice la coordinadora de la muestra, Ann-Sofi Noring. "Se trata de una retrospectiva claramente precisa , donde hemos seleccionado obras clave con la colaboración del artista. Un rasgo característico del enfoque de Gabriel Orozco es su manera de utilizar objetos familiares y hacer que los experimentemos bajo una nueva luz".