Para el entierro fue necesario cortar 17 calles, lo que provocó retenciones importantes en las entradas y salidas de la ciudad. En el centro, las calles con más retenciones fueron Vía Norte y Rosalía de Castro, aunque también hubo tráfico denso en la Avenida de Madrid, Castelao, Aragón y Gran Vía.
La osadía de los conductores a la hora de evitar atascos llevó incluso a invadir zonas en obras como Manuel Núñez. Sobre las losetas recién colocadas, los vehículos buscaban una alternativa a los atascos.
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