Ana Botella está dispuesta a todo con tal de que la actividad económica repunte en Madrid. Con la llegada de turistas en caída libre (la llegada de visitantes a la región descendió un 5,3% en 2013), con 247.386 personas en paro (solo 7.369 menos que el año anterior) y con los comerciantes y hosteleros denunciando una suerte de 'asfixia burocrática', la alcaldesa ha tomado el mando y ha decidido liberalizar la puesta en marcha de negocios en la ciudad.

Para lograrlo, la Junta municipal de Gobierno aprobó este jueves la modificación de ocho normativas. Los cambios, que entrerán en vigor tras su aprobación por el Pleno, implican una rebaja de los requisitos que se exigían hasta el momento para abrir un local y la eliminación de trámites administrativos, en la línea de los criterios impuestos por Europa y reflejados en las leyes españolas 17/2009 y 25/2009.

La primera ordenanza que cambia es la de Apertura de Actividades Económicas. A partir de ahora, el propietario podrá iniciar su actividad sin licencia y con una mera declaración responsable. Los servicios municipales solo comprobarán el cumplimiento de la ley a posteriori. La obligatoriedad de la licencia queda circunscrita a supuestos "en que esté justificada su exigencia por razones de seguridad, salud pública o protección del medio ambiente".

El pasado mes de diciembre, cuando Botella anunció sus planes, declaró su "convencimiento político de que para incrementar la actividad económica es necesario liberalizar" y creer "en el principio de responsabilidad individual de cada uno, cada uno es responsable de sus propios actos".

Por ello —y de manera complementaria— el Ayuntamiento ha revisado la ordenanza de Tramitación de Licencias Urbanísticas (OMTLU) para regular las figuras de comunicación previa y declaración responsable. Cuando entre en vigor, el Consistorio podrá conceder autorizaciones parciales de funcionamiento para locales cuyas obras no hayan concluido. Además, la reforma elimina el control preventivo para los trabajos que se consideren "de escasa entidad técnica y reducido impacto urbanístico o medioambiental".

La anterior ordenanza de licencias fue anulada por el Tribunal Supremo en el pasado mes de diciembre.

El último cambio supone la fusión de seis normativas en una sola.

La nueva Ordenanza de Protección de la Salubridad Pública en la Ciudad de Madrid da vía libre a la apertura de bares, cafeterías, restaurantes y similares de cualquier dimensión, eliminando los mínimos legales establecidos hasta el momento. Al mismo tiempo, reduce los metros cuadrados obligatorios que el dueño tiene que dedicar a la cocina, el almacén o el cuarto de basuras.

Gracias a esta normativa, pasa a permitirse el almacenamiento de cajas de bebidas, barriles o latas en estanterías o armarios. En algunos casos, el establecimiento podrá usar el cuarto de basuras del edificio si no cuenta con uno propio. El urinario podrá ser mixto para los negocios de menos de 200 metros cuadrados, es decir, que no habrá un váter diferenciado para hombres y mujeres. En todos los casos deberá ser accesible a personas con problemas de movilidad.

Con el objetivo de "para responder a las tendencias actuales", la ordenanza da vía libre al uso de zonas show cooking (cocina en directo, delante del cliente) sin separación física, algo que hasta el momento estaba prohibido.

Las peluquerías, establecimientos de estética y gimnasios también se verán afectados. En caso de falta de espacio, el personal y los clientes podrán usar los mismos baños. Las duchas, en el caso de los centros deportivos, solo serán obligatorias "en función de las técnicas que se oferten", lo que abre la puerta a gimnasios sin este servicio básico.

El Ayuntamiento regula por primera vez los balnearios y spa urbanos, pero limitándose a las cuestiones de salubridad y sin incluir limitaciones en cuanto al tipo de locales donde se pueden instalar.

Las nuevas ordenanzas establecen nuevas normas para los centros infantiles —a los que tampoco impone limitaciones de espacio— y regulan por primera vez el uso de equipos láser o de luz pulsada, el mantenimiento de los equipos de los gimnasios, las condiciones de los tanatorios y los coches fúnebres y el control de plagas.

El Ayuntamiento justifica que estas instrucciones supondrán menos trabas para el comercio y una simplificación de trámites, además de adaptar la legislación municipal a nuevas realidades como los balnearios urbanos o los establecimientos de comida para llevar, que han proliferado en Madrid, como informó 20 minutos.

A falta de estudiar el texto en profundidad, las medidas son del agrado de comerciantes y hosteleros. Para Hilario Alfaro, presidente de la Confederacion de Comercio de Madrid (Cocem), la reforma eliminará trámites que "dificulten la iniciativa innovadora". " Esperamos también la pronta aprobación de la Ordenanza de Estímulo Económico, que contribuirá sin lugar a dudas a la modernización del sector comercial".

Juan José Blardony, secretario general de la asociación de hostelería La Viña, cree que la agilización de licencias pondra fin a los "bandazos" que ha dado el Ayuntamiento desde el 'caso Guateque', la investigación por corrupción que movió a Alberto Ruiz-Gallardón a dejar en manos de empresas la gestión de las licencias.

"Se agiliza el proceso, se incluye la declaración responsable —como habíamos solicitado— y se acaba con las inspecciones periódicas. La incógnita es qué pasara ahora, porque tenemos una ordenanza de licencias anulada y la nueva no ha entrado en vigor. ¿Cómo afectará eso a las licencias concedidas bajo la antigua normativa y qué pasa con las que se están solicitando ahora?", se pregunta Blardony.