José Coronado: "Me preocupa menos la delincuencia callejera que la de traje y corbata"

  • Coronado protagoniza 'El Príncipe', una serie que navega entre la ficción del guión y la realidad del conflictivo barrio ceutí en el que está ambientada.
  • "La gente tiene que saber que El Príncipe existe y que es España", explica.
José Coronado, durante el estreno en Madrid de la serie 'El Príncipe'.
José Coronado, durante el estreno en Madrid de la serie 'El Príncipe'.
Kiko Huesca / Efe

Llega este martes a la pequeña pantalla de la mano de El Príncipe (Telecinco), una serie donde "nada es lo que parece" y en la que él, José Coronado, encarna al policía Fran Marcos. Lo mejor del trabajo: haber conocido de primera mano el barrio de Ceuta que bautiza la serie, un escenario real donde el narcotráfico, el desempleo y la lucha de religiones son el pan de cada día. Aunque el actor reconoce que muchas de las escenas se grabaron en un plató.

Vuelve a vestirse de policía. Al verle, ¿nos acordaremos del Santos Trinidad que le dio el Goya?

Este ya es el decimoquinto policía que interpreto, he hecho desde al chusquero al que quiere ser ministro, y mi objetivo es que ninguno se parezca. El Santos de No habrá paz para los malvados era un despojo de la sociedad; el Fran de ahora es un buen poli pero arrastra un drama personal: mataron a su hijo en el vecindario del que es responsable, El Príncipe, y lleva doce años trabajando en ese enclave que, tanto en la ficción como en la realidad, funciona con unas reglas distintas a las del resto del mundo.

¿Cuáles son las leyes que rigen una ciudad sin ley?

Cuando llegas a El Príncipe, el de verdad, te parece hasta idílico: está lleno de colores y tiene una belleza increíble. Pero cuando la luz se va, empiezas a notar que muchos ojos te miran, comienzan otros negociados y si te pilla en medio, ya seas poli, abogado o médico, has de tener cuidado. Pueden ir a por ti porque no tienen nada.

Un hombre caracterizado de policía en ese barrio será carne de cañón...

Todos los vecinos nos trataron maravillosamente. A pesar de que es una zona muy castigada, con tasas de paro que rozan el 80%, nos abrieron sus brazos y sus casas. Muchos nos pedían que contáramos lo que es vivir allí. Se sienten aislados, en el culo del mundo, ignorados. Me gusta pensar que esta ficción puede servir para que la gente sepa que El Príncipe existe y que también es España.

¿Cómo cree que hubiera sido su vida de haber nacido allí?

Me imagino que aprendes a ser un superviviente. Hay difícil salida: o acabas en una banda de narcotráfico o, en el peor de los casos, te comen el coco para llevarte a Siria y que te pongas un cinturón de explosivos. Los chavales de 14 años son el objetivo de las bandas. Estas los utilizan para cometer los delitos porque al ser menores, no van a la cárcel. Por la calle puedes ver a niños con pistola...

¿Qué le preocupa más en este momento, la delincuencia callejera o la de traje y corbata?

A mí, la de traje y corbata. La delincuencia callejera, en el 90% de los casos, es para comer, mientras que  la delincuencia de esos hijos de la gran puta es para enriquecerse más y más y hacerse dueños del universo.

El hecho de utilizar tecnología punta que permite recrear localizaciones sin necesidad de rodar en ellas, ¿hizo que fuera más difícil meterse en el papel?

No, si has hecho mucho teatro. Cuando representaba a Enrique VIII en una sala y decía que el Buckingham Palace estaba a mis pies, en mis ojos estaba el palacio pese a que desde mi tarima solo podía ver el patio de butacas. En estos casos hay que recurrir a las claves del teatro y a la imaginación.

Ha vaticinado que la serie va a atrapar al espectador. ¿Qué cree que hoy en día capta la atención de la audiencia?

Una buena historia. En El Príncipe hay cinco buenas... y tremendas. Mi personaje perdió a su hijo, trabaja en el barrio más peligroso de Europa, tiene una mujer loca y ha de mediar con delincuentes. Faruq (Rubén Cortada) es un traficante cuyo hermano ha desaparecido, mientras que su hermana Fátima (Hiba Abouk) es una mujer fiel a las costumbres musulmanas, pero que encuentra el amor en un policía cristiano... Y esas vidas se desarrollan en un enclave real que sale en los telediarios, por el que pasa toda la droga que viaja de Marruecos a Europa y donde hay lucha de religiones. Al final, es historia de España.

Es el mayor del elenco, ¿qué le han brindado y qué le han restado las canas?

Por ahora no me han restado nada porque sigo trabajando. Me gustan las canas en todos los sentidos, tanto en lo personal como en lo profesional. Significan experiencia y conocimiento. Además, hay que aceptar lo inevitable: todos tenemos un final y la vida nos empieza a avisar en forma de arrugas y colorines.

Su joven compañero Rubén Cortada protagoniza parte de la web de la serie con varias fotos en las que posa semidesnudo. ¿Hasta qué años se puede lucir torso en televisión?

Más que hasta que te lo permita tu cuerpo, diría que hasta que lo exija la situación o el guión. El problema está en que el 90% de las veces no  hay exigencia narrativa, sino unas ganas de marear y de distraer enseñando carne. Lo que me parece bien es que en esto de mostrar se hayan equiparado los dos sexos y que se entienda que una mujer puede disfrutar mirando a un hombre igual que un hombre puede hacerlo al mirar una mujer.

Su personaje ha saltado antes a Twitter que a la pantalla, ¿estamos todos fichados?

Siempre he intentado defender mi intimidad pero me he dado cuenta de que las redes sociales, bien utilizadas, son una herramienta maravillosa. Y hay que subirse en esa ola para no estar desplazado de la realidad que vivimos. Hace unos años decía que había que saber inglés; ahora digo que hay que saber inglés y redes sociales.

¿Qué le falta a la televisión actual?

Creo que tenemos un buen nivel televisivo y seguimos creciendo. Aunque echo en falta más películas en versión original.

Llegan los Goya. ¿Qué atraco es subir el IVA hasta el 21% al cine?

Más que un atraco es una estupidez. El caso francés demuestra que la industria del cine funciona si tienes gente con talento y nosotros lo tenemos. En Francia se ha bajado el IVA al 5% y el cine tiene incentivos fiscales. Aquí, al final, por recaudar más se va a recaudar menos porque va a ir menos gente a las salas.

Y ¿qué condena le impondría al ministro por ello?

Le mandaría castigado a la cama sin leer y sin ver una buena película para que se dé cuenta de que un pueblo sin cultura es un pueblo sin identidad ni raíces. Quitar la cultura es quitar el alimento del alma. No le impondría ninguna pena pero le obligaría a mantener los ojos abiertos para que se diera cuenta del mal que están haciendo a su pueblo, que tanto quieren.

Biografía

Nació en Madrid hace 56 años. Aunque comenzó los estudios de Derecho y Medicina, no terminó ninguno de los dos y optó por trabajar como modelo, carrera que le acercó a la interpretación. Desde entonces ha participado en más de una docena de series televisivas y unas 40 películas. En 2011 recibió su primer Goya por un papel protagonista gracias al personaje de Santos en 'No habrá paz para los malvados'.

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