Las acciones del artista canadiense Justin Bieber le persiguen aunque se vaya de vacaciones a Bahamas y se suman cada día nuevas firmas que solicitan su deportación.

Tras su detención por participar en una carrera de coches ilegal y conducir bajos los efectos del alcohol —con el carnet caducado—, las redes sociales estallaron en una batalla campal y se promovió la petición de deportación en la página web de la Casa Blanca.

Bajo el título Deporten a Justin Bieber y revoquen su tarjeta verde, la petición sostiene: "Nosotros, el pueblo de Estados Unidos, sentimos que no estamos bien representados en el mundo de la cultura pop. Nos gustaría ver al peligroso, temerario, destructivo y consumidor de drogas Justin Bieber deportado y con su permiso de residencia revocado".

Hacían falta 100.000 firmas para que el Gobierno responda a esta petición, y este miércoles la cifra ya ha sido rebasada.

"No sólo es una amenaza para la seguridad de nuestro pueblo, sino que también es una mala influencia para nuestros jóvenes", puntualiza el ciudadano de Detroit que ha creado la petición.

El 22 de febrero es la fecha marcada para que el Gobierno se pronuncie.

Y mientras los estadounidenses se levantaban contra él, Justin ha disfrutado de unos días de vacaciones en Panamá en compañía de su nueva conquista, Chantel Jeffries.

Su madre, Pattie Mallette, el mánager del artista, Scotter Braun y su amigo el cantante Usher le acompañaban también, en un intento de hacerle recapacitar.

El joven no pasa por un buen momento: sus problemas con la justicia, sus gamberradas y sus continuos consumos indebidos, tanto de alcohol como de sustancias perjudiciales, le están pasando factura. Tanto que sus seres queridos están realmente preocupados, y ven necesaria una rehabilitación.