Fin de fiesta malagueño

La última película de Ramón Salazar, 20 centímetros, pone el colofón al festival de cine español. Emoción final para conocer a los galardonados del certamen de 2005.
Mónica Cervera (izquierda) protagoniza la comedia musical de Ramón Salazar 20 centímetros.
Mónica Cervera (izquierda) protagoniza la comedia musical de Ramón Salazar 20 centímetros.
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Mónica Cervera (izquierda) protagoniza la comedia musical de Ramón Salazar 20 centímetros.
Mañana echa el cierre la VIII edición del Festival de Cine de Málaga con la proyección de dos largometrajes a concurso: Vorvik, realizada por José Antonio Vitoria, y 20 centímetros, de los malagueños Ramón Salazar (director) y Pablo Puyol (actor).

Un octavo certamen que, a falta de los premios que se concederán este fin de semana, ha abierto un debate entre buena parte de la crítica por el nivel del certamen. Los partidarios, más optimistas, tienen claro que Málaga es la cita del celuloide nacional. Sin embargo, los detractores señalan los largometrajes de la Sección Oficial a concurso. Es aventurado hablar de poco nivel, pero sí de cierta decepción. Más de uno sostiene, incluso, que hasta Morir en San Hilario el paciente ha mostrado un encefalograma plano, sin pico alguno.

Comedia musical

Y con éstas llega Ramón Salazar a una plaza que, según reconoce, «siempre» le ha tratado «muy bien». El malagueño nos ofrece una comedia musical con un trasfondo social a través de la transexualidad: «La necesidad de cada persona de realizarse como quiera», remata el director.

Salazar ha montado un musical al estilo clásico, en torno a la protagonista, Mónica Cervera, «como cuando se escribía para Liza Minnelli o Judy Garland». Y aterriza en su capital con la modestia del tapado al que puede caerle algún premio. «Llevo tanto estrés con esta película que lo único que quiero es llegar, pasar la película y disfrutar de mi tierra», apostilla.

* Hoy en el Teatro Cervantes (22 h) por 2 tiques. Sábado en el Albéniz (19.30 y 22 h) por 1 tique. Abono de 6 tiques: 18 €.

«Hay mucha gente que trabaja desde la estupidez»

El escollo de la financiación acecha a una gran cantidad de películas nacionales. Incluso, como es el caso, aunque el talento haya sido valorado en citas internacionales. Ramón Salazar reconoce la dificultad, pero va un poco más allá. Además de que cuesta, «luego hay mucha gente que trabaja desde la estupidez». Por eso, relata que ha habido momentos en los que se ha sentido «muy poco respetado como creador, porque casi no se confía en los nuevos realizadores». Y avisa: «Tienes que luchar el doble para no terminen haciendo de tu película una mierda».

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