Mercromina, Clamoxyl, Saldeva y más: joyas del botiquín de los 80

  • Mientras la mercromina impedía que se multiplicaran las bacterias, la povidona (tipo Betadine) lo que hace es matarlas.
  • Antes, el médico prescribía antibióticos (Clamoxyl) ante cualquier catarro o gripe.
  • En 2009 se supo que Vick vaporub puede causar problemas respiratorios al niño.
Decenas de pastillas y píldoras en los estantes de un laboratorio.
Decenas de pastillas y píldoras en los estantes de un laboratorio.
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Decenas de pastillas y píldoras en los estantes de un laboratorio.

Mercromina, Clamoxyl, Saldeva, Calcio 20, Vick vaporub… son algunas de las joyas del botiquín de los años 80. Pero todo ha cambiado y no solo por simples modas en el consumo de medicamentos. Como explica SINC, ese cambio se ha debido a un avance de los productos farmacéuticos y de la evidencia científica disponible.

“La razón no es solamente que no fueran efectivos, sino que se han desarrollado otros que o son más eficaces o tienen menos tasa de efectos secundarios”, explica Roi Piñeiro, pediatra en el Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid.

Lo que sí es cierto es que los profesionales médicos tienen más acceso a la evidencia científica y en el momento en que se aprueba un medicamento ya lo pueden recetar. “En aquella época utilizábamos lo que teníamos disponible, pero también la industria farmacéutica va poniendo de moda lo que le interesa”, asegura Francisca González Rubio, médico en el centro de salud Delicias Sur de Zaragoza.

Del rojo al naranja

En los años 80 los niños se caían igual que ahora, pero entonces se les embadurnaba con un líquido rojo que impregnaba la piel durante días: la mercromina. Sin embargo, ahora ante cualquier herida el producto utilizado es la povidona yodada, más conocido como una de las marcas que lo comercializa, Betadine.

“Se ha demostrado que la mercromina es un antiséptico de baja potencia, que puede producir dermatitis de contacto. Hoy no se recomienda su uso”, dice Roi Piñeiro. Así, para inhibir el crecimiento bacteriano, se ha comprobado que la povidona yodada es mucho más efectiva in vivo que otros compuestos que se utilizaban antes, como la citada mercromina o el agua oxigenada, que retrasa la cicatrización e impide la adecuada irrigación sanguínea de los tejidos. Mientras la mercromina es bacterioestática –impide que se multipliquen las bacterias–, la povidona es bactericida –las mata–.

Antibióticos para todo

Durante los años 70 y 80 en las consultas médicas y las farmacias no existía ningún control en la prescripción y dispensación de antibióticos y se empezaron a observar serias resistencias de muchas bacterias en España. Los médicos solían prescribir fármacos como Clamoxyl o Ardine –ambos con amoxicilina como principio activo– ante cualquier catarro, faringitis, bronquitis o gripe, afecciones que no precisan antibióticos.

“Se ha ido mentalizando a la gente de que no siempre hay que tomar antibióticos, que el proceso va a durar unos siete días porque las enfermedades virales tienen su curso”, apunta González Rubio. Según los últimos datos del Eurobarómetro, el consumo de antibióticos se ha reducido pero ha aumentado la resistencia bacteriana.

Ese ungüento para el pecho del niño

Uno de los anuncios más recordados de la época era en el que aparecía un niño que no podía respirar y al que su madre untaba con Vick vaporub. En los años 80, el uso de este ungüento “para ayudar al alivio de los síntomas de congestión nasal, tos y dolores musculares causados por la gripe” estaba muy extendido.

Sin embargo, en 2009 se publicó en la revista Chest un estudio sobre los posibles problemas respiratorios que puede causar su inhalación en niños menores de tres años. “No hay evidencia científica de que mejore los cuadros catarrales en niños. Además, existen descongestionantes nasales inocuos, como el agua de mar”, indica Piñeiro.

La aspirina de los niños

Con respecto al ácido acetilsalicílico –aspirina– infantil, la causa detrás de su limitado uso en la actualidad es la aparición de algunos pacientes tratados con este medicamento que tenían varicela y que desarrollaron síndrome de Reye, una enfermedad severa que afecta al hígado y que incluso puede producir la muerte.

Así, en junio de 2003, se retiraron en España todos estos medicamentos de uso en pediatría, una vez que la Agencia de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) contraindicó el uso de salicilatos en niños menores de 16 años. “Es un caso raro, pero cuando una varicela está en sus fases iniciales y aún no ha salido la erupción cutánea, no sabes si estás tratando una simple fiebre o no. Al tener otros medicamentos igual de efectivos –como el paracetamol o el ibuprofeno–, se tiende a no utilizar la aspirina para tratar la fiebre en niños”, afirma Piñeiro.

Para los piojos

Filvit, un champú para los piojos (pediculosis capilar), se anunciaba a bombo y platillo en las televisiones de la época como remedio para acabar con estos parásitos y prevenir su aparición. Ahora solo se indica en caso de diagnóstico confirmado, no para evitar la infestación. “Ahí se ha avanzado en el tratamiento pero hemos retrocedido en la prevención”, mantiene González Rubio.

Los polvos de talco

En los años 80 no había baño sin ese característico bote rosa que contenía polvos de talco, extraídos de un mineral y muy populares por su accesibilidad y precio. En los anuncios de televisión lo anunciaban como medicamento, lo echaban en picaduras, escoceduras o dermatitis atópica de los bebés.

“Se usaban mucho en las dermatitis. Sin embargo, el talco puede penetrar en el interior de las heridas, producir granulomas de cuerpo extraño o reacciones de la piel que pueden empeorar la inflamación; por eso en general hoy tampoco se recomienda en niños”, añade Piñeiro.

Con la regla, Saldeva

Cuando las mujeres sufrían dolores menstruales en las décadas de los 80 y 90, el medicamento más solicitado era la Saldeva, para los dolores más agudos. Sin embargo, aunque sigue en el mercado su presencia en las farmacias hoy en día es simbólica.

Con la aparición de los genéricos, las opciones aumentaron. Si el paracetamol era más económico que la Saldeva, el ibuprofeno, por su parte, era tres veces más barato y más potente.

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