"Estaban muy contentos conmigo en el trabajo... Hasta que me quedé embarazada"

  • "¿Que tienes hijos? Gracias por venir, pero hemos descartado tu candidatura", es la cantinela que mujeres como Ángela escuchan en entrevistas de trabajo.
  • En su caso, tenía 19 años cuando se quedó sin trabajo, sin techo y sin apoyo familiar después de decidir que quería seguir adelante con su embarazo.
  • La directora de la fundación RedMadre critica que sin políticas de apoyo a la maternidad se aboca a muchas a tomar una decisión que no siempre desean.
Ángela, Sergio y sus hijas. Ella tenía 19 años cuando se quedó sin trabajo al decirles que estaba embarazada.
Ángela, Sergio y sus hijas. Ella tenía 19 años cuando se quedó sin trabajo al decirles que estaba embarazada.
FUNDACIÓN REDMADRE / EFE
Ángela, Sergio y sus hijas. Ella tenía 19 años cuando se quedó sin trabajo al decirles que estaba embarazada.

Ángela tenía 19 años cuando se quedó sin trabajo, sin techo y sin apoyo familiar tras tomar la decisión de seguir adelante con su doble embarazo. Pero no es el único caso, muchas madres denuncian que se han sentido discriminadas y consideran insuficiente el apoyo público a la maternidad.

"¿Que tienes dos hijas pequeñas? ¿Tan joven? Gracias por venir, pero hemos descartado tu candidatura". Ángela está harta de escuchar la misma cantinela en las entrevistas de trabajo y en la calle: "La gente te mira de arriba a abajo, como si fueras un bicho raro".

En su opinión, la sociedad es muy cruel con aquellas que se quedan embarazadas sin tener trabajo, pareja estable y cierta edad. Aunque parezca mentira, el estigma también está muy presente en el mundo laboral.

Ángela trabajaba en la cafetería de una empresa cuando se quedó embarazada: "Estaban súper contentos conmigo y me habían prometido que me iban a renovar el contrato". Cuando presentó el justificante del embarazo la echaron a la calle.

"Parece que una mujer tiene que pedir perdón por quedarse embarazada. Lo peor es la soledad y el abandono al que muchas veces se enfrenta, cuando habría que mirarla con una sonrisa, darle la enhorabuena y preguntarle qué necesita", plantea Carmina García-Valdés, directora de la fundación RedMadre.

Hasta esta organización se acercaron Ángela y su novio Sergio en busca de material para los bebés y apoyo psicológico. No es para menos. La joven se quedó pálida cuando se percató de que estaba embarazada de 22 semanas... Y venían dos. "Fue un shock. Lo primero que pensé es que no vivíamos juntos, no teníamos casa ni dinero. ¿Cómo íbamos a sacar a los bebés adelante? En el fondo no quería abortar aunque me sentía obligada". Por su familia, por el trabajo, por la presión social... Pero no lo hizo.

Y su madre la echó de casa. "A mí no me puede ni ver porque me culpa de lo que ha pasado", lamenta Sergio, quien sí contó con el apoyo de su familia desde el primer momento.

Falta de ayudas del Estado

Ahora viven en el piso del padre de Ángela y reciben el subsidio de desempleo —426 euros y 145 euros por niña cada seis meses—. La pareja lo tiene claro: "¿A quién le extraña que la natalidad esté por los suelos si apenas hay ayudas?".

A ojos de García-Valdés, sin políticas de apoyo a la maternidad se aboca a muchas mujeres a tomar una decisión que quizá no siempre desean. "Primero pon la solución y luego haz las prohibiciones que sean, que ya no se considerarán prohibiciones sino protección de la vida", espeta al Gobierno en relación con la reforma de la ley del aborto.

La directora de RedMadre asegura que con un "poquito" que se destinara a ayudar a las madres a través de los servicios sociales habría bastantes más mujeres que podrían tener a sus hijos "en condiciones normales", sin necesidad de recurrir a ONGs como ésta.

"¿Por qué los artículos de los bebés como los pañales o las tronas son de lujo y no de primera necesidad? Todo lo que significa criar a un hijo es carísimo, pero si es un bien social y queremos que aumente la natalidad, ¡vamos a facilitar!", reivindica.

Lo mismo piensa Fanny. A sus 30 años, esta dominicana en paro acaba de dar a luz a un niño y no recibe ninguna ayuda del Estado. "Deberían recortar en otras áreas, porque quien de verdad necesita ayudas son las madres solteras como yo".

Al igual que Ángela, Fanny perdió su empleo de cuidadora —sin contrato— tras anunciar su embarazo. La que por aquel entonces era su pareja hoy actúa como si el bebé no existiera. Ni siquiera ha querido conocer a su hijo. "Sólo me escribe para saber si voy a tomar cartas en el asunto".

Fanny se está planteando demandar a su expareja por no hacerse cargo del pequeño: "Se ha portado de una manera totalmente irresponsable y egoísta. Quien se merece toda la consideración del mundo es mi hijo, no él".

Su familia reside en República Dominicana y no sabe que esta joven ha afrontado la experiencia de ser madre en total soledad. "No quiero que se preocupen ni sufran por mi", argumenta. En la ONG encontró consuelo y comprensión. "Aunque una se hace la fuerte, hay cosas que te comen por dentro y yo me sentía totalmente destruida. La fundación me hizo saber que no estaba sola".

La misma sensación tuvieron Ángela y Sergio. "Para nosotros no son amigos, son familia. Las organizaciones sin ánimo de lucro son las únicas que de verdad se están volcando con los más vulnerables, y no el Gobierno", critican.

RedMadre asiste a unas 6.000 mujeres al año en toda España, y desde allí aseguran que la crisis ha duplicado el número de madres con un entorno familiar estable que acuden a la fundación porque no pueden pagar el alquiler ni sacar adelante a sus hijos.

Pañales, cunas, potitos, juguetes, leche... Cualquier donativo es bienvenido para ampliar esta red de apoyo que acompaña a las embarazadas o madres en dificultades "sin fecha de caducidad".

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