Con el objetivo de agradecer al centro conocido como Cottolengo de Málaga lo que les ha dado, en torno a 15 personas, acogidas en su infancia o voluntarias, han creado una asociación, que comienza a dar sus primeros pasos y que tiene como principal tarea ayudar a niños y adultos discapacitados o dependientes.

Amigos del Sagrado Corazón de Málaga es el nombre de esta asociación, que se ideó hace unos siete meses y que está registrada como tal desde el pasado septiembre, según ha informado su presidenta, María Dolores Graciano.

"Queremos ayudar, asesorar, escuchar y orientar a personas vinculadas o no a la asociación y gestionar programas para personas discapacitadas, como, por ejemplo, el deporte adaptado", ha señalado a Europa Press, incidiendo también en la conveniencia de "ofrecer diversión y entretenimiento a los dependientes que hay en el centro de acogida Cottolengo".

En este punto, la responsable de esta asociación ha apostado por tareas concretas y simples como dar paseos para acompañar a los que viven en este centro de acogida, ubicado en la zona de El Bulto, o escuchar a los ancianos.

Uno de los planteamientos de esta asociación es designar socia honorífica a la hermana Sabina Zamalloa, recientemente fallecida. "Queremos llevar su nombre con mucho respeto, cariño y orgullo, ya que fue una madre para nosotros", ha declarado.

SEDE

Por el momento, no cuentan con ayudas económicas que les permitan materializar todas sus ideas, siendo su principal necesidad disponer de una sede propia, en la que poder recoger alimentos o también ofrecer de manera permanente diversas actividades, tales como talleres, para que las personas con discapacidad puedan encontrar una alternativa.

Mientras eso se produce, la Asociación de Pensionistas y Jubilados del Parque del Oeste cede a esta entidad sus dependencias, aunque a partir de las 21.00 horas.

Entre las personas que conforman la asociación, hay quienes estuvieron acogidos en su infancia y hoy son ya adultos, y voluntarios, como es el caso de la propia Graciano, que, siendo pequeña, visitaba el Cottolengo junto a su madre para ayudar.

La asociación está dirigida a todos los que quieran colaborar con el Cottolengo o con las personas con discapacidad en general, no existiendo un perfil determinado. De hecho, los socios actuales tienen ocupaciones variadas y edades que van desde los 20 a los 53 años.