Una democracia en auténtico estado de coma

Las protestas antidesahucios han llegado varias veces al interior del Congreso.
Las protestas antidesahucios han llegado varias veces al interior del Congreso.
AGENCIAS
Las protestas antidesahucios han llegado varias veces al interior del Congreso.

Buscar a los nuevos líderes capaces de devolver la fe en la política y de dar la vuelta a eslóganes como el No nos representan era el objetivo de este artículo. Profesionales con voluntad de servicio público, convencidos de que hay que replantearse las relaciones con los electores, abiertos a la participación ciudadana, con el impulso necesario para reformar las instituciones democráticas y que respondan al fin para el que se crearon. Tras meses de preguntar a dirigentes y bases de los distintos partidos, ha sido imposible encontrar nombres que no aparezcan habitualmente en los medios. "Nadie quiere dar nuevos, porque automáticamente saltan las envidias y les arruinas la carrera a los señalados. Si pones que son los futuros líderes, les harán la vida imposible y los expulsarán del partido. Y también porque todos pensamos que quién mejor que uno mismo", señala un dirigente autonómico que pide mantenerse en el anonimato para no crearse problemas.

Eso no quiere decir que no existan políticos que puedan sustituir a quienes sienten como una amenaza a su estatus las demandas de una sociedad que, según el último Barómetro del CIS, considera mala o muy mala la situación política. Hay cantera, sí. Gente preparada y convencida de que el modelo se ha agotado y de que se precisa algo más que una puesta a punto para pasar la ITV. Con ideas y empuje. Frente al político profesional que ha crecido al abrigo del aparato, surge el retrato robot del líder ideal que ejerce con éxito una profesión al margen de la política pero en un momento dado dedica su experiencia al bien común. "Se ha puesto de moda rescatar el perfil de los políticos de la transición, que, como veníamos de una dictadura, no habían hecho carrera en los partidos. La versión del PP de esto es el alto profesional de la Administración, los llamados técnicos, que tiene mejor pinta que el político de carrera", reflexiona un diputado popular que ha ocupado cargos en anteriores gobiernos. El Ejecutivo de Rajoy está plagado de TECOS (Técnicos Comerciales y Economistas del Estado) y de abogados del Estado y muchos de ellos rondan los 40 años. "Podrían publicitarse como un partido renovado", dice con ironía un joven socialista que aspira a formar parte del nuevo equipo que dirigirá el PSOE tras las primarias.

Hay alternativas

"Los grandes partidos tradicionales llegan tarde, se les ve como el problema y no como la solución. Cuando se crearon fueron útiles, pero ahora no responden a la realidad social, están atrapados en su propia inercia. Si fuera verdad que han asumido el mensaje podrían haberlo puesto en marcha internamente. La regeneración democrática va a ser inevitable, porque la crisis política e institucional es más grave que la económica", opina Ada Colau, una de las fundadoras de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que está segura de que el partido que gane las próximas elecciones tendrá que incorporar los logros que van consiguiendo día a día a fuerza de desafiar a los bancos. Colau cree que la regeneración no implica tirar todo por la borda y que algunos de los políticos actuales contribuirán a ella en colaboración con las propuestas que surgen, como el Partido X, el Partido Pirata o el Consejo Nacional, que "quizá no sean la fórmula ideal, pero demuestran que hay alternativas interesantes".

Las caras de refresco luchan por salir a flote, están taponadas por las actuales estructuras, por las oligarquías internas que no están dispuestas a perder el control. Como reconoce Alberto Garzón, el joven diputado de IU que se está llevando por delante a sus colegas más veteranos, "los partidos son antidemocráticos y están dominados por oligarquías", acotando que el suyo también. "Hay que encarar reformas que los hagan más abiertos y sensibles a los movimientos sociales y sus propuestas", concluye. Para Rosa Díez, líder de UPyD, "no hay que estar tan preocupados por la renovación sino por la regeneración. No es un problema de caras sino de la política que se hace, hay que devolverle a la ciudadanía el control sobre las instituciones. Hay que cambiar las leyes más que a las personas. No tiene sentido cambiar las caras si todo va a seguir igual".

Una tarea muy complicada, ya que quienes deben llevarla a cabo temen que al abrir las ventanas para ventilar la casa, entre un tornado y se trague su confortable sillón. Y más en estos tiempos en los que el paro no perdona ni siquiera a los exministros. No hay más que ver los problemas que están teniendo los miembros del último Ejecutivo de Zapatero, ahora que el periodo de incompatibilidades termina, para encontrar un consejo de administración o un buen despacho para acomodarse. A pesar de que la confianza de los ciudadanos se ha quebrado porque sienten que los políticos no pueden dar solución a los problemas que los aquejan, pues están bajo el yugo de la dictadura económica impuesta por ese enemigo sin rostro que son los mercados, los políticos tardan en reaccionar. Una lentitud que justifica que el segundo problema más grave para los españoles, tras el paro, sea la corrupción, y en el cuarto señalen a la clase política (CIS noviembre 2013) como responsable.

Más protagonistas de su destino

La regeneración urge, por más que una buena cantidad de políticos se consuelen pensando que la desafección es consecuencia de la crisis y que cuando la situación mejore la opinión pública volverá a apreciar su labor. Para el reputado constitucionalista y expresidente del Consejo de Estado Francisco Rubio Llorente, los cambios no se pueden seguir dilatando. "Si por regeneración democrática se entiende un cambio en la mentalidad de la gente, es más difícil de afrontar, porque hay que contar con la buena voluntad de todos. Otra cosa es que nos refiramos a que las instituciones no sirven para lo que están diseñadas y por tanto se necesite provocar un cambio. El problema es que no parece que exista voluntad política de acometerlo. Los partidos han concentrado un exceso de poder en las cúpulas y los candidatos elegidos no coinciden con los intereses del electorado. Para rebajar esa situación es preciso reformar normas como la Ley Electoral y otras sobre el funcionamiento del Congreso y del Senado, por ejemplo, para que los españoles se sientan más protagonistas de su destino".

A punto de cumplir 84 años, este jurista es tan receptivo que se declara partidario de abrir las listas electorales, aunque hace 35 años defendió cerrarlas para garantizar la estabilidad democrática y cree que las medidas de regeneración que se están vendiendo "son muy tibias". Como el anteproyecto que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría presentó en diciembre sobre la opaca financiación de los partidos, fuente de corrupción, tal y como evidencian los más de 1.700 casos que se tramitan en los juzgados. "Un maquillaje, más que una apuesta decidida por potenciar la financiación pública y las aportaciones de asociados como modelo de conducta", dice un diputado popular que cree que la reforma debería haber sido más contundente para disipar las dudas que los corruptos plantean sobre el resto.

Dos años y medio después del 15-M, en los partidos están empezando a tomar conciencia de que hay que dar señales de estar moviendo ficha para acortar el abismo. La insatisfacción de los españoles con el funcionamiento de la democracia es 17 puntos superior a la media europea, solo superada por los griegos. La desconfianza en el Gobierno y en el Parlamento es la tercera de Europa, y en la inquina con la UE nos situamos en segunda posición, tal y como apunta el Informe sobre la calidad de la democracia de la Fundación Alternativas.

La ciudadanía ha tomado un protagonismo en la defensa de sus derechos ante el bloqueo de los políticos y se ha organizado. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca y las mareas, de tantos colores como causas –verde (educación), blanca (sanidad), negra (funcionarios), azul (agua), morada (mujeres), naranja (servicios sociales), roja (ciencia) o amarilla (dependencia)– no solo protestan en multitudinarias manifestaciones, sino que actúan con los recursos legales que tienen a su alcance. La marea blanca ha logrado tumbar el euro por receta y ha paralizado cautelarmente la privatización de varios hospitales públicos. La PAH ha conseguido dejar en evidencia al PP cuando ninguneó en el Congreso la ILP (Iniciativa Legislativa Popular) que pretendía acabar con el drama de los desahucios, avalada por 1,5 millones de personas. El bloqueo gubernamental no ha evitado que se acepten múltiples daciones en pago y la paralización de más de 1.000 desahucios. "Hemos ido sumando apoyo de los jueces y de Europa, se está condonado deuda y estamos forzando a las administraciones a aprobar medidas más justas. Es una victoria de la ciudadanía. Para mí, lo más importante ha sido descubrirle a la gente el poder que tienen. Nos han estado contando que hemos estado viviendo por encima de nuestras  posibilidades como si fuésemos culpables, minando la autoestima. Pero si te organizas puedes lograr cosas", dice Ada Colau.

Cuanto más débil, más armado

Los políticos consultados ratifican el diagnóstico, tienen a sus votantes en contra. Entonces, ¿por qué hay tal resistencia a la regeneración democrática y a la renovación interna? Sea cual sea el signo del partido hay consenso a la hora de señalar las causas que impiden corregir el fallo. "Democratizar el funcionamiento interno del partido quiere decir que pone en peligro su poder. Es cuestión de que quien tome el testigo tenga conciencia de que hay que abordar un cambio para fomentar la democracia interna. Los anteriores presidentes podían haber dado un paso en ese sentido, pero no lo hicieron", dice Gabriel Elorriaga, una de las cabezas pensantes del PP.

El temor a perder el control es una constante entre las cúpulas de los partidos. Un miedo que algunos presidentes se llevan puesto a Moncloa cuando ganan y les empuja a gobernar a golpe de BOE.

"Cuanto más débil se siente un gobierno, más se arma. El PP goza de mayoría absoluta pero no actúa con seguridad, posiblemente porque tiene graves problemas internos que impiden a Rajoy tomar decisiones sin tener que contentar a los distintos sectores del partido. Por eso usa la ley como si fuera un instrumento político, cuando la ley lo que tiene que hacer es ordenar los hechos. Leyes como la de Seguridad Ciudadana, que no están justificadas ni por las estadísticas delictivas ni porque preocupe a los ciudadanos, sirven para medir el miedo y la debilidad de quienes las dictan. El problema no es la Ley, sino lo que funciona al margen de ella. Aquí y ahora está fallando el sistema electoral  y la ley de partidos", afirma el catedrático de Derecho Constitucional de la Autónoma de Madrid, Antonio Rovira, que fue defensor del pueblo en funciones a finales de los noventa y acaba de publicar el libro ¡No es justo!.

Criticar la concentración ya no es un tabú para los diputados, que han encontrado en las demandas de los movimientos sociales un cómplice para plantear un tema tan espinoso. "Las estructuras tan jerarquizadas están debilitando a los partidos, que deberían estar menos basados en el poder desmedido de un pequeño grupo de personas. La toma de decisiones debe ser más cooperativa y ágil. Dada la desafección, en las direcciones de los partidos se está pensando en estas claves, la transición será lenta y pasará por escalones más eclécticos, pero el camino es ese. Si no, los partidos serán sustituidos por lo peor de la política, el nihilismo, que puede tener una vertiente fascista o un nihilismo de izquierdas de grupos antisistema. Es el escenario que dibuja Emilio Olabarría, diputado del PNV.

En el concepto antisistema de Olabarría igual encajaba la monja y doctora en medicina Teresa Forcades, que no precisa de más ejemplos para pedir la supresión de los partidos políticos. Junto con el economista Arcadi Oliveres, ha creado la plataforma Proceso Constituyente y en su libro Sin miedo –en el top ten de ventas en Catalunya–, llama a desobedecer las políticas y leyes injustas. Forcades, que da clases de Teología en la universidad alemana de Humboldt, critica las denominadas puertas giratorias por las que los políticos acaban trabajando para las empresas que eran de su competencia en el sector público, y el servilismo que fomenta el sistema de financiación. Que surjan movimientos de este tipo, incontrolables para el establishment, inquieta a los partidos. Aunque uno de sus mayores enemigos es el propio sistema que se ha ido creando en los últimos 35 años.

Un verbo poco conjugado

Tal y como interpreta Herrero de Miñón, uno de los padres de la Constitución, "la transición se hizo bien, pero igual no se ha desarrollado bien. Cambian las actitudes y los principios se corrompen. Hubo un gran pacto de unión de voluntades que se logró a base de hablar. Hoy falla que los políticos no hablan con fluidez".

Lo cierto es que en un periodo de recesión tan feroz como el actual, los ciudadanos no comprenden ni perdonan que las fuerzas políticas hayan sido incapaces de pactar para solucionar los problemas ni para luchar con firmeza contra la corrupción. "Ni el Gobierno ni nosotros tenemos autoridad moral suficiente para protagonizar un pacto contra la corrupción. Habría que organizar una subcomisión parlamentaria de debate abierta, en la que pactemos 15 personas del ámbito universitario, empresarial, bancario, y que luego cojamos todas las propuestas, también las de los partidos, y reformemos entre 12 y 14 leyes, como el Código Penal, la Ley de Partidos, el Tribunal de Cuentas o la Ley de Contratos del Sector Público. También habría que ver la fórmula para expulsar a los corruptos", apunta al respecto Ramón Jáuregui, responsable de la Conferencia Política del PSOE, en la que se han sentado las bases del socialismo del futuro pero no se ha invitado a participar a ningún movimiento social en los grupos de trabajo.

"El verbo dimitir se conjuga muy poco aquí. Se necesitaría un nuevo sistema electoral que dé más fuerza a los electores y vincule más a los representantes con los representados. Una Ley de Partidos que refuerce la democracia interna en los partidos y que incorpore en el seno de estos mecanismos de control de la financiación", señala Carles Campuzano, diputado de CiU muy vinculado al ámbito social.

El bipartidismo es otro de los lastres de la regeneración democrática que pesa como una losa sobre el resto de formaciones. Una alternancia que envenena la salud democrática casi tanto como la disciplina de voto, según el catedrático Rovira, y que los movimientos sociales surgidos del 15-M señalan como culpables. El Partido X, que se define como una red ciudadana con pretensión de entrar en el Parlamento para "devolver el poder soberano a las personas", va más allá en sus propuestas al afirmar que los representantes están demodé y potencia la designación de cualquier ciudadano competente mediante listas abiertas. Lo que importa es el trabajo y no los nombres. Adiós al personalismo y al presidencialismo. Batallas que Alberto Garzón cree que hay que ganar desde dentro del sistema: "La regeneración política va unida a la regeneración económica. El Gobierno es lo que tu votas, pero el poder son los mercados, la banca, las grandes empresas y las grandes fortunas. El líder tradicional ha perdido mucho peso, que va ganando el liderazgo colectivo. Pero sigue pitando el neopresidencialismo". Un presidencialismo más atento a poner la zancadilla a quienes pueden hacerle sombra y aplastar a los que destacan por sus ideas que a allanar el camino de quienes demuestren cualidades para ser un buen político. Suele decir un secretario de Estado del PP, que ha hecho mucha mili en Génova, "si te tropiezas, no esperes que un compañero te tienda la mano para ayudarte a ponerte en pie, lo que hará será asegurarse de que no vuelvas a levantarte". Cambiar la mentalidad es mucho más peliagudo que cambiar las normas, como sabiamente apunta el veterano Rubio Llorente.

La democracia ya no está en pañales

Que los partidos fuesen sólidos y resistentes a intentonas golpistas o a desequilibrios internos tras 40 años de dictadura fue una de las principales preocupaciones de la transición. Por eso, los padres de la patria optaron por un modelo de partidos muy cerrados en sí mismos, donde la disciplina y las listas cerradas garantizaban el poder de la cúpula. 35 años después esto ya no se justifica.

Ahora se trata de romper el desequilibrio de fuerzas y de fomentar la participación ciudadana, impulsando la meritocracia.  De ahí la necesidad de actualizar profundamente la Ley de Partidos y la Ley Electoral. Porque ya no es necesario que solo dos grandes partidos entren y salgan de Moncloa. Estas son dos de las reformas más demandadas por los movimientos sociales que denuncían que el bipartidismo está pervirtiendo la esencia democrática.

El relevo, ¿son estas las caras de la renovación?

Nombres de políticos que ya ocupan un cargo. Eso es lo máximo que están dispuestos a ofrecer los partidos cuando se les pregunta sobre los dirigentes del futuro. Hay que tener fe para creer que alguien que ya está en el poder, o cuya experiencia se circunscribe a haber escalado puestos internamente desde su adolescencia, pueda capitanear la ansiada renovación. El extendido principio de que no hay nada más efectivo para cercenar la carrera de un emergente que ver su nombre publicado funciona para proteger a los tapados y mantener a los killers lejos de su alcance. Son los movimientos sociales los que sirven en este caso de contrapeso, aportando caras nuevas a un panorama alérgico a los cambios.

Jaime García LegazJaime García Legaz - PP

Hombre clave de FAES, la fundación que preside Aznar, hasta que, contra todo pronóstico, fue nombrado secretario de Estado de Comercio por Rajoy. El ala más a la derecha tiene puestas en él sus esperanzas.

Eduardo MadinaEduardo Madina - PSOE

Es el aspirante a suceder a Rubalcaba como candidato a la Presidencia del Gobierno más indefinido. Confía tanto en sus posibilidades, que hasta ha dado algún nombre de su hipotético Ejecutivo.

Alberto GarzónAlberto Garzón - Izquierda Unida

Idolatrado por las redes sociales, es la cara de la renovación en el partido. Asiduo a tertulias, sus intervenciones desde la tribuna del Congreso de los Diputados suman miles de visionados en YouTube.

Ada ColauAda Colau - Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Portavoz de la PAH, se mantiene firme en su lucha mientras declina las numerosas ofertas de nuevos partidos para sumarse a sus filas y capitalizar la credibilidad que ha logrado.

Santi Vila - CIU

Conseller de Territorio y Sostenibilidad del actual Gobierno catalán, dicen que es el preferido de los empresarios por la inteligencia emocional que aplica y que podría convertirse en delfín de Artur Mas.

Estefanía Beltrán HerediaEstefanía Beltrán de Heredia - PNV

La consejera de Seguridad del Gobierno vasco ha trascendido a Urkullu con solvencia. Ha logrado dotar de un contenido más social y de ayuda al ciudadano a una Ertzaintza sin ETA.

Toni Cantó - UPyD

UPyD muestra tal devoción por Rosa Díez que su personalidad opaca a cualquier emergente. Sin embargo, Toni Cantó va

a por todas confiando en que sus meteduras de pata en las redes no le pasarán factura.

Soraya Sáenz de SantamaríaSoraya Sáenz de Santamaría - PP

La todopoderosa vicepresidenta acumula más poder del que ha concentrado ninguno de sus predecesores. Ha colocado a gente de su confianza en puestos clave y sabe preservarse para el futuro.

Patxi López - PSOE

El exlehendakari juega a ser el candidato oficialista a las primarias socialistas. Internamente no levanta pasiones y a nivel nacional le falta proyección. Sus intenciones resultan más claras que sus ideas.

Tania Sánchez - IU

Diputada de IU en la Asamblea de Madrid, comparte escuela y proyección con Alberto Garzón y Esther López. El cuerpo a cuerpo es su especialidad, sobre todo cuando se trata de pedir cuentas a sus rivales políticos.

Pedro González- ATEM.

Es el rostro más visible de la marea blanca. Ha movilizado a un colectivo muy corporativista para defender la sanidad pública frente a los planes privatizadores del Gobierno de Madrid.

Josep Rull - CIU

El secretario de Organización de Convergencia de Cataluña, soberanista confeso, podría recoger el testigo del president en el futuro si sobrevive a los numerosos delfines que se disputan el puesto.

Andoni Ortuzar - PNV

El presidente del PNV tiene más pretensiones que ser la cara B del lehendakari, por mucho que le señalen como el segundón. De los pocos que trascienden ante el presidencialismo del jefe.

Álvaro Nadal - PP

Es el jefe de la Oficina Económica de Moncloa. No esconde ni su influencia sobre el jefe ni su ambición. Ha logrado situar a

su mujer, a su hermano y a su cuñada en el Gobierno sin que nadie rechiste.

Carme Chacón - PSOE

Eterna rival del líder del PSOE, no niega que trabaja intensamente para vencer en las primarias y confirmarse como heredera de ZP. Algunas encuestas la señalan entre las favoritas junto con Susana Díaz.

Esther López Barceló - IU

Diputada de Esquerra Unida en las Cortes Valencianas, forma parte, junto con Alberto Garzón, de una nueva generación de políticos comunistas. Contundente y peleona.

Tohil Delgado - Sindicato de Estudiantes.

El secretario general de este sindicato es uno de los líderes de la marea verde. Beligerante y muy activo, no duda en entrar en otros frentes paralelos al educativo para buscar confluencia.

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