Roxanne Lowit, la confidente visual del "extraño mundo de los ricos, famosos y hermosos"

  • La retrospectiva "Sed fabulosos" resume en imágenes la carrera de una de las más conocidas fotógrafas de celebridades de la moda y la farándula.
  • Lowitt logra captar a sus modelos en poses sinceras, humorísticas o casi ridículas porque desprende una "empatía sin prejuicios".
  • En la exposición hay retratos de Linda Evangelista, Christy Turlington, Naomi Campbell, Kate Moss, John Galliano, Karl Lagerfeld, Yves Saint Laurent...
La modelo Shalom Harlow hace una mueca ante la cámara de Roxanne Lowit
La modelo Shalom Harlow hace una mueca ante la cámara de Roxanne Lowit
© Roxanne Lowit, courtesy Steven Kasher Gallery, New York
La modelo Shalom Harlow hace una mueca ante la cámara de Roxanne Lowit

¿Qué es una buena foto?, le preguntaron hace poco a Roxanne Lowit. La neoyorquina, que ha reunido más de 200.000 negativos en cuarenta años de trabajo, contestó: "Algo fuerte, que tiene un mensaje tal vez, que es esclarecedor o extraño (...) Se trata de la relación, de capturar el momento (...) Por eso soy como una mosca en la pared". La artista prefirió añadir a la respuesta una cita del diseñador Karl Lagerfeld que le parece adecuada como recomendación sobre la forma en que debe actuar un fotógrafo: "Cuando estoy, paso desapercibido. Cuando no estoy, me echan de menos".

La entrevista de la que proceden las declaraciones —publicada hace unos días por Interview bajo el título "Lo que Andy Warhol aprendió de Roxane Lowit"— también incluye una frase sobre la defunción del arte fotográfico —"creo que mucha gente ha olvidado del todo qué es una buena foto"— que debería ser tenida en cuenta viniendo de la mujer (nacida en 1970) que ha retratado como casi nadie a los bellos y bellos especímenes de la celebridad y la farándula, la única fotógrafa que, citando otra vez a Lagerfed, supo "maridar la vanidad y la fama" y ser cronista de "lo fabuloso" y la "gente con magia".

Aunque no le hace falta el reconocimiento del mercado del arte —ha expuesto en grandes museos y publicado extraordinarios fotoensayos, entre ellos el imprescindible Moments (1990)—, Lowit es noticia otra vez por la retrospectiva Be Fabulous (Sed fabulosos), que expone la Galería Steven Kasher de Nueva York hasta el 18 de enero.

Tímida y con aspecto de ama de casa

La muestra, con 40 copias originales en blanco y negro, y 20 retratos a gran escala y a color, vuelve a demostrar que la fotógrafa —una mujer tímida, con grandes gafas de miope y aspecto de ama de casa casi tópica— es una de las tocadas por la mano de dios para portar el don de una "empatía sin prejuicios" ante quienes se colocan frente a la cámara.

Especialista en mostrar las interioridades de las grandes pasarelas de moda en todo el mundo —fue una de las primeras fotógrafas en conseguir pase de backstage allá donde lo solicitara y ha firmado reportajes para todas las publicaciones de referencia: Vogue, Vanity Fair, Elle...—, la belleza de las fotos de Lewitt está en su mirada carente de prejuicios y el buen humor que transmite a sus modelos, a los que capta en poses sinceras, humorísticas y que rozan el ridículo.

"Confidente visual a la que todo se revela"

"Es una fotógrafa de primera clase en el extraño mundo de los ricos, famosos y hermosos", dicen desde la galería sobre Lowit, a quien califican como una "historiadora de la moda" que sabe revelar, con un lenguaje de "realismo cándido", el sedidemento de "magia y la locura bajo el glamour y la ostentación" de las reuniones y festejos de las celebrities. Es  "una confidente visual a la que todo se revela" porque "nunca exige una pose" y hace de su cámara una fuente de placer para ella y sus retratados.

En las fotos de Be Fabulous  coquetean ante esta mujer-chamán compañeros de profesión (Irving Penn, Richard Avedon, Helmut Newton), supermodelos (Linda Evangelista, Christy Turlington, Naomi Campbell, Kate Moss), diseñadores (John Galliano, Karl Lagerfeld, Yves Saint Laurent), artistas (Salvador Dalí) y gurús de las tendencias (Anna Wintour, Diana Vreeland).

Antes de ser fotógrafa, Lowit era diseñadora textil. Un día le pidieron con urgencia y por favor que retratara un desfile y desde entonces no se separa de la cámara. Su fotógrafo de referencia, de manera muy reveladora, no es ningún experto en la fascinación, sino Weegee, el freelance de crímenes y accidentes de los años treinta y cuarenta del siglo XX. Cuando debe razonar la elección, Lowit dice: "Los cadáveres y los vivos somos de la misma familia".

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