Entre otras cosas, hacen jornadas de limpieza de las playas: «los socios acudimos a la Malvarrosa y repartimos ceniceros a aquellos que tiran las colillas en la arena. La gente es amable y responde con mucho gusto a la iniciativa», recalca Sonja, neozelandesa, vicepresidenta de la organización.

«La idea surgió cuando llegamos a Valencia. Creemos que la sociedad aquí nos ve como un grupo de personas que viene a su ciudad durante cuatro años y al final se van tal como llegaron. Queremos dejar huella e integrarnos mejor», explica Emma, la británica encargada de las relaciones burocráticas.

Todas ellas coinciden en que «ahora el agua de Valencia está más limpia» que cuando llegaron, pero no creen que se deba únicamente a sus acciones. «Lo más importante no es que el Ayuntamiento limpie la ciudad, sino que los ciudadanos se responsabilicen de no ensuciarla y dar una buena imagen de ella, que este año está en el punto de mira de muchas personas», aconsejan desde Agua Limpia.

También solidarias

Jennie (EE UU) es la responsable de ofrecer talleres en los colegios y de invitar a los  más desfavorecidos a conocer L’Oceanogràfic. «La respuesta es estupenda, cerca de 1.000 estudiantes han participado y ya hemos organizado cuatro visitas al acuario. Ahora hay ocho más programadas y seis solicitudes en lista de espera», asegura.

A finales de febrero celebrarán una jornada lúdico-festiva para recaudar fondos bajo el lema Beer and Boogie (Cerveza y baile).

De parte de sus maridos

La diversidad de orígenes de las integrantes de la asociación Agua Limpia se refleja en sus apuestas sobre los ganadores de la 32ª Copa América. Están divididas entre los equipos de sus maridos. Entre risas, suenan como sus favoritos los nombres de Luna Rossa y BMW Oracle, aunque «dentro del colectivo hay mujeres de todos los equipos», aclaran.