Los grandes poblados de Madrid van cayendo, pero aún quedan unas 600 chabolas en la región

  • El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid ya están derribando El Ventorro, uno de los últimos poblados chabolistas históricos de la región.
  • Todavía quedan 529 chabolas en grandes núcleos de infravivienda de Madrid y al menos un centenar más desperdigadas en micropoblados.
  • El asentamiento del Guadarrama (entre Móstoles y Arroyomolinos) no deja de crecer, aunque la Comunidad ha iniciado ya los planes para erradicarlo.
  • Existen pequeños núcleos en pleno casco urbano de la capital: en Fuencarral, Planetario, el solar de la cárcel de Carabanchel, Hortaleza, M-40,...
Chabolas situadas en una vaguada del distrito de Hortaleza, con el edificio del Mirador de Sanchinarro al fondo.
Chabolas situadas en una vaguada del distrito de Hortaleza, con el edificio del Mirador de Sanchinarro al fondo.
JORGE PARÍS
Chabolas situadas en una vaguada del distrito de Hortaleza, con el edificio del Mirador de Sanchinarro al fondo.

Los grandes poblados chabolistas de Madrid van desapareciendo a paso lento. Hace ya más de un lustro cayeron núcleos asociados históricamente a la droga como Las Barranquillas o Pitis. En 2011, el proceso continuó con el desmantelamiento de Las Mimbreras, Santa Catalina y El Cañaveral. En estos momentos, la erradicación del chabolismo está marcando un nuevo hito, con el inicio de los derribos y realojos en El Ventorro (Villaverde).

Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por hacer: oficialmente, en la región todavía hay censadas 529 chabolas en grandes poblados, según el registro realizado por el Instituto de Realojo e Inserción Social (IRIS) y facilitado por la Consejería de Transportes, Infraestructuras y Vivienda. A este dato hay que sumar al menos un centenar más de chamizos dispersos en micropoblados por toda la región. Estos pequeños asentamientos han sido detectados por asociaciones de vecinos y entidades de ayuda social, pero la Comunidad no los incluye en el registro oficial al considerarlos "chabolismo residual".  Además, el asentamiento del Guadarrama (en Móstoles y Arroyomolinos) no deja de crecer.

En los últimos cinco años se han eliminado el 58% de los chamizos: los 529 censados actualmente contrastan con los 1.254 que se contabilizaban en 2008. Los últimos en desaparecer han sido el de Puerta de Hierro, algunos situados en el Corredor del Henares y varios núcleos desperdigados en parques de Aluche. Ahora, los principales focos que todavía están en pie son El Ventorro (que podría desaparecer definitivamente en 2014, según las previsiones), El Gallinero (en Villa de Vallecas, en un sector próximo a la Cañada Real) y el del río Guadarrama o Las Sabinas (a caballo entre Móstoles y Arroyomolinos).

Riesgo de inundación en las chabolas el Guadarrama

El gran escollo para los planes de erradicación del chabolismo está en el poblado del Guadarrama. En una franja inundable sobre las riberas del río se levantan 376 chamizos (252 en el sector de Móstoles y 124 en Arroyomolinos). El número de infraviviendas de este núcleo no ha dejado de crecer en los últimos años: a finales de 2011, la Comunidad reconocía la existencia de 115 chabolas solo en el área de Mostoles. Gran parte de esos nuevos residentes son personas que proceden de poblados derribados y que no tenían derecho a ser realojados en una nueva vivienda.

Pese a todo, los técnicos del IRIS están vigilando el asentamiento para evitar que su crecimiento se desboque. La Comunidad y el Ayuntamiento de Móstoles firmaron un convenio en noviembre para iniciar el proceso de control y posterior desmantelamiento del poblado. "En estos momentos estamos realizando los trabajos de inspección y de censo de los habitantes, que se suman a las labores de apoyo social que ya veníamos realizando; son los pasos previos para poder acometer a medio plazo el proceso de desmantelamiento y realojo de estas personas", explica María José Alonso, coordinadora del IRIS. Aunque el camino para acabar con este núcleo se antoja largo: "El objetivo es concluir el realojamiento a finales de 2017", prevén desde la Comunidad. En cualquier caso, este convenio no incluiría al sector establecido en Arroyomolinos.

Pero el chabolismo va más allá de los grandes poblados. Por todo el territorio de la región proliferan los microasentamientos, focos que contienen entre una y cuatro infraviviendas dispersas, más difíciles de controlar por parte de las asistentes sociales. "Son núcleos pequeños que surgen de manera ocasional y si no se controlan bien se pueden convertir en permanentes. Eso sí, no suelen ser gente conflictiva", apunta Francisco Caño, de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (Fravm).

En las vaguadas de la M-11

Estas personas aprovechan cualquier descampado o solar abandonado para establecer sus cobertizos. Uno de los focos que pasan más desapercibidos se encuentra entre los barrios Apóstol Santiago y Pinar del Rey (Hortaleza). Tres familias dedicadas a la recogida de chatarra han levantado una pequeña colonia de chabolas en la ladera de una vaguada, junto a la M-11. La Policía es consciente de su existencia y los residentes del barrio ya están acostumbrados a tenerlos de vecinos: "No dan guerra. Sabemos que viven ahí porque llegan con los carros llenos de chatarra, pero no son molestos. En algún lugar tienen que vivir", asegura un vecino de un edificio próximo.

Recientemente, también se han establecido "construcciones precarias en los terrenos de la antigua cárcel de Carabanchel, junto al Cementerio", según relatan vecinos de Aluche. Además, existen chabolas aisladas en los alrededores de Planetario (en el solar ferroviario situado entre el parque Tierno Galván y la estación de Delicias), a lo largo de la tapia del ferrocarril junto al casco histórico de Fuencarral (allí se levanta desde hace años el micropoblado de Antonio Cabezón y a su alrededor proliferan pequeños asentamientos dispersos) y en las lomas situadas al otro lado de la M-40 (entre El Pardo y Pitis).

Por otro lado, la Comunidad excluye de su recuento a la Cañada Real, al considerar que sus construcciones no son estrictamente chabolas, sino infraviviendas levantadas de forma ilegal en terrenos públicos. En cualquier caso, según el último censo realizado, en la extensa franja de la Cañada hay 2.650 construcciones repartidas por los términos municipales de Madrid, Rivas y Coslada. El Ejecutivo regional está buscando un acuerdo con los ayuntamientos implicados para legalizar la situación de los vecinos que llevan décadas viviendo allí y reurbanizar la zona. El objetivo es levantar barrios residenciales y polígonos industriales en los terrenos de la Cañada.

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