Contra el frío, suelo radiante: cuándo, cómo y dónde

  • Funciona a bajas temperaturas, por lo que hay un ahorro importante de energía.
  • Cubre toda la estancia y el aire se reseca poco al no crear corrientes de aire.
  • Se necesitan 10 cm, lo que significa que habrá que cortar las puertas o subirlas.
  • El mejor acabado es con baldosas cerámicas, que transmiten bien el calor y además tienen una buena inercia térmica.
Tuberías del sistema de suelo radiante antes de montar el pavimento.
Tuberías del sistema de suelo radiante antes de montar el pavimento.
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Tuberías del sistema de suelo radiante antes de montar el pavimento.

Para hacer frente al frío del invierno (y del otoño, por lo visto) tenemos a nuestra disposición distintas formas de calentar nuestra casa. Desde los radiadores normales, los de aceite o los eléctricos, a la bomba de aire acondicionado, pasando por estufas de butano, son solo algunos.

Un sistema que cada vez tiene más adeptos es el del suelo radiante, un sistema de calefacción que se sitúa en el suelo. Tiene algunas ventajas, y entre ellas la más destacada es el ahorro energético.

Según explican en Plan Reforma, varias son las ventajas del suelo radiante. En primer lugar se trata de una calefacción que funciona a bajas temperaturas, por lo que tendremos un ahorro importante de energía. Es por este motivo que es perfecto combinarlo si tenemos un sistema de energía solar.

En segundo lugar se trata de un sistema homogéneo, cubre toda la estancia, así que no quedarán rincones más fríos. Además, al trabajar con temperaturas más bajas, no se producen tantas corrientes de aire y el aire, por tanto, se reseca menos como sí ocurriría con los sistemas de bomba de calor.

El suelo radiante se instala por el suelo mediante tubos de polietileno de alta densidad. Para su sujeción se emplea una capa de aislamiento térmica de poliestireno expandido, que a su vez fomenta que el calor se transmita hacia la parte superior del suelo y no hacia el piso inferior. A continuación se echa una capa de mortero encima, una capa de cemento cola y finalmente el acabado que queramos darle.

Conviene saber que no todos los materiales valen para utilizar sobre un suelo radiante. La madera maciza, por ejemplo, sufre mucho con las dilataciones y, además, no transmite bien el calor (es aislante) por lo que no sería el material más recomendable. Para un acabado de madera sería mejor optar por suelos de madera laminado.

La mejor opción será siempre las baldosas cerámicas o porcelánicas, que transmiten bien el calor y además tienen una buena inercia térmica, esto es, que lo conservan bien una vez se apaga la calefacción.

Para poder construir un suelo radiante se necesitan 10 cm. Esto significa que se pierden 10 cm de altura libre de la vivienda y que, en el caso de que se trate de una reforma, habrá que cortar todas las puertas o subirlas.

Hay una última cuestión a tener en cuenta. Debemos calcular si la estructura de la vivienda, sobretodo en el caso de que se trate de una vivienda antigua, podrá soportar los 100 kg/m2 de sobrepeso que aproximadamente se están colocando (si no se ha quitado el recrecido existente). Este sobrepeso, en estructuras de madera podría provocar flexiones del forjado y aparición de grietas en el piso inferior.

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