La nueva secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz, se ha erigido como la principal valedora de un "nuevo tiempo" en Andalucía y en su propio partido, donde se ha posicionado como el eje central en torno al que los socialistas han iniciado un proceso de regeneración, que según Díaz es fundamental para que el partido se convierta en una alternativa política a nivel nacional.

Elegida como líder de los socialistas andaluces con un 99,6% de los votos en el congreso celebrado este fin de semana en Granada, Díaz culmina el relevo de José Antonio Griñán que comenzó en la Presidencia de la Junta. Su ascenso en el PSOE ha sido vertiginoso: es presidenta de una comunidad y también ahora está al frente de la federación regional socialista más importante de España. Hoy por hoy, Díaz es la mujer que más poder ostenta en la formación y la apuesta de Griñán y del PSOE por favorecer un relevo generacional en el partido.

Su nombre empieza a sonar con fuerza en Madrid, incluso con encuestas que la sitúan entre las más valoradas para sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba, pero ella siempre ha recalcado su "compromiso" con Andalucía y que llegó "para quedarse".

Acostumbrada a la contienda política desde Juventudes Socialistas, muy hábil para la negociación y con contundencia en sus mensajes, Díaz ha pasado en apenas cuatro años de un puesto en la dirección general del PSOE-A a la Secretaría General.

El punto de inflexión para Díaz comenzó el 5 de mayo del 2012, cuando Griñán la nombró consejera de la Presidencia e Igualdad de su nuevo Ejecutivo y delegó en ella buena parte de la coordinación del Gobierno autonómico.

Posteriormente, en septiembre de 2013, accedió a la Presidencia de la Junta de Andalucía tomando el relevo de Griñán. Con una demostrada capacidad de negociación, se le atribuye haber pilotado con éxito la sucesión de Manuel Chaves por Griñán en la dirección del PSOE andaluz tras las primeras tensiones de bicefalia política y haber negociado con habilidad el posterior acuerdo de gobierno entre PSOE e IU en la Junta de Andalucía como consejera.

En la última Conferencia Política del PSOE, Susana Díaz se convirtió en la verdadera estrella —su discurso recibió las alabanzas de Felipe González— y en un apoyo para Rubalcaba, que llegaba en ese momento con críticas internas y presiones sobre la celebración de unas primarias socialistas.

Además, Díaz es la persona en la que el PSOE ha puesto el foco para iniciar un relevo generacional desde todas las facciones del partido: desde Griñán a Rubalcaba, pasando por el expresidente Zapatero, la 'número dos' Elena Valenciano o la exministra Carme Chacón, todos han coincidido recientemente en encumbrarla como ese cambio. "Los de mi generación hemos prestado un buen servicio a España y Andalucía, pero nuestro tiempo ha pasado", dijo Griñán.

Las alusiones al cambio generacional procedieron también del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, para quien la elección de Susana Díaz como nueva líder del POE andaluz es el espaldarazo para que su partido comience la "cuenta atrás" con el objetivo de recuperar la confianza de la mayoría.

El secretario general del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, dijo esta semana que le parecía "fantástico" que Díaz tenga más poder y fuerza en el partido y ha admitido un problema de liderazgo en la formación.

Carme Chacón, una de las voces que venían pidiendo una renovación en el PSOE, proclamó este sábado que con la elección de Susana Díaz al frente de la Secretaría General en Andalucía Griñán ha dado "una lección para muchos" de cómo se hace "un cambio, una renovación con unidad".

Tras este congreso de Granada, Díaz sale arropada por la práctica totalidad de los barones socialistas y miembros de la dirección federal, ya que no obtuvo ningún voto en contra y 10 fueron en blanco, frente a 722 apoyos.

Tras su proclamación, ha asumido las riendas de un partido que, "le pese a quien le pese", está "fuerte y de pie" para "abrir un nuevo tiempo", ha vaticinado.