Los hermanos Daniel y Diego Vega regresan al Festival de Cine Iberoamericano con una trama de conspiración en el filme 'El Mudo', según ha informado la organización en una nota.

Para Daniel y Diego Vega, directores de 'El Mudo', es la segunda ocasión en la que visitan el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. Fue en 2010 con 'Octubre', en la 36 edición del certamen. Ahora traen la historia del juez peruano Constantino Zegarra, que tiene la sospecha de que alguien quiere acabar con él.

Sin embargo, la policía concluye que el disparo que casi acabó con su vida no es más que una bala perdida. El juez, no conforme, reabre la investigación y pronto se descubre a sí mismo rompiendo alguna de sus propias reglas para demostrar que estaba en lo cierto.

Este es el hilo argumental sobre el que se desarrolla 'El Mudo', la coproducción de Perú, México y Francia que ha presentado en rueda de prensa su actor protagonista, Fernando Bacilio, que da vida al juez Zegarra, quien convierte en una obsesión la búsqueda de sus posibles enemigos tras sufrir un violento atentado y quedando la historia completamente centrada en el personaje, aunque dejando entrever el contexto del país a través de pequeños detalles.

"Espero que guste mucho esta película que trata de un problema muy controvertido en mi país como es la corrupción", ha señalado Bacilio, para el que es "elogioso y gratificante estar en Huelva en representación del Perú". "La corrupción, sobre todo la judicial, está siendo muy fuerte en Perú", apunta, "sé que cuando la película se estrene allá va a dar mucho que hablar".

Para los hermanos Vega, Bacilio ha sido "fundamental para mantener esta película" y para el propio actor, cuya carrera se centra en el teatro, afrontar el papel del juez ha sido todo un reto. "Incluso pensé en desertar", ha confesado, "el papel me resultó muy difícil".

La cinta ha sido rodada en distintos distritos de Lima, en parajes un tanto sórdidos y con personajes que pasan a formar parte del paisaje urbano y que reflejan sus conflictos existenciales en un lenguaje directo y duro, en ocasiones.

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Cazando luciérnagas'

El cineasta colombiano Roberto Flores ha presentado en el Iberoamericano el largometraje 'Cazando luciérnagas', una cinta que cuenta una historia minimalista y que concede gran protagonismo a los espacios en los que se desarrolla, siempre en busca de la belleza y la expresividad.

Manrique, un hombre de 50 años que pasa sus días en una mina de sal abandonada en el Caribe colombiano, es el protagonista absoluto de esta narración, que ve rota su rutina por una perra a la que le gusta cazar luciérnagas en la oscuridad. El animal y la aparición de una hija que desconocía le darán una oportunidad para recuperar la alegría de vivir.

"Fue un rodaje duro", ha explicado Flores. "Estábamos muy lejos de cualquier facilidad de producción y eso hizo nuestra vida muy similar a la de Manrique, el personaje principal de la película, un tipo solitario que "ha perdido todas sus habilidades sociales". También tuvimos que luchar contra las inclemencias meteorológicas que destruyeron el set en varias ocasiones, pero al final decidimos adaptarnos e incluso reescribir algunas secuencias", describe el director, aludiendo a lo que podría considerarse un 'personaje' principal en la película: la localización de la misma, una salina colombiana de gran belleza.

Los otros dos personajes están encarnados, en el caso de Manrique, por el veterano y admirado actor Marlon Moreno, y en el caso de la niña que va rompiendo las barreras emocionales que plantea Manrique, por Valentina Abril, a la que Flores ha descrito como "una actriz natural que poco a poco se fue convirtiendo en una actriz profesional".

"La relación entre ambos fue muy especial. Ambos tenían una experiencia vital similar a la historia que estaban contando y tanto fue así que la despedida entre ellos fue muy dura: se habían convertido en un padre y una hija", recuerda el director.

'Cazando luciérnagas' es el resultado de un premio del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico de Colombia rodado a partir de un cuento original de su guionista, Carlos Franco, y que viene a reflejar la necesidad que tenemos los seres humanos de contar con alguien.