Un ex trabajador del centro de acogida para maltratadas certifica las vejaciones

  • Las residentes han presentado una denuncia ante la Comunidad.
  • Dicen que dejan a sus hijos sin comer como represalia.
  • El centro lo gestiona una entidad de la iglesia evangélica.
  • La Comunidad ha abierto una investigación y ha invitado a las mujeres a trasladarse a otros centros.

Las vejaciones a las mujeres que viven en el centro Florencia de acogida para maltratadas vienen de antaño, según denunció a Efe un ex trabajador que pidió guardar el anonimato.

Un grupo de mujeres que reside en este centro, dependiente de la Comunidad de Madrid, presentó el 15 de enero una denuncia ante la Dirección General de la Mujer por el trato vejatorio que reciben, según su testimonio.

El Gobierno regional investiga el caso y no descarta emprender acciones legales contra los responsables del centro si se confirman las acusaciones.

El ex trabajador, que estuvo un tiempo colaborando de forma voluntaria en el centro, se fue al ver lo que sucedía. El antiguo empleado acusa a los dueños de tener la casa "para hacer negocio" a su costa con las subvenciones que reciben.

Añadió que cuando trabajaba allí la comida que servían se la daban gratis en Mercamadrid, y que el régimen al que sometían a las mujeres era "férreo", porque no podían opinar, ni quejarse, y las castigaban sin poder salir de sus habitaciones o sin comida para sus hijos.

También indicó que las mujeres eran utilizadas como mano de obra para el centro, dirigido por un matrimonio, y vinculado a Nuevo Amanecer, un grupo evangélico independiente, que no obstante es miembro de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEDERE).

Las residentes en el centro aseguran que las gestoras de la casa les gritan, les insultan e incluso, como represalia por protestar, han castigado a sus hijos sin cenar.

Siete de las once mujeres que viven en la casa de acogida firmaron la denuncia que presentaron el pasado 15 de enero ante la Dirección General de la Mujer del Gobierno de Esperanza Aguirre.

Cuentan que se sienten maltratadas psicológicamente por las trabajadoras y por la dirección del centro. Aseguran que les han llamado "guarras", "mantenidas" e "inadaptadas", que les dan alimentos en mal estado y que se vengan con los niños.

Una de las denunciantes, Rosana, afirma que hasta en dos ocasiones dejaron sin comer a sus hijas, y que cuando recriminó esta actitud a la educadora, ésta "comenzó a gritar y a decirnos que estaba cansada de nosotras".

En el centro residen también quince menores "que están en absoluta vulnerabilidad y riesgo, porque ellos además están iniciando una vida" , según Rosana, que se pregunta si el Defensor del Menor "está enterado o no" de lo que está ocurriendo.

Datos confidenciales

Otra de las cuestiones denunciadas que es que cuando piden orientación y ayuda les responden que sólo pretenden "vivir de los recursos sociales". Teresa Giralbo, otra de las mujeres, señala que "lo único que estamos reclamando es que se nos dé lo que se nos ofreció: un espacio para reconstruir nuestra vida".

Según las denunciantes, el centro ha revelado datos confidenciales sobre alguna de ellas. Este es uno de los dos únicos centros que tiene la Comunidad para prestar el servicio público a las víctimas de violencia de género.

La Comunidad de Madrid anunció ayer que está dispuesta a emprender cuantas acciones legales estime oportunas si tras la investigación que han abierto se comprueba que son ciertas las denuncias de trato vejatorio a las residentes en el centro.

El consejero de Empleo y Mujer, Juan José Güemes, añadió que las mujeres han sido invitadas a trasladarse y que, de confirmarse los hechos, se resolverá el contrato que tiene la comunidad de Madrid con el citado centro.

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