La pianista de Puigcerdà acusada de molestar a su vecina dice que sólo tocaba el fin de semana

La pianista de Puigcerdà Laia M., acusada de un delito contra el medio ambiente, contaminación acústica y lesiones psíquicas por molestar a su vecina con el sonido del instrumento, ha explicado este lunes que sólo tocaba los fines de semana.
La pianista y su madre, en el juicio que ha empezado este lunes
La pianista y su madre, en el juicio que ha empezado este lunes
EUROPA PRESS
La pianista y su madre, en el juicio que ha empezado este lunes

La pianista de Puigcerdà Laia M., acusada de un delito contra el medio ambiente, contaminación acústica y lesiones psíquicas por molestar a su vecina con el sonido del instrumento, ha explicado este lunes que sólo tocaba los fines de semana.

En el primer día de juicio en la Audiencia de Girona, la pianista ha dicho ante el juez que entre los años 2003 y 2004 estudiaba en Manresa tres días a la semana, mientras que entre 2005 y 2008 recibía clases en Barcelona de lunes a viernes y, por lo tanto, sólo podía tocar el instrumento en su domicilio de Puigcerdà los fines de semana.

En cambio, según la calificación fiscal, Laia M. interpretaba este instrumento cinco días por semana, de 9.00 a 13.00 y de 14.00 a 18.00 horas, sin que la sala donde ensayaba estuviera insonorizada; un hecho que ha sido desmentido por la pianista, después de asegurar que el año 2005 su padre hizo una primera insonorización estructural de la habitación donde tocaba.

La acusada ha añadido que se llevó a cabo otra insonorización en 2007 en el piano, cubriéndolo con mantas acústicas, aunque la vecina denunció que entre los años 2003 y 2008 le molestaba el sonido constante del instrumento y que, a consecuencia de este "ruido", pidió la baja laboral por lesiones psíquicas, como ansiedad, alteraciones del sueño y episodios de pánico.

La vecina ha explicado que intentó resolver el conflicto de forma amistosa pactando un horario para tocar el piano aunque, según ella, la intérprete aumentó el tiempo de práctica de este instrumento que cada vez tocaba "con más fuerza", hasta que finalmente decidió abandonar el piso de Puigcerdà en compañía de su marido y sus dos hijos, en septiembre de 2007.

La familia se trasladó a Galicia y fue entonces cuando la denunciante pidió la baja laboral —en Puigcerdà trabajaba de administrativa en la inmobiliaria de su padre, a pesar de que desarrollaba parte de su jornada laboral en el domicilio particular—; en enero de 2008, durante una estancia en el piso de La Cerdanya por las vacaciones de Navidad, escuchó por última vez el piano.

El motivo es que, según ha explicado Laia M. en el juicio, en marzo de 2008 quitaron los dos pianos que había en su domicilio de Puigcerdà ante la presión por las denuncias de la vecina y, al cabo de unos meses, su familia decidió marcharse del piso para dejar atrás "esta situación martirizante".

Apoyo de los vecinos

La pianista ha asegurado que en todo momento tuvo el apoyo de los otros vecinos del bloque, y ha concluido que su instrumento "no suponía un motivo de molestia", mientras que ha indicado que la comunidad de propietarios sí que denunció el ruido que producía el supermercado ubicado bajo del edifico por mala insonorización.

Por su parte, la vecina de la intérprete ha afirmado que después de pedir por tercera vez a Laia M. un horario para tocar el piano, la intérprete le respondió que realmente a ella no le molestaba este instrumento si no su marido y su hijo, ha subrayado la denunciante, que ha confirmado que "vuelve a estar nerviosa" por el hecho de tener que recordar el conflicto durante el juicio.

La calificación fiscal y la acusación solicitan una pena de siete años y medio de cárcel para Laia M. y cuatro más de inhabilitación para tocar el instrumento, al mismo tiempo que pide a sus padres una multa de 10.000 euros y una indemnización de 9.900 euros, al considerar que el sonido del piano superaba "el máximo de inmisión sonora" y al desatender el requerimiento del Ayuntamiento de Puigcerdà de insonorizar la habitación del domicilio en un plazo de 15 días.

Mientras, el abogado de la pianista solicita la absolución de la intérprete y de su familia, puesto que considera que el ruido de un piano no puede valorarse como fuente de contaminación acústica del medio ambiente.

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