Entre las menos ruidosas se encuentran la calle José Cánovas Pujante (en el barrio de Vistabella), Jumilla (en el barrio del Carmen), Santa Isabel o Francisco Rabal.

La ordenanza municipal establece en 65 los decibelios permitidos por el día y en 55 por la noche. «En algunas calles se pasa, pero es por poco ya que, en la mayoría de los casos, las mediciones son de 65, 3 a 66. Además, los controles se hacen al borde de la calzada», explica la concejal de Medio Ambiente, Pilar Megía.

Muchas calles no se miden, ya que se sabe de antemano que no superan los límites, aunque algunas que se supone que no tienen muchos ruidos, como Trapería o Platería, están en 62,9 y 60 decibelios respectivamente.

Para hacer frente a los ruidos, el Ayuntamiento obliga a que las nuevas casas que se construyen en vías ruidosas dispongan de un doble aislamiento en la fachada. Las casas ya construidas pueden pedir subvenciones municipales para aislarlas.

Otra de las medidas contra el ruido es aplicar asfalto fonoabsorbente en las calles en obras. Megía recuerda que los coches ruidosos con más de 20 años tienen prohibida la entrada al centro.

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Más bulla de noche que de día

Aunque en la mayoría de las calles medidas los ruidos son mucho menos frecuentes de noche que de día, hay otras en las que es al revés. En Miguel Induráin, avda. Rocío, Alfonso Palazón Clemares, San Antonio, Victorio, carril Molino Nelva, plaza Balsas y Carlos III hay más ruido de noche que de día.