Expresiones como "este lo tengo repe", "¿me lo cambias?", "te lo doy si tú me das cinco" y "sile, nole" o "sipi, nopi" fueron durante décadas parte habitual de las conversaciones que se escuchaban en los recreos de los colegios de toda España. Pero, ¿qué ha sido del intercambio de cromos?, ¿quedó relegado al olvido por culpa de las nuevas tecnologías?
En realidad, los cromos perviven, aunque ya no sólo como diversión para niños sino también como afición de nostálgicos y víctimas de la fiebre del coleccionismo, tal y como se recoge en el libro La vida en cromos (Dolmen Books), de Javier Matesanz, quien reivindica la seriedad de esta pasión a pesar de su origen ligado al entretenimiento infantil.
"El cromo pertenece a ese universo joven y soñador que nos negamos a abandonar. Es un acto de resistencia del niño encerrado en nuestra apariencia adulta, que lucha por mantener vivas nuestras ilusiones y quimeras, así como las energías para alcanzarlas", explica Matesanz.
"Los cromos no son sólo cosa de niños, aunque sí es cierto que todos los coleccionistas de cromos han empezado de niños. Algunos lo abandonan temporalmente cuando crecen y les empiezan a interesar otras cosas, pero su pasión queda aletargada y llega un día en el que tienen hijos, que vuelven a pedir esos cromos, vuelven a jugar con ellos, y ahí es donde los coleccionistas resurgen", cuenta Matesanz a 20minutos.
"Existe un mercado del cromo antiguo, del coleccionismo, pero no por acumulación y ocio sino por el valor del material, que es algo que no puede afrontar un niño obviamente. ¿Qué chaval puede permitirse pagar trescientos y pico euros por un cromos de Javier Clemente cuando todavía era jugador del Athletic de Bilbao? Y esto no es nada. Se llegó a pagar más de un millón y medio de dólares por el de un jugador de béisbol de 1911, hasta el momento el cromo más caro de la historia", relata el escritor y periodista, antes de añadir que "este tipo de coleccionismo tiene al cromo como objeto de valor incalculable porque algunos son incunables, otros tienen algún curioso error de impresión y otros son simplemente colecciones prácticamente desaparecidas, de finales del siglo XIX o principios del XX, que ahora tienen ya el valor de la antigüedad".
Aun así, el autor de este libro dedicado a los cromos asegura que esta forma de ocio sigue vigente entre los jóvenes: "Los niños siguen intercambiando cromos en los recreos, aunque no sé si sería "cromos" la palabra que ellos utilizan, porque intercambian de todo. Coleccionan por ejemplo unas tarjetas que se llaman cards, que se utilizan con aplicaciones de móvil y que ya no se pegan en un álbum".
"Me consta que los productos han evolucionado, pero son las evoluciones naturales de los cromos. Y que quede claro que sí se siguen haciendo cromos, los de National Geographic, las colecciones de animales, las de fútbol... Son los tradicionales de toda la vida, que todavía se coleccionan, pero han tenido que compartir protagonismo con todas las versiones contemporáneas del cromo", añade Matesanz.
La todopoderosa Panini
De origen italiano, fundada en 1961, la editorial Panini se ha convertido en la principal referencia a nivel mudial en el mundo del cromo. El director de la filial española de la compañía, Lluís Torrent, también ha confirmado a 20minutos esos cambios dentro del sector del cromo.
"La industria del cromo ha ido progresando y adaptándose a las necesidades de los niños. En los últimos años han entrado las nuevas tecnologías e Internet, pero no sólo eso, antes sólo había unas pocas series y una cadena de televisión a la que comprarle los derechos, ahora hay infinidad de cadenas y la oferta se ha diversificado muchísimo. El cromo ha cambiado mucho, como el mundo", cuenta Torrent.
El directivo también confirma que el negocio se mantiene con buena salud: "Lanzamos entre 60 y 65 colecciones al año y vendemos unos 600 millones de cromos. Lo que mejor funciona ahora mismo son los Invizimals, las Monster High y los álbumes de fútbol, que nunca fallan. Ahora mismo estamos preparando la colección del Mundial, que saldrá en 125 países. Es un trabajo bestial".
"El público principal siguen siendo los niños, aunque colecciones como la del Mundial repescan a padres nuevos, adultos que se reenganchan al mundo del cromo por la nostalgia y por su gusto por el fútbol", dice Torrent.
Sigue habiendo mucho material infantil en el mundo del cromo —dentro de poco lanzarán el álbum de Peppa Pig— y también quedan herederos de los viejas colecciones pedagógicas, como los álbumes de animales que se siguen publicando con éxito.
¿Y el futuro inmediato de este mundillo? Lluís Torrent lo tiene claro: "En el cromo sigue imperando el papel". "En los últimos 6 o 7 años, en España se han lanzado muchas iniciativas de cromos digitales. No han vendido nada, han sido un rotundo fracaso. Internet es un gran medio, pero no todo funciona en Internet. A día de hoy, el cromo físico sigue siendo el pilar del negocio", afirma.
El punto de vista del coleccionista
Adrián Cobos es uno de esos grandes coleccionistas de cromos que jamás han abandonado su afición o, al menos, no por mucho tiempo. "Nunca he dejado el coleccionismo de cromos. Por cuestiones de dinero lo abandoné un poco y cambié los cromos por los cómics, pero hace cuatro años lo volví a recuperar y me hice la colección completa del Mundial de 2010 y, si me respeta la economía, pues posiblemente haga la del Mundial 2014 de Brasil. Aparte de eso no han salido colecciones de cromos que me resultaran interesantes ya", cuenta a 20minutos.
"Yo no tenía dinero para comprar los cromos así que lo que hacía era guardar la asignación semanal para poder comprar los sobres. Después se convirtió casi en una religión ir todos los domingos al Rastro, en Madrid, y a la plaza del metro Quintana a cambiar cromos, que salía más barato. Era muy divertido. Cromos de fútbol, de naturaleza, del ejército...", añade Cobos.
En cuanto al motivo que hace que los cromos generen adicción, lo tiene muy claro: "Las colecciones de cromos engnachan por la posibilidad de aprender cosas de forma divertida. Porque hay y sobre todo había, en los 70 y 80, colecciones muy, muy didácticas. Además, te atrapaban porque recurrían a los personajes de las series de dibujos animados de aquella época y tú los querías tener todos: D'Artacán, Willy Fog, Heidi, Marco, la abeja Maya, Ruy el pequeño Cid..."
Cinco curiosidades sobre el mundo del cromo
Su origen
Poco más de una década después, en 1848, nacían los cromos tal y como los conocemos hoy, incluidos junto a una figurita en los paquetes de los productos de la empresa de chocolates Poulain. Nacía así también una existosa estrategia de marketing que, durante mucho tiempo, fue la principal impulsora del coleccionismo de estampas.
El éxito del fútbol y las películas
Lluís Torrent, el máximo responsable de la citada editorial, también destaca el éxito del álbum de la serie mexicana para adolescentes Rebelde, que superó todas las expectativas y llegó a vender más de 10 millones de sobre en España, una cifra elevadísima pero muy alejada de los sorprendentes 51 millones de sobres que se vendieron de La Bella y la Bestia de Disney.
La fórmula matemática del cromo
Según está fórmula, en el caso de un álbum de 220 cromos, quien compra 18 tiene un 51% de posibilidades de obtener uno repetido, tal y como ejemplifica Matesanz en La vida en cromos.
El encanto del sobre
Una de las colecciones de sobres más impresionantes que existen pertenece a dagava10, quien explica en su página cómo surgió este fetichismo: "Me di cuenta de que era igual o incluso más difícil coleccionar los sobres que tener el álbum completo ya que hay muchas versiones de sobres que solo salen en ciertos países".
Derivados del cromo
En los últimos años, el cromo también ha encontrado nuevas formas gracias las nuevas tecnologías. Actualmente hay cromos virtuales de muy diversos tipos, algunos híbridos y otros que, como los españoles Invizimals, hacen uso de la vistosa técnica de la realidad aumentada, capaz de mostrar a través de una cámara objetos y criaturas que no existen en la realidad.
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