La odisea de ir a clase

Padres y maestros se quejan del mal estado de las tres vías de acceso al Instituto Ingeniero de la Cierva. El Ayuntamiento sólo arreglará una de ellas.
Acceso: el de Patiño. (F. J. Mompeán).
Acceso: el de Patiño. (F. J. Mompeán).
Acceso: el de Patiño. (F. J. Mompeán).
Aceras rotas cuando hay, setos sin cortar que dificultan el tránsito, pasos de cebra improvisados, senderos de tierra o un túnel subterráneo hasta la bandera de porquería son el día a día de los más de 1.200 alumnos del instituto Ingeniero de la Cierva, de Murcia.Estos alumnos tienen la ‘suerte’ de poder elegir entre tres accesos: el de Patiño, carretera que sólo tiene aceras en algunos tramos; la vía paralela a la A-30, donde apenas hay paso de peatones y los alumnos tienen que cruzar un paso subterráneo en el cual temen ser atracados, y el carril del Cebadero, muy estrecho y casi sin aceras, viéndose los alumnos obligados a atravesar por un huerto.

Pese al peligro, el Ayuntamiento lleva más de 18 años sin hacer nada. Padres y profesores piden una solución inmediata y dicen sentirse fuera de los planes de mejora del Consistorio.

Por su parte, el Consistorio no entiende las quejas, ya que en su opinión no existe tal peligro en el acceso de la paralela a la A-30 y el de Patiño. Además, dice que ya hay modificaciones previstas para las aceras de la carretera de Santa Catalina y parte del carril de la Iglesia de Patiño. Se trata de una parte de las obras de un plan parcial del Ayuntamiento, para mejorar la zona sur de Murcia.

Los padres no están conformes con estas explicaciones y dicen que no pararán de quejarse hasta que mejoren los accesos.

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El instituto de la discordia

El pasado 22 de diciembre los profesores del IES Ingeniero de la Cierva protagonizaron un encierro, en el centro, para protestar por la contratación de un vigilante de seguridad privado, para evitar el acceso al centro a toda persona ajena a la plantilla. Con el encierro los profesores pedían la dimisión de la directora y el despido del vigilante, por no permitir el acceso a profesores de otros centros que venían a participar en un debate.

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