El acusado admite que pidió relaciones sexuales a la víctima, pero que ella "se enfadó y se fue"

La mujer niega que le propusiera relaciones, sino que se le "echó encima" y ella se quedó "quieta", pues pensó que la "iba a matar"
Acusado de la violación
Acusado de la violación
EUROPA PRESS
Acusado de la violación

El acusado de agredir sexualmente a una mujer en el interior de su coche en Torrelavega y arrojarla después de una patada ha admitido que le preguntó si quería mantener relaciones sexuales, pero ha indicado al respecto que como ella quería tomar "más copas" y él no, se puso "como una loca" y "se enfadó", tras lo que se bajó del vehículo, dio un "portazo" y "se fue".

Así lo ha señalado este lunes I.B.G. ante el juez, al que ha manifestado que pensó que la chica, a la que había conocido la noche de los hechos, en la madrugada del 30 de mayo de 2011, "no estaba bien de la cabeza".

Por su parte, la víctima ha relatado que el procesado —para el que la Fiscalía pide 9 años de cárcel y 12.000 euros de indemnización— no le propuso mantener relaciones sexuales, ni de forma directa ni indirecta, sino que cuando se dirigían en coche a otro bar, aparcó en una cuneta de la carretera, se le "echó encima", le quitó el pantalón "a la fuerza" y le "arrancó" la ropa interior. Mientras, ha dicho, ella se quedó "quieta, inmóvil", porque pensó que la "iba a matar", "por la cara que tiene", ha explicado.

Después, según ha aseverado en el juicio, que ha comenzado este lunes en la Audiencia de Cantabria, la agredió y penetró vaginalmente sin su consentimiento, tras lo cual la echó "de una patada del coche" y la dejó "tirada en la cuneta, sin un zapato y sin bragas", ha apostillado.

Durante el interrogatorio, el acusado ha explicado que en la madrugada en que sucedieron los hechos estaba en un bar tomando copas con un amigo, al que se acercó la mujer, pues ambos se conocían. Después, los tres se marcharon a otro local, al que no les dejaron entrar porque estaban cerrando, por lo que se fue con la chica a otro, donde I.B.G. le preguntó si quería mantener relaciones sexuales con él.

Ante esto, y según la versión del procesado, la víctima contestó que sí, pero puntualizó que primero quería tomar otra copa. Como todos los bares de Torrelavega estaban cerrados, se dirigieron en su coche -que era propiedad de su novia, aunque lo solía coger él- hacia Tanos.

Según ha dicho, la chica quería ir a un bar concreto y él no porque, como ha explicado, el dueño era su padre y, además, él tenía novia y no quería que le vieran "por ahí" con otra. Por eso le insistió en mantener relaciones, a lo que ella volvió a decir que "sí", pero después de tomar más copas. Pero ante su negativa de ir a ningún bar, la mujer "se puso como una loca" y "se enfadó", por lo que la dejó "salir del coche", que abandonó dando "un portazo".

A continuación, I.B.G. se fue a su casa, en Cortiguera, que está a unos "6 ó 7 kilómetros" del lugar donde había aparcado, y dejó el coche en el garaje, que cogió a la mañana siguiente -lunes- su novia para ir a clase.

"pensé que me iba a matar"

Sin embargo, la víctima ha contado que la madrugada del 30 de mayo de 2011 estaba sola por la calle, en la zona de vinos de Torrelavega, cuando el acusado, que iba en compañía de otro chico al que conocía "de vista", le dijo que se fuera con él a tomar algo.

Así, aunque iba como "una cuba", aceptó, pues se "fió" de él, al ser amigo de su conocido. De este modo, estuvieron en un bar y después se dirigieron en coche a otro ubicado en Tanos. Pero, en mitad del camino, el hombre "se metió en una cuneta", se le "echó encima", le quitó los pantalones "a la fuerza" y le "arrancó" la ropa interior. Mientras, ella se quedó "quieta" e "inmóvil" en el asiento del copiloto en el que iba, pues pensó que la "iba a matar", debido a "la cara que tiene", que la da miedo, ha explicado.

"Recuerdo que me pegó una patada y me dejó tirada en la cuneta, sin un zapato y sin bragas", ha manifestado la víctima, después de asegurar, ante las preguntas del fiscal y la defensa del acusado, que la agredió y penetró vaginalmente sin su consentimiento. A continuación, hizo auto-stop para llegar hasta su casa, pero no se "atrevió" a entrar, sino que se quedó "acurrucada" en el portal, llamó a la policía y pidió una ambulancia.

La mujer, —que es madre de un niño pequeño y que en el momento de los hechos estaba en tratamiento y tomaba medicamentos por depresión—, ha manifestado durante el interrogatorio que esa noche ella "estaba bien". No obstante, ha matizado que como han pasado dos años no se puede "acordar de todo", pero sí de "lo importante: que me han violado", ha expresado. "Estoy mal. esto en la vida se me va a olvidar", ha manifestado al respecto la mujer, que ha replicado ante determinadas preguntas de la abogada del acusado que está "sacando las cosas de quicio" porque, a su juicio, no eran "del tema" que se está enjuiciando.

TESTIGOS

En la sesión, que se ha desarrollado en la Sección Tercera de la Audiencia, también han declarado como testigos la novia del procesado y tres agentes de la Policía Nacional. La primera ha corroborado que suele prestar su coche a I.B.G., y ha indicado que aquella noche llegó a casa sobre las 4.30 horas, que no le contó nada de lo ocurrido pero que tampoco estaba "nervioso". Por la mañana, para ir a clase, ella cogió su coche, que "estaba como siempre".

Por su parte, los agentes han manifestado que en la madrugada del 30 de mayo de 2011 acudieron, entre las 5.00 y 5.25 horas, al domicilio de la víctima, ya que en el 112 habían recibido la llamada de una chica que aseguraba que había sido agredida y violada. La encontraron fuera del portal de la vivienda, en la calle, sentada, "ebria y sollozando". También estaba descalza y tenía las pertenencias del bolso "tiradas" y "desparramadas" por el suelo.

La mujer, que describió al agresor como un hombre moreno y de 1,70 metros de altura y les indicó de quién era hijo, les explicó que se había montado en su coche y que habían ido a "dar una vuelta" y que, tras la supuesta agresión, se había dejado "un zapato" y "las bragas" en el vehículo. Sin embargo, los policías han dicho que no observaron lesiones que indicara que había sido agredida.

Uno de ellos ha señalado además que tres días antes de los hechos enjuiciados recibieron una llamada de que había en la calle una persona "un poco bebida", que solicitaba presencia policial y una ambulancia, porque se encontraba "perdida", aunque cuando llegaron manifestó que no les "necesitaba".

Se trataba de la misma mujer que, como ha apuntado otro efectivo, el pasado viernes también atendieron por otra intervención, ya que había estado llamando de forma "insistente" a la casa de un chico que había sido su pareja pero que "no quería saber nada de ella", según les dijo.

También han comentado que otros compañeros han atendido intervenciones con esta misma chica, que a veces está "alterada" por la zona de vinos de Torrelavega. Así, uno de ellos la ha visto un par de veces por estas calles y "algo bebida sí debía estar", ha apostillado.

El juicio continuará mañana con la declaración de los peritos y la presentación de las conclusiones de las partes.

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