El rocódromo del parque de Las Norias de Valladolid recibe el nombre del montañero fallecido Álvaro Paredes

El rocódromo municipal situado en el Parque Norias de Santa Victoria de Valladolid lleva desde este lunes el nombre del montañero vallisoletano Álvaro Paredes Izquierdo, bombero del Ayuntamiento fallecido a finales del pasado julio en la expedición al Gasherbrum I, en la Cordillera del Himalaya.

El alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva; el concejal de Hacienda y presidente de la Fundación Municipal de Deportes, Alfredo Blanco Montero, y el presidente de la Federación de Deportes de Montaña, Senderismo y Escala de Castilla y León, Javier González Lázaro, han descubierto una placa en el interior de este recinto como homenaje al montañero, según informan fuentes del Consistorio en un comunicado remitido a Europa Press.

En el acto también han estado presentes los padres del deportista, Jesús Paredes y Aurora Izquierdo, su hermana Penélope, una representación del Parque de Bomberos de Valladolid, así como alumnos y profesores del Colegio San Viator—el fallecido impartía clases en dicho centro—quienes han realizado una exhibición.

Además, en una de las paredes, se ha reproducido una de las frases significativas del propio deportista que recoge "la grandeza" y a la vez el peligro de la montaña y del espíritu aventurero: "Hay dos formas de vivir la vida: una es arriesgada, la otra no es vida".

En su intervención, el alcalde ha destacado su obligación de transmitir "el valioso" testimonio que Álvaro escribió durante su vida, un hombre que vivía todo con "intensidad y que asumía riesgos", al tiempo que ha señalado que asumir riesgos no es sinónimo de temeridad, sino de ser "valiente, arrojado y positivo" en las exigencias que impone cualquier reto.

Javier León también ha destacado la generosidad de Paredes a la hora de compartir sus experiencias, conocimiento y entusiasmo con los más jóvenes, "empleando su tiempo en hacerles partícipes de las satisfacciones que conlleva esta forma de vida. Lo mismo cabe decir de su presencia en el Cuerpo de Bomberos, donde era muy querido por sus compañeros gracias a su carisma".

Como apasionado de la montaña, Paredes aseguraba que al coronar una cumbre lo primero que hacía era fumarse un cigarrillo y disfrutar del paisaje. "Pero llegar a la cima es una falsa victoria, sólo es el 50 por ciento de la hazaña. Hasta que no estás en el campamento no has conseguido el objetivo".

En 2010, el bomberos fallecido fue el primer vallisoletano en coronar el Cho Oyu (la diosa turquesa), por encima de los 8.035 metros.

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