Los asturianos mantienen una buena salud pese a la crisis y el empeoramiento de los determinantes sociales

La tercera Encuesta de Salud para Asturias 2012, ha mostrado que la población asturiana sigue manteniendo una buena salud, pese a que perciben que los determinantes sociales y económicos han empeorado en los últimos años y a la preocupación por el desempleo. Los resultados los ha presentado este miércoles en rueda de prensa el director general de Salud Pública, Julio Bruno junto al diseñador de la encuesta, Mario Margolles.
Julio Bruno junto a Mario Margolles e Ignacio Donate
Julio Bruno junto a Mario Margolles e Ignacio Donate
EUROPA PRESS
Julio Bruno junto a Mario Margolles e Ignacio Donate

La tercera Encuesta de Salud para Asturias 2012, ha mostrado que la población asturiana sigue manteniendo una buena salud, pese a que perciben que los determinantes sociales y económicos han empeorado en los últimos años y a la preocupación por el desempleo. Los resultados los ha presentado este miércoles en rueda de prensa el director general de Salud Pública, Julio Bruno junto al diseñador de la encuesta, Mario Margolles.

"La encuesta refleja que los asturianos siguen teniendo una buena percepción de su estado de salud y del sistema sanitario asturiano", ha explicado Bruno. Además, el director de Salud Pública ha asegurado que un 84 por ciento de la población ha valorado como "buena o muy buena" la atención primaria, "pese a las medidas de reducción de aseguramiento del Gobierno central", lo que pone de manifiesto, ha indicado, que "el sistema sanitario resuelve".

La sorpresa más preocupante derivada del resultado de esta encuesta, ha explicado Bruno, es "la creciente percepción que los asturianos tienen de estar en riesgo ante problemas de salud mental, que ha aumentado en un 20 por ciento", con respecto a la última, realizada en 2008.

Los datos recogidos en la encuesta sobre la percepción del estado de salud revelan que dos tercios de los asturianos consideran que su salud es buena. De ellos, un 15,8 por ciento entienden que es muy buena, el doble de quienes piensan que es mala o muy mala.

Las mujeres tienen tendencia a valorar su salud peor que los hombres (un 6,7 por ciento de las mujeres la valoran como mala, frente al 4,6 por ciento de los hombres) y, en general, las personas de más edad reflejan peor situación de su estado de salud (un 0,6 por ciento de las personas entre 15 y 29 años consideran que es mala, mientras entre la población de 64 años en adelante, consideran que tienen mala salud un 12,4 por ciento).

Por otro lado, la encuesta revela que mientras el consumo de tabaco ha bajado, el de alcohol ha aumentado, sobretodo entre los jóvenes. Además, ha descendido el consumo de fármacos, y ha aumentado la cantidad de ejercicio físico que realizaron los encuestados.

Aumento de las enfermedades crónicas

Se percibe un ligero aumento de la prevalencia de las enfermedades crónicas. Un 32 por ciento de la población considera que tiene problemas de salud crónicos o de larga duración. Esto es debido, ha asegurado Bruno, "al envejecimiento de la población".

Entre las enfermedades crónicas más frecuentes destacan el reumatismo, la artrosis o los problemas reumáticos, que afectan a uno de cada cuatro adultos, la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia.

Además, uno de cada nueve adultos tiene problemas de ansiedad o nervios, si bien estas patologías están mucho más extendidas en las mujeres que en los hombres. Un 20 por ciento de la población tiene riesgo de mala salud mental. Una probabilidad que avanza con la edad, y especialmente entre las mujeres.

Finalmente, los datos obtenidos ponen de manifiesto que casi todos los determinantes socioeconómicos y ambientales han empeorado desde el año 2008. En concreto, del total de los entrevistados, el 33 por ciento está desempleado, una situación que afecta de forma más acusada a las mujeres, y un 29 por ciento jubilados.

Las respuestas constatan también un acusado descenso en la satisfacción con el trabajo al cambiar las condiciones laborales de muchas empresas. También en el contexto laboral, existe un aumento en la temporalidad de los trabajos y en los horarios irregulares. Por último, el 85 por ciento expresa sentir temor a perder el trabajo, frente al 64 por ciento de 2008.

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