Médicos y enfermeros que atendieron a la niña fallecida en Fortuna por otras lesiones no detectaron maltrato

El jefe de Policía Local asegura que fue el primero en llegar a la casa cuando falleció la niña, pero no lo indicó en las diligencias
Imagen del acusado por la muerte de la niña de Fortuna
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EUROPA PRESS
Imagen del acusado por la muerte de la niña de Fortuna

El médico traumatólogo del Hospital Virgen de la Arrixaca que atendió por una lesión en una pierna a la niña de Fortuna, dos meses antes de que falleciera por un 'shock séptico', no advirtió "en principio" ningún síntoma de maltrato en la menor, aunque ha aclarado que no hizo ninguna exploración "más allá de la extremidad inferior derecha" que era la que tenía dañada.

El doctor, que estaba de guardia el día en que atendió a la niña en Urgencias, ha afirmado que la lesión que presentaba la niña era de tipo "neurológico", ya que afectaba al nervio ciático. Sin embargo, esa lesión "no se corresponde con el golpe de un tronco en la zona anterior de la tibia", que era lo que relataba el acompañante que llevó a la niña a Urgencias, "imagino que el padrastro", ha dicho.

"Un golpe ahí no produce habitualmente esa lesión, a no ser que lesiones los tendones o algo, pero no era el caso", ha asegurado el médico, quien ha recordado que en la zona de la tibia anterior donde se supone que la niña había recibido el impacto "no se notaba nada" y no había heridas.

En la quinta sesión del juicio que se celebra en la sección tercera de la Audiencia Provincial de Murcia, el traumatólogo ha señalado que él solo vio esa primera ocasión a la niña, a la que pusieron una férula y le dieron cita para hacerle una radiografía. Posteriormente, acudió otras dos veces al médico.

Tampoco encontraron ningún síntoma de maltrato el médico de familia y los dos enfermeros del Centro de Salud de Fortuna que atendieron a la menor en otras ocasiones, ya que todos ellos recuerdan haberle practicado "curas banales" y ninguno activó el protocolo habitual en casos de maltratos al no encontrar motivos para hacerlo.

En concreto, el médico de familia que atendió a la niña el 20 de octubre de 2008 ha reconocido que rellenó personalmente la lesión en el libro de registros, donde sólo figura que le hizo "una cura". En este sentido, ha señalado que ese término representa que la lesión es "algo banal, una pequeña herida o una quemadura".

En este sentido, ha asegurado que "si hubiera sido otra cosa" él hubiera procedido "de otra manera". Y es que, si hay maltrato, ha señalado que "habría parte de lesiones que se remite al juzgado, hay un protocolo". "Si yo no anoté nada más es porque nada llamó mi atención", ha zanjado.

Uno de los enfermeros del Centro de Salud de Fortuna ha ratificado que atendió en dos ocasiones a la niña, una de las cuales "se había caído y llevaba una pequeña herida en la frente" que él le curó con puntos de sutura. Para él fue "una cosa normal", que en "ningún caso" le levantó sospechas", y que se trataba de una caída de una niña de corta edad, "como tantas otras veces".

El otro enfermero ha dicho saber que la atendió porque estaba de guardia según la anotación en el libro de registros del hospital, pero no recuerda de qué la trató. "Sería una cuestión banal, porque si yo hubiera visto algo extraño hubiera avisado al médico", ha manifestado.

La policía local asegura que llegó en primer lugar

El entonces jefe de Policía Local, por su parte, ha asegurado que la mañana en la que encontraron muerta a la niña, él fue el primero en llegar al lugar, incluso, antes de la médico pediatra que intervino, algo que se contradice con la versión de la doctora y de la enfermera que le acompañó hasta el domicilio, quienes aseguraron haber sido las primeras en llegar y que la Policía no estaba allí.

"Estábamos en la sede de Policía Local y nos llamaron informando que en casa del acusado había una niña muerta", ha relatado el ex agente, quien encontró, al llegar, al padrastro en la puerta "tirándose de los pelos, deshecho, fuera de sí, no podía llorar más". Ha dicho que encontró a la niña boca arriba en una habitación y dio orden de que no pasara nadie, para alertar acto seguido a la Guardia Civil.

El abogado de la acusación le ha preguntado al ex agente por qué no indicó esta actuación en el informe que le solicitó el Juzgado de instrucción, después de los hechos. En concreto, el juez preguntó si había tenido lugar alguna actuación de la Policía Local o de los servicios sociales relacionada con la familia, a lo que el entonces jefe de Policía contestó negativamente. El ex agente ha admitido que el folio estaba firmado por él.

Otros testigos de la defensa

Otra de las testigos de la defensa, prima de la madre del acusado, ha rememorado que la niña fallecida se quedaba todos los días a jugar con sus hijas, y ha dicho que le llamaba la atención que la menor "se quitaba el zapato para chutar" al balón, algo que le hizo "mucha gracia".

En cualquier caso, ha afirmado que vio a la niña por última vez unos "dos o tres días" antes de su fallecimiento y estaba "perfecta". Sin embargo, el abogado de la acusación le ha recordado que, en su primera declaración ante el juez instructor, la testigo dijo que había visto a la niña "15 días antes de la muerte".

La testigo ha remarcado que no lo recordaba con exactitud, sino que la vio "poco antes del fallecimiento. La veía constantemente, cuando iba al colegio y en el jardín".

Otra de las testigos ha recordado que la última vez que estuvo con la niña fue el lunes previo a su fallecimiento, en el colegio, y le preguntó por qué se había hecho la lesión de la pierna, y la menor le contestó con tono "natural" que se le había "caído un palo". Asimismo, interrogó a la niña sobre la herida en la ceja y le respondió que se había resbalado en la bañera.

El último día que habló telefónicamente con la madre de la niña le notó "la voz tomada" porque tenía "anginas". Era el martes previo al fallecimiento, y asegura que escuchó a los niños de fondo "jugar", aunque la madre le reconoció que la pequeña tenía dolor de barriga.

También ha comparecido una ciudadana británica, que conoce a los acusados porque hace diez años compró una casa a su padre, y porque es vecina de la zona. Esta testigo ha insistido en que veía a la niña fallecida y a su hermano mayor "felices" y nunca notó "nada extraño".

Ha asegurado que su casa se encuentra a 150 metros de la vivienda de los acusados, y el abogado de la acusación le ha recordado que en su primera declaración al juez, en abril de 2009, dijo que la distancia era de 500 metros. La testigo ha achacado esta diferencia a su dificultad a manejar el sistema métrico decimal.

Ha sido citado por la defensa otro testigo, también británico, y conocido de la familia porque un amigo suyo les compró una propiedad y porque es vecino de la zona. En este caso, ha negado que escuchara llantos en aquella época, pero sí "gritos normales, relajados, de estar jugando, no provocados porque estuviera pasando algo malo".

Paradero de la bicicleta

Respecto a la bicicleta con la que la niña sufrió el accidente unos días antes de morir, y que los acusados consideran causa del deceso, han declarado dos albañiles de la empresa que realizó unas reformas en el cuartel de la Guardia Civil de Fortuna, uno de los cuales recuerda haberse llevado en el camión restos de "alguna bicicleta", entre otra "chatarra".

El responsable del Punto Limpio del Ecoparque de Fortuna, por su parte, ha reconocido que recibió los restos y escombros llegados de las obras del cuartel, entre los que se encontraban, entre otras cosas, tres bicis, una moto, sillas viejas, una fusta, un destornillados grande e, incluso, "una pistola vieja".

Entre las bicis, ha reconocido "segurísimo" que se encontraba la bicicleta violeta perteneciente a la niña fallecida y que está recogida en el sumario.

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