"Bocetos de Guantánamo" ofrece la única prueba gráfica pública de los juicios en la prisión militar

  • Publican en libro los dibujos de la ilustradora Janet Hamlin, que desde 2006 ha realizado bocetos durante los juicios militares en el campo de concentración.
  • La artista tenía que someter cada uno de los bocetos a la aprobación de un oficial del Pentágono, pero aún así son el único "periodismo visual" de los procesos.
  • "Sketching Guantanamo" reúne por primera vez los dibujos y añade artículos y ensayos sobre las vistas judiciales y las trabas a la libre información.
Omar Khadr fue detenido cuando tenía 15 años en Afganistán. Es el prisionero más joven encerrado sin cargos de la historia de los EE UU
Omar Khadr fue detenido cuando tenía 15 años en Afganistán. Es el prisionero más joven encerrado sin cargos de la historia de los EE UU
© Janet Hamlin - Courtesy Fantagraphics
Omar Khadr fue detenido cuando tenía 15 años en Afganistán. Es el prisionero más joven encerrado sin cargos de la historia de los EE UU

El centro de detención de Guantánamo —según los EE UU, una prisión militar de alta seguridad y, según otros (entre ellos la Unión Europea), un campo de concentración alegal y ajeno a los tratados internacionales de justicia e internamiento— no es sólo el recinto en el que han estado encerradas desde 2002 casi 800 personas consideradas "combatientes enemigos" tras los atentados del 11-S, sino también la sede de los juicios castrenses ("comisiones militares" es el eufemismo) contra los detenidos.

En las sesiones, celebradas desde 2006 en el llamado Campo Rayos-X del complejo penitenciario y base militar, las autoridades limitaron el número de periodistas asistentes a ocho, prohibiendo cualquier tipo de aparato de grabación de sonido, vídeo o fotografía —también estaban vetados los blocs de anillas metálicas en espiral y algunos modelos de bolígrafos—.

El somero ejemplo de periodismo visual que salió de las vistas judiciales fueron los bocetos a carboncillo y tiza de la ilustradora estadounidense Janeth Hamlin. Esta artista firmó las únicas pruebas gráficas de acceso público de las sesiones, porque es de suponer que los militares las hayan grabado en vídeo y también que las cintas sean secretas.

150 bocetos y algunas fotos

Los dibujos de Hamlin aparecen ahora reunidos en el libro Sketching Guantanamo: Court Sketches of the Military Tribunals, 2006-2013 (Bocetos de Guantánamo: dibujos judiciales de los tribunales militares, 2006-2013), una colección de 150 ilustraciones rápidas que la autora trazó durante las vistas. El tomo, publicado por la editorial Fantagrahics, tiene también ensayos de periodistas que cubrieron las sesiones y algunas fotografías de las zonas del campo donde los militares autorizaban la toma de imágenes. Los editores permiten bajar 18 páginas del libro en este enlace [PDF, 2,7 MB].

Residente en Brooklyn, lo suficientemente cerca de las Torres Gemelas como para que en su apartamento entraran papeles semi carbonizados tras el colapso de los rascacielos, Hamiln fue enviada por primera vez a la prisión, situada en una base militar estadounidense en el este de la isla de Cuba, para cubrir, en 2006 y por encargo de la agencia Associated Press, el juicio contra Omar Khadr, un joven nacido en Canadá en 1986, detenido en Afganistán en 2002, cuando tenía 15 años, trasladado a cárceles secretas de la CIA, torturado hasta perder la motricidad del brazo izquierdo y encerrado en Guantánamo. Es el prisionero más joven detenido sin acusaciones formales por el Gobierno de los EE UU y el año pasado fue trasladado a una cárcel en Canadá.

El "cerebro" del 11-S

Al año siguiente, la ilustradora regresó para una segunda vista contra Khadr y la primera contra el australiano David Hicks, detenido combatiendo en el bando talibán en Afganistán y el primer preso del penal condenado aunque tras un acuerdo extrajudicial, porque la acusación no logró probar los delitos de colaboración con el terrorismo. En 2008 la ilustradora fue contratada por la CNN para uno de lor procesos más esperados, el que llevó a la comisión castrense al pakistaní Khalid Sheikh Mohammed, que se confesó como cerebro de los ataques del 11-S, pero aún no ha sido sentenciado tras diez años preso.

La ilustradora, que había cubierto otros juicios en el pasado, relata en el libro las "tremendas diferencias" que encontró al trabajar en Guantánamo. Aunque los militares presentaron sus dibujos como un ejemplo de "transparencia", un cargo militar del Pentágono estaba al lado de Hamlin en todo momento para supervisar el trabajo. "Había rostros que no me dejaban dibujar y no podían abandonar la sala hasta que el funcionario del Pentágono revisaba cada pieza. En ocasiones me obligó a borrar algunos de los detalles", dice en el prólogo del libro. "El tiempo era la esencia y tuve que trabajar muy deprisa porque nunca sabía de cuánto disponía para hacer cada boceto".

La ilustradora también relata las condiciones durísimas del trato a los periodistas —no podían moverse de la tienda asignada a cada pareja, que era custodiada las 24 horas y tenían que pasar tres controles de seguridad al entrar o saalir de la sala de sesiones—.

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