El protagonista del salón

Tras la cama, el segundo lugar más cotizado de la casa para descansar es el sofá. Además, cumple una función estética, ya que se trata del núcleo del salón o de la sala de estar. Por eso, su elección no puede ser tomada a la ligera.

El estilo del sillón debe ser armónico con la decoración del cuarto. Las rayas verticales estilizan, mientras que los cuadros pequeños agrandan visualmente; la tela debe ser resistente y fácil de lavar, las más sencillas de tratar son la piel, el algodón, la chenilla y las fibras sintéticas.

En cuanto a su posición, para un salón pequeño, el espacio se puede aprovechar colocando dos sofás en ángulo recto adosados a la pared, mientras que en un salón grande, se pueden poner tres formando un cuadrado sin cerrar. Hay tantos tamaños como modelos. Un love seat, de dos plazas, mide entre 1,50 y 1,80 metros; y los de tres plazas no suelen superar los 2,10 metros.

Existen dos tipos de armazones: el metálico y el de madera. Las estructuras metálicas más habituales suelen ser de hierro, y son muy resistentes a los traslados y a los golpes fuertes. Desde hace unas décadas, las estructuras de acero se han puesto muy

de moda debido a su resistencia y durabilidad.

Cama. Una propuesta acertada en un dormitorio pequeño es la colocación de un sofá-cama, pues desempeña dos funciones ocupando pocos metros. Tapizado con una buena tela, puede quedar un ambiente muy acogedor.

Minimalista. Las curvas han pasado a mejor vida, lo moderno ahora está en las rectas. Los ambientes recargados también son relegados al olvido, se impone lo estilizado, lo simple y los contrastes entre el blanco y el negro.

Elegante. Las grandes marcas ofrecen diseños modernos en los que el chaise-longue ha adquirido gran protagonismo.

Geométrico. Las formas cúbicas son el secreto de la expresión mínima en un sofá. Un original canapé ahorra espacio a la vez que aporta un toque juvenil a la estancia con su forma inspirada en el popular Tetris del ordenador.

Acogedor. La espuma es el relleno más usual y económico para los sofás. Para garantizar la calidad su densidad debe ser, como mínimo, de 30 kilos por m3 en cada asiento y de 20 k/m3 en el respaldo.

Práctico. Tres puntos clave para elegir el sofá perfecto: una estructura resistente a los golpes y traslados, un relleno indeformable y una tapicería desenfundable y fácil de lavar.

Funcional. Un diseño multiusos de dos asientos con mesa incorporada para cuando queramos cenar con la bandeja en el sofá, o simplemente colocar una lámpara o el libro que estemos leyendo. Para disfrutar de un momento de relajación.

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