Guapos, ricos, educados, con clase y un aura casi divina. ¿Es esa la imagen real de las celebridades? Quizá en algunos casos, pero no muchos. Aunque a menudo se les idolatre y sean adorados como becerrros de oro sobre un altar, algunos famosos se esfuerzan en demostrar que no son más que seres humanos, con sus errores, sus mezquindades y sus vicios.

La última en quedar en evidencia ha sido Madonna, a la que se le ha vetado la entrada en las salas de cine de una cadena estadounidense por utilizar el teléfono móvil durante una película. Fue la semana pasada, durante el festival de cine de Nueva York. La diva acudió a ver la película 12 años de esclavitud, pero se pasó toda la primera parte del filme enviando mensajes a través de su smartphone.

Una espectadora, harta de la molesta luminosidad de la pantalla del teléfono y del sonido del teclado, le pidió a la artista que lo guardase, pero ésta se dio la vuelta y respondió "Es por negocios... ¡Esclavizadores!". Las quejas de los asistentes a la proyección llegaron a oídos del presidente de la cadena de salas de cine, quien no dudó en vetar la entrada a Madonna a cualquiera de sus establecimientos hasta que la rubia no emita una disculpa pública.

Aun así, esta anécdota parece una niñería comparada con los escándalos habituales de los famosos, casi siempre relacionados con drogas, alcohol, violencia o polémicos comportamientos sexuales. Algunos parecen haberse especializado en este tipo de mala prensa, como Lindsay Lohan y Charlie Sheen: ella ha sido arrestada por conducir borracha, ha sido acusada de varios casos de agresión, robó un collar de una joyería y también ha pasado por prisión debido al consumo de drogas; él ha estado vinculado con el mundo de la prostitución, ha protagonizado numerosos enfrentamientos tanto en público como a través de las redes sociales, amenazó a su mujer con un cuchillo y ha sufrido en incontables ocasiones las consecuencias del abuso de las drogas y el alcohol.

No son pocos los famosos que no han sabido ponerle límite a tiempo a su afición a empinar el codo. Entre los casos más conocidos están el de Robert Downey Jr. (rehabilitado hace años), Britney Spears (durante su etapa skin head, en la que consumía todo tipo de sustancias), David Hasselhoff (que ha protagonizado vergonzosos momentos en Internet) y John Galliano. El famoso diseñador británico fue detenido en París en 2011 por ocasionar disturbios en estado de embriaguez. Galliano agredió y profirió insultos antisemitas contra una pareja en una cafetería, lo que conllevó que fuera despedido de su propia firma, Christian Dior.

Entre los casos más extremos se encuentra el del cantante puertorriqueño Elvis Crespo, quien parece haber perdido el norte y lleva años protagonizando escenas de lo más grotesco, en gran medida por culpa del alcohol: en 2007, agredió al técnico de sonido Gerardo Ríos Bermúdez, a quien debía dinero, en 2009, tuvo que comparecer ante el FBI por masturbarse en un avión y este mismo año, el pasado julio, estando borracho, intentó robar una botella de licor de un restaurante de Puerto Rico, golpeó al gerente del local y huyó después de defecarse en los pantalones.

Las conflictivas relaciones de pareja y las infidelidades también han puesto a muchos famosos en el punto de mira de la prensa internacional. Mel Gibson, que también tuvo problemas con el alcohol y ha sido acusado de antisemita, fue protagonista de un caso de violencia doméstica con su ex pareja Oksana Grigorieva. A finales de 2009, el golfista Tiger Woods hizo correr ríos de tinta al descubrirse que le había sido infiel a su esposa con multitud de mujeres. En 2011, fue Arnold Schwarzenegger el que saltó a las páginas de la prensa rosa al descubrirse que tenía un hijo secreto, fruto de su relación con una de sus empleadas del hogar. La revelación supuso la separación del Governator y su esposa Maria Shriver.

Entre las celebridades más jóvenes, aparte de las descarriadas chicas Disney, Justin Bieber se ha convertido en un generador de escándalos constantes. El pasado junio, atropelló a un fotógrafo con su coche deportivo, en mayo se saltó el control de pasaportes en el aeropuerto de Estambul, en marzo perdió a su mono capuchino en Múnich por llevarlo sin la documentación adecuada...

No, los famosos no son perfectos. Se levantan despeinados, necesitan ir al baño y tienen cambios de humor como cualquiera, pero además lo hacen con cientos de cámaras acechando a su alrededor, siempre dispuestas a mostrar lo débiles e imperfectos que son.