Condenado a 60 años cárcel un padre por violar a sus tres hijos de entre 5 y 9 años

  • Abusaba de ellos cuando la madre no estaba en casa.
  • Amanazaba a los pequeños con darles palizas si hablaban
  • Lo ha denunciado su hija menor, tras cumplir la mayoría de edad.

Un hombre de 43 años de Alicante ha sido condenado a 60 años de cárcel por violar en "múltiples ocasiones" a tres de sus cuatro hijos (dos niñas y un niño) cuando éstos tenían entre 5 y 9 años. Los hechos fueron denunciados cuando la menor de las hijas cumplió la mayoría de edad.

La Audiencia considera probado que se valió de su condición de progenitor y "del temor que su carácter violento inspiraba a sus hijos", a los que golpeaba con frecuencia, para aprovechar las veces en que la madre no estaba en el domicilio conyugal de Monóvar (Alicante) para cometer las violaciones.

En estos momentos, reunía a sus tres hijos y les obligaba, mediante amenazas con que les pegaría si no obedecían, a que le realizaran felaciones, tocamientos y masturbaciones.

A una de las hijas intentó penetrar vaginalmente en varias ocasiones cuando ésta tenía entre 5 y 8 años y a la otra lo hizo analmente, al menos en una ocasión, cuando contaba con entre 7 y 8 años.

La huída

En abril de 1996, los tres menores y su madre abandonaron el domicilio familiar y pasaron a un centro de acogida, y desde el mes de diciembre de ese año no han vuelto a ver a su padre.

El fallo condena a P.M.R.R. a tres penas de 20 años cada una (el grado máximo) por sendos delitos continuados de violación y estipula que indemnice a cada una de las dos hijas en 12.000 euros, mientras que al hijo no se acuerda cantidad alguna porque éste ha expresado su deseo de no reclamar.

También le prohíbe acercarse a menos de 200 metros del lugar de residencia de sus hijos durante veintiún años.

Callaron por pánico

En el juicio, celebrado el pasado 28 de noviembre, los tres hijos, hoy mayores de edad, pidieron declarar con la protección de una pantalla, lo que les permitió no tener que ver al acusado.Relataron que tenían miedo a su progenitor porque, según la hija menor, les maltrataba y daba puñetazos, pero no contaron nada de lo que sucedía a su madre por miedo.

Nada más alcanzar la mayoría de edad y tras permanecer alejada de su padre durante diez años, la joven decidió, apoyada por su novio, contar lo sucedido en su niñez y decidió denunciar las violaciones sufridas junto a sus hermanos.

La otra hermana mostró ante el tribunal "gran resistencia" a declarar contra su padre ya que "quería olvidar" tras años de recibir tratamiento psicológico aunque admitió los abusos recibidos durante, al menos, tres años.

Por su parte, la madre consideró que la denuncia debía haberse interpuesto "antes" y que había renunciado a recibir una manutención del acusado porque "no quería saber nada" de él.

Tras abandonar el domicilio conyugal en 1996, la madre y sus cuatro hijos fueron acogidos en un piso-albergue y después los hijos pasaron por varios centros de acogida para menores.

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