El Tribunal Correccional de París condenó al etarra Iker Esparza Ortega a seis años de cárcel como miembro de la logística militar de la organización terrorista al menos durante los nueve meses anteriores a su arresto en París, el 25 de mayo de 2009.

Los tres jueces del tribunal dictaron contra Esparza la expulsión definitiva de Francia al término del cumplimiento de la pena.

La condena fue inferior a los siete años de cárcel que había solicitado la Fiscalía, que consideró que Iker Esparza, de 37 años y natural de Pamplona, era culpable de los 18 cargos por los que fue juzgado, en particular el de pertenencia a una organización terrorista.

El fiscal, Thomas Fiquet, lo describió de hecho como "un activista confirmado de la logística militar" de ETA, a la vista de las diversas pruebas de que "estuvo en contacto con los responsables" de ese sector de la banda en Francia desde agosto de 2008 y hasta su detención. Fiquet subrayó que durante ese periodo la organización terrorista cometió varios atentados en España, alguno de ellos mortales.

Después de saltarse un control policial en Boulogne Billancourt, en las afueras de la capital francesa, Esparza se dio a la fuga con el vehículo que conducía, que finalmente —y ante la presión de las fuerzas del orden que le seguían— abandonó en una calle adyacente a céntrica avenida de los Campos Elíseos, donde fue inmovilizado pistola en mano.

Según el análisis del representante del Ministerio Público, que manifestó dudas sobre algunos testimonios que apuntaron a que ese día se encontraba en estado de ebriedad, las circunstancias de la escapada fallida en la que puso en peligro la vida de agentes de policía "muestra muy claramente su peligrosidad en ese momento".

En el vehículo robado que llevaba el etarra —al que se le requisaron 1.124 euros, además de armas con municiones— había diversos documentos escritos que lo vinculaban con otros miembros del aparato militar de ETA. Uno de ellos contenía la clave alfa-numérica utilizada por la banda terrorista para identificar el dossier del cobro a un empresario de Vizcaya del llamado "impuesto revolucionario" reclamado en mayo de 2007.

Pero sobre todo, en el vehículo fue requisada una abundante documentación en formato informático referida a la formación en la logística etarra, textos técnicos y operativos sobre explosivos y la confección de artefactos, así como vídeos de adiestramiento e imágenes de personalidades españolas.

La abogada de Esparza, que no quiso responder en el juicio a ninguna pregunta del tribunal, ni siquiera al interrogatorio de identidad, consideró que la requisitoria de la Fiscalía era "incomprensible en el contexto actual" en el que ETA ha declarado haber abandonado la lucha armada.