Recuperan la obra de Joan Vilatobà, el melancólico pionero de la fotografía en Cataluña

  • En 1903 fue el primer catalán que se dedicó profesionalmente a la fotografía.
  • La exposición "Joan Vilatobà, pionero del pictorialismo" redescubre el poético formalismo del artista, con 48 piezas que no se exhibían desde hace un siglo.
  • No supo hacer frente a la llegada de las vanguardias y en 1931 decidió dejar la fotografía definitivamente para dedicarse a enseñar dibujo.
Una de las fotos de Vilatobà
Una de las fotos de Vilatobà
© Hereus de Joan Vilatobà
Una de las fotos de Vilatobà

Era un celebrado fotógrafo en lor primeros años del siglo XX y sus imágenes, melancólicas, poéticas y de raíz pictorialista, arrasaban en los certámenes, pero no supo o no quiso adaptarse a la rapidísima evolución del medio y en 1930 dejó para siempre las cámaras. La obra de Joan Vilatobà (1878-1954) permaneció casi olvidada durante décadas, una situación injusta dada la belleza de las fotos de grandes dimensiones que componía con un rigor formal que pretendía basarse en las reglas de la pintura.

La exposición Joan Vilatobà, pionero del pictorialismo exhibe ahora 48 obras de este pionero, piezas que habían permanecido fuera de la vista del público desde hace cien años. La muestra, que se celebra en la galería A34 de Barcelona, también pone a la venta las piezas, copias únicas y originales, entre 2.500 y 15.000 euros.

Contra la 'vulgaridad' de los aficionados

Nacido en Sabadell en una familia de la alta burguesía cultivada, Vilatobà abrió un estudio en su ciudad natal en 1891, tras un viaje por Europa en el que aprendió técnicas fotográficas y de revelado. Dada la época, era lógico que se dejase llevar por el pictorialismo, el movimiento romántico y con ciertas aspiraciones elitistas —pretendía confrontar una visión artística de las fotos con las imágenes vulgares de los aficionados— que estaba en auge por entonces.

Las fotos de Vilatobà abundan en los temas habituales de la escuela —figuras femeninas clasicistas, paisajes de atmósfera onírica y retratos donde el ambiente y la melancolía son más importantes que el realismo—. El artista era notable porque trabajaba con copias de grandes dimensiones y elegía la compleja y delicada  técnica de impresión al carbono, que consistía en sumergir el papel en una solución coloidal de dicromato de potasio para obtener su sensibilización a la luz, con lo que las copias tenían unos tonos oscuros y satinados de gran duración.

Medalla de oro y varias menciones

La exposición incluye algunas de las fotografías más antiguas realizadas por el artista en 1903, entre las que se encuentran los revelados originales que obtuvieron la medalla de oro y varias menciones de honor en el Concurso fotográfico de la Ilustración Catalana de ese mismo año o el celebrado en Bilbao en 1905 . Algunas de ellas conservan los enmarcados originales realizados por el fotógrafo y es la primera vez que se establece una datación precisa de las obras y se edita un catálogo riguroso sobre el trabajo deVilatobà.

El fotógrafo fue muy reconocido en su época y mantuvo relaciones de amistad con artistas como Joaquín Sorolla, Mariano Benlliure, Santiago Rusiñol, Hermen Anglada Camarasa, Francesc Gimeno y Alexandre de Riquer y músicos como Andrés Segovia o Enrique Granados. En 1904 el rey Alfonso XIII compró obras de Vilatobà y le encargó un retrato oficial y el de su promesita, Victoria de Battemberg .

Murió olvidado como artista

En 1919 expuso en Madrid, en el Círculo de Bellas Artes, y se consolidó como uno de los fotógrafos más destacados del país. En ese mismo año participó en la fundación de  la Unión Fotográfica de Barcelona junto con Rafael Areñas y Claudio Carbonell. En 1931, sin embargo, Vilatobà dejó la fotografía para dedicarse a la docencia. Enseñó dibujo en la Escuela Industrial de Artes y Oficios de Sabadell y ejerció la pintura, pero nunca más hizo una foto, acaso porque la disciplina había cambiado de tal modo y con tanta rapidez que no fue acapaz de adaptarse. Murió en Sabadell olvidado como artista .

Pese a que fue redescubierto en la década de los ochenta, la obra de este pionero continúa siendo poco conocida. Desde hace pocos años está presente en las colecciones permanentes del MNAC y el Museo de Arte de Sabadell, que tiene un importante fondo de fotografías originales depositado por los herederos de Vilatobà, quienes también han dejado la custodia de todos los negativos del archivo, casi dos mil placas de vidrio, al Archivo Histórico de Sabadell.

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