Manuel Martín Cuenca reivindica que la violencia "no es algo divertido" en 'Caníbal'

El director almeriense Manuel Martín Cuenca reivindica que "violencia no es algo divertido como muchos cineastas piensan" en su cuarta y última película, 'Caníbal', protagonizada por Antonio de la Torre en el papel de un sastre caníbal, donde destaca más la normalidad del criminal que su lado escatológico, y es, por encima de todo, una historia de amor.

El director almeriense Manuel Martín Cuenca reivindica que "violencia no es algo divertido como muchos cineastas piensan" en su cuarta y última película, 'Caníbal', protagonizada por Antonio de la Torre en el papel de un sastre caníbal, donde destaca más la normalidad del criminal que su lado escatológico, y es, por encima de todo, una historia de amor.

"Hay mucho cinismo en el cine actual y mucha banalización y espectáculo", ha lamentado el director en rueda de prensa en los cines Boliche de Barcelona, donde ha criticado que las subvenciones culturales se atribuyan por rendimiento económico a películas que tratan de ser espectaculares, y usen "cuatro tiros" y violencia como algo divertido.

Cuenca narra una historia de suspense protagonizada por De la Torre y la actriz rumana Olimpia Melinte, con la participación de los actores andaluces Alfonsa Rosso y Manuel Solo, en una historia inspirada en la novela del escritor cubano Humberto Arenal, aunque con nuevos elementos y un guión totalmente original, por lo que la novela ha sido solamente "un punto de partida".

La historia se ambienta en la Granada actual y prácticamente no tiene escenas canibalísticas, sino que es más un relato de la normalidad del personaje como síntoma de los tiempos actuales: "Es la huella de este momento. El cine negro llega en momentos convulsos de corrupción moral", ha explicado el director.

Cuenca ha reafirmado así su interés por los personajes al límite, cuyo retrato permite reflejar lo que ocurre en el presente: "El que ejerce el mal de verdad, sea una nación o un individuo, lo hace desde su legitimidad, sin sentimiento de culpa", ha remarcado.

"Si Alemania no hubiera perdido la Segunda Guerra Mundial, no hubiera tenido sentimiento de culpa sobre el Holocausto", ha sostenido el director, que trata de poner ante los ojos del espectador un protagonista sin culpa, como un nazi desayunando sus huevos fritos antes de ir al campo de concentración como cualquier otra persona, ha dicho.

La religión y sus ritos ocupan un lugar destacado en el filme, acompañando a un discurso lleno de "culpa, redención, sacrificio, bien, mal, perdón y amor al prójimo", ha explicado Cuenca, para quien la liturgia reproduce lo que le sucede al ser humano más que plantear respuestas, además de mantenerse presente en la sociedad española, pese a que ésta se crea muy moderna, ha dicho.

Primer papel en castellano

Melinte ha asegurado que lo más difícil de su papel ha sido rodar en castellano, ya que ha tenido que aprender este idioma para llevar a cabo su papel, aunque también ha destacado la dificultad de las secuencias rodadas en Sierra Nevada, cuando contaba con unos diez kilos más de peso de lo habitual para el papel.

Además de la escena clímax, De la Torre ha destacado la dificultad de convertirse en sastre para este filme —para lo que contó con el asesoramiento del madrileño Octavio Hernández— así como la necesidad de no transmitir emociones -emuló a un leopardo: "Parece tranquilo, pero te puede dar un zarpazo en cualquier momento"—.

La película se ha presentado en el Festival Internacional de Cine de Toronto y en el Festival de Cine de San Sebastián, recibiendo el Premio a la Mejor Fotografía.

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