Agente de movilidad de Metro: "No tenemos nada que ver con los empujadores de Tokio, sólo actuamos si hay incidencias"

  • Las constantes incidencias en la Línea 6 de Metro han obligado a reforzar la seguridad en los andenes.
  • No se ha creado una figura especial, sino que se trata de guardias de seguridad y otros trabajadores de Metro.
  • Una veintena de guardias se distribuyen entre las estaciones de Sainz de Baranda, Conde de Casal, Méndez Álvaro, Legazpi o Usera de la L-6.
  • Entre las 8.00 y las 9.00 en la hora punta de los días laborables.
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"Nosotros no tenemos nada que ver con los empujadores del metro de Tokio".

Desde hace una semana, una veintena de vigilantes de seguridad -vestidos de un vistoso naranja fluorescente- permanecen distribuídos a lo largo de los andenes de las estaciones de Sainz de Baranda, Conde de Casal, Méndez Álvaro, Legazpi o Usera de la Línea 6 de Metro en plena hora punta.

Mala racha

Con su presencia, la dirección de Metro pretende contar con personal suficiente en caso de que, tal y como está sucediendo en las últimas semanas, se produzca alguna incidencia.

Nuestra función consiste en ayudar a conductores y demás trabajadores de Metro

"Estamos teniendo una mala racha de averías en estas estaciones últimamente (...), nuestra función consiste en echar una mano a los conductores y los trabajadores de Metro si se producen incidencias", explica un guardia consultado por 20minutos.es que, en ausencia de contratiempos, permanece inmóvil, relajado, frente a las puertas de los coches.

Otra de las iniciativas adoptadas por Metro para solucionar estos problemas consiste en un mensaje que, desde la megafonía, insta a los viajeros a ser ordenados: "Les rogamos a los viajeros con dirección a Méndez Álvaro que se sitúen de manera ordenada a lo largo de todo el andén", solicita una voz femenina en la estación de Usera.

Problemas constantes

En las últimas semanas, los problemas se han cebado con este tramo de la Línea 6.

Los convoyes se detienen cada 100 metros y permanecen inmóviles durante algunos minutos, las puertas se estropean por el exceso de viajeros, se producen 'efecto cola' por la suma de retrasos de los distintos trenes... y todo esto combinado con el estrés propio de la hora punta madrileña.

Sin embargo, la gota que colmó el vaso se produjo el pasado 12 de enero, cuando la estación de Conde de Casal fue escenario de un motín por parte de cientos de viajeros que, hartos de las constantes averías de los convoyes, se negaron a bajarse de un convoy averiado.

"Esta línea funciona cada día peor", protesta Estefanía, una usuaria habitual del trayecto de la discordia.

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