Comparten su condición de grandes mamíferos y el poder de ser los supremos depredadores de sus respectivos ecosistemas. El león, el tigre y el oso polar —demonizados y adorados— son animales totémicos que han alimentado las creencias, los mitos, la tradición y la imaginación artística del ser humano desde el comienzo de los tiempos hasta el presente.

El nacimiento del león se remonta a hace tres millones de años. Se expandió a lo largo y ancho del continente en torno a la misma época que los humanos, hace 100.000; la especie del tigre (originario de Asia) tiene dos millones de años de antigüedad, la familia del oso polar se separó de la del oso pardo hace unos 250.000 años. Ahora, la destrucción del hábitat y la caza furtiva del máximo depredador del planeta (el hombre) compromete la existencia de estas tres especies, que podrían desaparecer dentro de tan solo una generación, en unas décadas: se estima que apenas quedan 20.000 leones, poco más de 3.000 tigres y 25.000 osos polares en libertad.

El león ha sido diezmado por puro divertimento, el tigre sigue siendo codiciado en Asia (sobre todo en China) por partes del cuerpo del animal que se consideran afrodisiacas y el oso polar se ve afectado directamente por el deshielo de los polos y el aumento de sustancias contaminantes en el hielo. Además hay quien está dispuesto a pagar cerca de 30.000 euros por la piel de un ejemplar con el fin de convertirla en alfombra.

Conscientes de la inminente tragedia de la extinción, Cyril Christo y Marie Wilkinson, fotógrafos especializados en documentar la relación entre el ser humano y la naturaleza, han documentado en imágenes en blanco y negro a los tres majestuosos mamíferos en su hábitat. El resultado de esta experiencia es el libro In Predatory Light (que se podría traducir por Desde una perspectiva depredadora) —de la editorial inglesa Merrell— un volumen que pronto se podría convertir en un terrible testimonio póstumo.

Escenas de caza, caminatas en busca de alimento, gestos de cariño, juegos, enfrentamientos... Las imágenes cotidianas, íntimas y conmovedoras de las tres especies están acompañadas de testimonios escritos de los autores sobre las expediciones en África, Asia y el Ártico en las que tomaron las fotos.

Además, el libro cuenta con ensayos vivenciales de tres expertos. La conocida antropóloga y autora Elizabeth Marshall Thomas narra el viaje que realizó junto a sus padres (también antropólogos) en los años cincuenta a la cuenca del Kalahari, una región entonces "nunca antes explorada" por el hombre blanco. Los habitantes de la zona tenían un profundo respeto por el león y lo equiparaban a los dioses; los animales toleraban a las personas con las que coexistían y —al contrario que las hienas o los leopardos— no las atacaban.

La naturalista y guionista de documentales Sy Montgomery se sumerge en la mirada de los tigres, "depredadores por excelencia", que interpreta como un recordatorio al ser humano de que (por mucho que nos creamos superiores) seguimos siendo carne.

El director de cine John Houston, especializado en la cultura inuit, cita testimonios de longevos inuits que recuerdan cómo en su niñez tenían "absolutamente prohibido" faltar al respeto a los animales y cada especie debía ser tratada de acuerdo a unas normas, que en el caso del oso polar eran muchas. El autor también aborda en su texto el envenenamiento progresivo de la especie a causa del estado de creciente contaminación del mar.