«¡Madres! si hay que pelear por una comida que sea el desayuno»

Eche más garbanzos en la olla y congele los que sobran, prepare un menú semanal... Son consejos para que sus hijos tengan una alimentación sana.
Hay muchos más en Gordito no significa saludable (Grigalbo, 14,90 euros), un libro para combatir la obesidad que está afectando a los niños andaluces. Sus autoras —la nutricionista Claudia González (Perú) y la periodista en salud Lourdes Alcañiz— son dos madres conscientes de la obesidad infantil y de que la mayoría de las andaluzas son hoy la primera generación de madres trabajadoras, «sin tiempo para cocinar, o estar con ellos cuando salen del colegio». Un niño gordito, de mayor...

Tiene más posibilidades de ser un adulto obeso.

Somos los cuartos niños más gorditos del país ¿por qué?

Hay menos infraestructuras para las madres trabajadoras y no hacemos ejercicio.

¿Qué consecuencias tiene?

Diabetes, colesterol, hipertensión; discriminación, baja autoestima y aislamiento.

¿Qué no puede faltar?


Frutas y verduras.

¿Y qué sobra en la dieta?

Bollería, refrescos y chuches.

Dice que lo ideal son las porciones, ponga un ejemplo.

Una ración de ensalada es como un puño. Un niño entre 2 y 5 años tiene que tomar al día entre un puño o puño y medio o más; entre 6 y 8, dos puños y de 12 a 19, dos y medio.

¿Qué pasa si el niño no quiere dejar las comidas blandas?

Paciencia. Está demostrado que hay que ofrecerle entre 8 ó 9 veces un alimento nuevo para que lo acepte.

¿Es bueno utilizar la comida como premio o castigo?

Es incorrecto.

Un consejo.

Los niños no se mueren de hambre por saltarse una comida. Y ¡madres!, si hay que pelear por una comida que sea el desayuno, es la más importante.

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