Sergio Martín Herrera: "El periodismo actual no se puede entender sin las redes sociales"

  • Sergio Martín Herrera, director de informativos del canal 24 Horas, conduce la nueva etapa de 'La noche en 24 Horas'.
  • Tras una larga trayectoria en RNE, el periodista busca mantener la calidad del programa pero añadiéndole cierta impronta personal.
Sergio Martín Herrera, presentador de 'La noche en 24 Horas'.
Sergio Martín Herrera, presentador de 'La noche en 24 Horas'.
RTVE
Sergio Martín Herrera, presentador de 'La noche en 24 Horas'.

Tras desarrollar su carrera profesional en RNE, el periodista Sergio Martín Herrera, ganador de un Premio Larra en 2008, asumió en agosto de 2012 el cargo de director de informativos del Canal 24 horas. Desde mediados de septiembre, Martín es también el presentador de la nueva etapa de La noche en 24 Horas, un espacio de tertulia y entrevistas que se emite de lunes a viernes, de 22:30 a 24 horas.

¿Cómo afronta esta etapa al frente de La noche en 24 Horas?

Pues con mucha ilusión, como con todo proyecto nuevo, y con un alto sentido de la responsabilidad. Empezabamos en el primer programa diciendo algo en lo que estamos de acuerdo todo el equipo, que La noche en 24 Horas se ha consolidado estos años como un programa de referencia informativa, un programa querido, respetado, valorado, con muchas connotaciones positivas, y ahora es el momento de echar la vista atrás, de agradecerle mucho a mucha gente que ha hecho este trabajo antes y que ha traído hasta aquí el programa, y a partir de ahí intentar hacer una temporada nueva aprovechando todo ese enorme valor pero dándole además una impronta personal.

¿Qué le gustaría conseguir al frente del programa?

El gran objetivo que nos hemos marcado para esta temporada es el de, acompañado de los analistas, de los expertos, de los tertulianos y de los invitados, intentar entender la actualidad del día. Dicho así parece muy sencillo y luego no lo es tanto, porque se trata de traducir a un lenguaje comprensible, al entendimiento del mayor número de gente posible, temas que a veces son muy complejos.

¿Qué trae nuevo esta temporada respecto a las anteriores?

Lo que tenemos es un sello distinto. Tenemos la intención de darle un estilo propio, que incluye tres cosas: esa intención que te comentaba de intentar entender sin necesidad de ponernos eruditos sino más bien todo lo contrario, el propósito de que el programa no sean dos horas sentados todos en la misma mesa sino intentar cambiar de escenario y, en tercer lugar, el objetivo de intentar sorprender, el deseo de no hacer siempre lo mismo, de cambiar la estructura del programa cada noche.

También se está incentivando la participación de los espectadores en el programa. Parece que el papel de las redes sociales en el periodismo no cesa de crecer...

El periodismo actual no se puede entender sin las redes sociales. Son una de las grandes fuentes que te ponen en alerta sobre las últimas noticias. No se pueden considerar siempre una fuente de información, ya que después hay que confirmar la noticia, pero a menudo son las redes las primeras que te ponen en alerta. Por lo tanto, uno no puede hacer ya periodismo dando la espalda a las redes sociales y mucho menos sin la participación de los espectadores, que es fundamental. Se trata de integrar en el propio debate la opinión de los espectadores.

Haciendo un poco de futurología, ¿qué tema le gustaría poder tratar esta temporada?

Hombre, me encantaría asistir a ese momento en el que un analista económico nos pueda decir, ya con datos fehacientes, "señores, España ha salido de la recesión, ha salido de la crisis, y estamos creando empleo a una velocidad muy superior a la que habían pronosticado todos los informes".

Y luego me gustaría, en cuanto a entrevistas, escuchar a personas que normalmente no tenemos la ocasión de escuchar. Está muy bien la entrevista al diputado, al ministro o al personaje político que ha sido la noticia del día —está muy bien y tenemos que hacerlo, tenemos que perseguirlo—, pero además traer a profesionales de la sociedad civil y tenerla ampliamente representada. Poder opinar de la actualidad con expertos del mundo de la economía, de la cultura, pero no de su ámbito necesariamente. A mí me interesa mucho sacar a la gente de su contexto, me encanta tener la oportunidad de escuchar por ejemplo a un escritor hablando de la noticia económica del día porque esa persepectiva que él te da a veces es novedosa. Es una cosa que me apetece hacer y que vamos a intentar hacer este año.

¿Cree que los periodistas han perdido credibilidad en los últimos años?

En todas las encuestas se ve que, en esta crisis de la que ahora se cumplen cinco años, la clase periodística junto con la política hemos sido los grandes perjudicados. Eso lo que requiere es una reflexión importante sobre la profesión. Tenemos que pensar por qué la sociedad nos ha colocado ahí. Seguramente se debe a que, demasiadas veces, la opinión pública, los ciudadanos, ven demasiada cercanía entre la clase política y la periodística, y creo que eso no es bueno ni para unos ni para otros.

Debemos explicar claramente que el periodismo es una cosa y la política es otra. No voy a hablar de separación de poderes, porque no lo es, pero de verdad que no tenemos nada que ver, aunque individualmente haya ejemplos en los que haya esa cercanía o lo parezca. También tenemos que hacer un ejercicio muy importante de autocrítica y otro de búsqueda de valor añadido a lo que un ciudadano puede conseguir con los medios con los que dispone todo el mundo actualmente.

¿Le inquietan las críticas sobre cuestiones ideológicas que suelen recibir los informativos de RTVE?

Me inquietan mucho. Siempre digo que mientras haya un solo espectador que al poner el Canal 24 Horas se sienta decepcionado, defraudado con la información que está viendo, a mí eso ya me preocupa. Cuando hay críticas a la dirección, esas críticas olivdan que detrás hay un equipo enorme de gente que se deja la piel por hacer la mejor información.

Ahora, también digo, la radiotelevisión pública es el único medio de comunicación en este país que se somete no sólo a la opinión pública sino que tiene como mecanismos de control dos diferentes consejos de informativos y se somete también al control del Congreso de los Diputados. Y, por supuesto, se somete al control diario de todos los que, con todo el derecho del mundo, opinan sobre una televisión que consideran suya, y es suya.

Las críticas que van dirigidas a mí personalmente las asumo como parte de mi trabajo. Creo que no se puede mejorar en esta profesión, en realidad en ninguna, sin la crítica, siempre y cuando ésta no sea destructiva. Si la crítica te ayuda a mejorar, bienvenida sea.

Como espectador, ¿qué le gusta ver en la televisión?

De todo, yo soy una rara avis. Consumo televisión y radio, a la vez, y de todo tipo. En televisión, consumo mucha información evidentemente, porque estoy todo el día enganchado a la actualidad —en el despacho tengo más de quince pantallas encendidas—, y me encanta rastrear formatos nuevos. Soy un adicto a los canales de televisión minoritarios. Cada vez que me encuentro un formato nuevo o que yo desconozco, inconscientemente me quedo pegado porque valoro mucho la originalidad, y que alguien invente un formato distinto cuando parece que ya está todo inventado, me llama mucho la atención.

¿Se ve cambiando de registro, alejado de la información diaria?

Sí, yo he cambiado de registro muchas veces. Llevo en esta empresa catorce años, he estado trece en la radio y ahora llevo año y pico en la tele. Empecé en informativos y he hecho hasta programas de humor en la radio... Yo creo que es lo más sano de esta profesión, que uno tenga capacidad para cambiar de registro y pueda hacer muchas cosas distintas.

Yo creo mucho en el reciclaje, creo que lo mejor que le puede pasar a un profesional es hacer muchas cosas muy distintas. De todas aprendes, todas te sirven. La configuración de un profesional es la suma de muchas pequeñas cosas. Lo mucho o poco que yo he aprendido en esta profesión tiene que ver con estar cerca de gente que sabe mucho y lo hace muy bien y estar permanentemente aprendiendo. El día que yo tenga la sensación de que no estoy aprendiendo, algo va mal.

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