El resultado es Canciones, antes de una guerra, un «experimento coreográfico», dice Pagés. Y le ha salido bien. Dos años de representaciones son un excelente aval para un espectáculo tan ecléctico como sorprendente. En él la música cobra un significado distinto al habitual, mientras los cuerpos de los bailarines crean su propio sonido, intenso a veces y silencioso otras.
Conformada por pequeños números, la propuesta final es una especie de juego no exento de humor en el que lo mismo cabe el clásico anuncio de Cola-Cao que el Imagine de John Lennon o La nana de la cebolla que Serrat cantó en homenaje a Miguel Hernández. Y, al final, paz.
* Palacio de la Ópera. Glorieta de América, s/n. Hoy, a las 20.30 h. Las entradas cuestan 8, 10, 13 y 17 euros.
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